No es por espantarte, pero en México, para estudiar en alguna de las universidades privadas más caras, se requieren hasta cerca de un millón de pesos tan solo para colegiaturas. Mientras que en una universidad pública hay que invertir alrededor de 30,000, considerando los gastos de la carrera. A esto hay que agregar costos de alimentación, transporte vestido y todo tipo de necesidades extra.
Estos costos aumentan cada año y, debido a las actuales tasas de inflación, es muy probable que sigan creciendo durante un buen tiempo. Sin embargo, el problema es que pocos padres, madres y tutores están listos hoy para enfrentar estos gastos en el futuro.
“Lamentablemente, en México contamos con una nula cultura del ahorro y la prevención, y muchas familias batallan mucho al momento de que sus hijos ingresan a la universidad para el pago de todos los gastos, lo que genera que muchos jóvenes abandonen sus estudios”, apunta Santiago Pérez, CEO y cofundador del sitio Ahorraseguros.mx.
Asimismo, en el país, más de 628,000 niños de 6 a 17 años abandonaron los estudios en los últimos años por dos razones principales: la crisis económica que disminuye los ingresos de la familia y la falta de condiciones para el aprendizaje a través de la educación no presencial, reveló el reporte “Los Costos Educativos de la Crisis Sanitaria en América Latina y el Caribe”, elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Por esto, no es mala idea que quienes acaban de convertirse en madres y padres, o quienes están a punto de hacerlo, piensen desde hoy en la manera en la que garantizarán la continuidad de los estudios de sus hijas o hijos.
De acuerdo con un estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad, después de graduarse, los jóvenes de hasta 24 años ganan 14% más que sus pares que solo tienen bachillerato. “Pero el retorno de inversión incrementa a través del tiempo si se considera a la totalidad de los trabajadores del país, la diferencia de ingresos entre graduados de bachillerato y licenciatura incrementa a 78%”, expone.
Así que garantizar la educación superior de tu hijo o hija desde hoy será trascendental para que tenga un mejor futuro.
¿Seguro o fideicomiso?
La buena noticia es que existen instrumentos que permiten a padres, madres y tutores asegurar la continuidad de los estudios de sus pequeños, como los seguros educativos y los fideicomisos.
De acuerdo con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), un seguro educativo es un producto financiero que además de ser parecido a un plan de ahorro, garantiza que los beneficiarios reciban el dinero acordado para continuar sus estudios en el nivel superior, aún cuando los padres o tutores hayan muerto.
Los pagos o “primas” para un seguro educativo puede ser mensuales, trimestral, semestrales o anuales, según la elección de quien contrate o las condiciones de la aseguradora, y en todos los casos cobran un porcentaje de interés, indica la Condusef.
“Es importante que tomes en cuenta la edad de tu hijo o hija, pues entre más pronto se compre el seguro del menor, los montos de pagos se reducirán, ya que la suma asegurada se dividirá en más años. Regularmente, los plazos que manejan son de 15, 18 y 22 años para cubrir los planes contratados”, aclara el organismo.
De acuerdo con Ahorraseguros.mx, a diferencia de un seguro de vida común, los seguros educativos sí garantizan el pago del dinero invertido, sin la necesidad de que ocurra algún siniestro, accidente o fallecimiento.
“Además, este seguro no solo brinda la oportunidad de ahorrar para la educación y el futuro de los hijos, sino que también es un ahorro para disponer en caso de que se presente alguna situación inesperada que requiere de ayuda financiera de emergencia”, apunta.
En cuanto a los fideicomiso educativos, la Condusef explica que se trata de instrumentos jurídicos y financieros que dan mayor flexibilidad al momento de ahorrar, ya que permite calcular el precio de una universidad en específico y, con base en esa proyección, se calculan las aportaciones del plan de ahorro.
“Este fideicomiso debe estar operado por un banco, mismo que funciona como el fiduciario, y es el encargado de captar, custodiar, administrar e invertir las aportaciones para generar rendimientos del dinero que vayas depositando”, detalla.
El periodo de aportación de este producto es menor que el del seguro educativo y permite conocer desde un principio la cantidad y los periodos de aportación.
“Algunas instituciones financieras tienen convenios con universidades nacionales e incluso extranjeras de las que te puedes beneficiar. Además, puedes generar rendimientos, los cuales harán que crezca tu ahorro durante los años que faltan para que tus hijos o hijas ingresen a la universidad”, destaca Condusef.
Tómale importancia
El hábito de ahorrar evita dolores de cabeza e invertir hará que el dinero mantenga su valor. Por eso es importante comenzar a sumergirse en los diferentes productos que existen para seleccionar el que esté de acuerdo con las posibilidades de cada quién, recomienda Gerardo Obregón, fundador y director general de Prestadero.com.
“Invierte, vuélvelo costumbre y garantiza un futuro seguro a tus hijos. No solo inviertas para enseñarle a tus hijos, sino también para tener un fondo que a futuro pueda pagar sus estudios o sea un soporte para cualquier emergencia”, subraya.
El emprendedor recalca que es importante tener una cultura del ahorro en casa e inculcarla en todos los miembros de la familia. “Ojalá en un futuro la educación en México incluya cursos obligatorios de finanzas personales. Mientras tanto, está en nosotros, los padres o tutores, transmitirles a nuestros hijos los conocimientos y fundamentos en esta materia que, sí o sí, van a afectar de manera drástica su calidad de vida”, advierte.
Las escuelas también deben invertir en un seguro
Para garantizar la continuidad de los estudios de un menor en caso de que la familia sufra un percance o al quedar en condiciones de orfandad, las escuelas también pueden contratar un seguro.
En México existen más de 232,876 escuelas, de las cuales, 198,348 son públicas y 34,528 son privadas y, de estas, solo un pequeño porcentaje cuenta con un seguro que realmente pueda cubrir los gastos educativos de sus asegurados o algún incidente en caso de ser requerido, informa la aseguradora Mapfre.
“Las razones por las que existe tan poca cobertura son por la percepción de ser un gasto o un costo innecesario y la poca cultura de aseguramiento. Es por esto que es prioritario que las escuelas se asesoren sobre el tema y adquieran un seguro hecho a la medida de sus necesidades y su alumnado donde puedan proporcionarles a sus alumnos un seguro que los cubra en caso de accidente o en caso de fallecimiento del soporte económico de su educación”, destaca.0
Así, esta empresa ofrece un seguro escolar para esos casos o cuando sus alumnos no puedan continuar con sus estudios debido a invalidez total o parcial de los padres.
“Es un beneficio que las diferencia de otras instituciones que no tienen este tipo de protección preventiva de accidentes escolares, por esto nuestras ofertas de seguro educativo están diseñadas para acompañar a sus beneficiarios que son los menores en edad escolar a lo largo de su trayectoria educativa en estos ámbitos de protección”, comenta Daniela Becerril, directora comercial de Vida y Salud en Mapfre México.
Estas son las opciones que existen hoy para garantizar los estudios de tus hijas e hijos, las cuales podrás elegir de acuerdo con tus ingresos, intereses y, sobre todo, el interés que tengas en su futuro.
6 de cada 10
Personas ahorran por “precaución” para solventar cualquier emergencia.
Estudio de Servicios Financieros 2021, Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO).
Toma la mejor decisión
Si estás decidiendo entre un seguro y un fideicomiso para la educación de tus hijas e hijos, toma en cuenta estas recomendaciones;
- Compara precios, características, requisitos, beneficios y restricciones, ya que así podrás elegir el que más se ajuste a tus necesidades.
- Conoce bien las características, pagos y coberturas adicionales que tiene el instrumento financiero que elijas. Por ejemplo, algunos cuentan con cobertura para la “exención de pago de primas”, la cual, en caso de fallecimiento o invalidez total y permanente de los padres o tutor, la suma asegurada será entregada al hijo o hija al cumplir la edad pactada en el contrato sin necesidad de pagar más primas.
- Pregunta lo que no entiendas y aclara tus dudas.
- Recuerda que el pago de alguno de estos productos financieros representa menos dinero en la economía de tu familia, por lo que debes medir si puedes dar el paso para contratarlo, sin desequilibrar tus finanzas.
- Nunca firmes sin conocer los detalles del contrato o póliza.
- Acércate con instituciones financieras autorizadas para pedir detalles de alguno de estos productos.