La resiliencia es un proceso psíquico que tiene que ver con la capacidad de utilizar nuestros recursos para sobreponernos a la adversidad. Según la Facultad de Medicina de la UNAM, es algo que podemos aprender, fomentar y enriquecer para poder desarrollarnos adecuadamente como personas competentes.
Para la American Psychological Association, la resiliencia es el proceso de adaptarse bien a un trauma, tragedia, amenaza, o fuentes de tensión significativas:
Significa “rebotar” de una experiencia difícil, como si uno fuera una bola o un resorte.
Y la investigación ha demostrado que la resiliencia es ordinaria, no extraordinaria, por lo que la gente comúnmente demuestra resiliencia. La resiliencia no es una característica que la gente tiene o no tiene. Incluye conductas, pensamientos y acciones que pueden ser aprendidas y desarrolladas por cualquier persona.
Pero ser resiliente no quiere decir que la persona no experimenta dificultades o angustias. El dolor emocional y la tristeza son comunes en las personas que han sufrido grandes adversidades o traumas en sus vidas.
De hecho, el camino hacia la resiliencia probablemente está lleno de obstáculos que afectan nuestro estado emocional.
Por ello, aquí te traemos como podemos enriquecer nuestra resiliencia, según recomendaciones de la Facultad de Medicina de la UNAM.
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10 pasos para nutrir nuestra resiliencia
Es importante saber que estos pasos a seguir pueden ser paulatinos, no tienes porque realizarlos de un día para otro o en semanas. Son procesos que te pueden llevar meses o años, pero que no afectan el resultado de fortalecer tu resiliencia y, seguramente, ya cuentas con muchos de estos pasos.
1. Reconoce tus cualidades, destrezas y recursos
Aquellos que te han permitido superar experiencias altamente estresantes, agobiantes y adversas en el pasado. Con este reconocimiento se busca tener presentes los mecanismos que nos han ayudado a sobrepasar las circunstancias.
2. Aprende a regular tus emociones y controlar tus impulsos
Es importante que las emociones no controlen nuestras acciones, y si bien es normal tener respuestas impulsivas, tenemos que aprender a regularlas a nuestro favor.
Para esto, puedes utilizar técnicas de respiración, meditación o ejercicios guiados. No olvides, que el acompañamiento psicológico y psiquiátrico es fundamental para algunos casos.
3. Busca sentirte autónomo y competente
Con la autonomía viene la aceptación de nuestras capacidades para resolver los conflictos. Para ello valora tus logros por pequeños que sean y organiza tus actividades para llevar a buen fin tus metas.
4. Identifica tus estilos de afrontamiento
Cada uno de nosotros tiene formas de afrontar las cosas. Tenemos que evaluar si estos estilos están siendo adaptativos, si no es así, podemos reflexionar que otras estrategias podrás practicar en esos momentos de estrés.
5. Identifica los hábitos que te generan bienestar
Porque la resiliencia provine de un bienestar general. Busca los hábitos que te mantienen sano e inclúyelos en tu día a día.
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6. Cuida tu salud física
El bienestar también proviene de nuestro aspecto físico, y cuidar nuestra salud incluye la alimentación, actividad física, sueño y atender las enfermedades cuando se presenten.
Puedes comenzar incorporando a tu rutina caminatas, más verduras en tus platillos, suficiente agua y chequeos anuales con el medico.
7. Aprende a reírte de ti mismo
Eres humano y es natural cometer errores, fracasar y hasta hacer el ridículo. Esto es parte de la capacidad para afrontar nuestros errores. Aceptar las circunstancias que no puede cambiar nos puede ayudar a enfocarse en las circunstancias que si podemos alterar.
8. Busca construir un concepto positivo de ti mismo
Tú serás el principal soporte que tengas para sobre pasar momentos difíciles. Para ello necesitas tener un concepto positivo de ti mismo. Presta atención en todas las cosas que eres capaz de hacer y tenlas presente.
9. Se compasivo y empático con los demás
Y si puedes, ofrece tu ayuda a quien lo necesita para apoyar la resiliencia de los demás.
10. Cuida tus relaciones interpersonales:
Muchos estudios demuestran que uno de los factores más importantes en la resiliencia es tener relaciones de cariño y apoyo dentro y fuera de la familia.
Relaciones que emanan amor y confianza, que proveen modelos a seguir, y que ofrecen estímulos y seguridad, contribuyen a afirmar la resiliencia de la persona.
Entonces, date tiempo de calidad con tu familia, amigos o personas significativas para ti.