Ibero explica por qué los universitarios son más propensos a sufrir ansiedad
Un individuo con ansiedad sabe que algo le está sucediendo, pero no puede explicar de qué se trata. Además, piensa constantemente que algo malo está por ocurrirle.
Fotografía de Andrea PiacquadioRespiración acelerada, taquicardia y pensamientos fatalistas: ¿miedo o ansiedad? Si los síntomas no se tratan de algo pasajero, un psicólogo puede diagnosticar ansiedad.
En el articulo Ansiedad en estudiantes universitarios: estudio de una muestra de alumnos de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid, Valentín Martínez-Otero señala que “la ansiedad es una emoción cercana al miedo o un subtipo de miedo.”
Pero resalta que uno de los criterios para diferenciar ‘ansiedad’ y ‘miedo’ es la proporcionalidad. De acuerdo con esta clave estimativa, el miedo sería una reacción más proporcionada al peligro real.
Por tanto, Martínez-Otero sugiere que la palabra ‘miedo’ debe reservarse para designar la reacción emocional de temor ante un peligro concreto, real y preciso.
El término ‘ansiedad’, en cambio, se refiere al temor que se experimenta de forma indeterminada, sin presencia de objeto.
¿Por qué los universitarios son los más propensos?
Según la Mtra. María Luisa Hinojosa, coordinadora del Programa de Desarrollo de Habilidades Emocionales y Prevención de la Universidad Iberoamericana, los universitarios presentan una mayor tasa de este trastorno en comparación a la población en general de la Ciudad de México.
Y es que no sólo se enfrentan al bombardeo de información académica, sino al de los medios de comunicación, las exigencias sociales, búsquedas de perfección en su vida, complejos físicos, problemas emocionales de felicidad y la incertidumbre laboral.
“La universidad pone a prueba las competencias y habilidades durante el periodo de formación profesional. En este periodo los estudiantes se ven sometidos continuamente a una gran carga de exigencia académica, adaptación de un nuevo ambiente social, problemas económicos y familiares e incluso el desarraigo de su lugar de origen”, dijo Hinojosa.
De acuerdo con el estudio mencionado anteriormente, la fisonomía universitaria se asemeja en ocasiones a la de una empresa pura, dura y oscura, en cuyo seno ‘todo se vale’ para alcanzar las metas.
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En alumnas y alumnos apresados en entornos caracterizados por la excesiva presión, endeblez relacional y competitividad-rivalidad, los niveles de preocupación pueden dispararse.
Aún más si presentan una clara predisposición, y con ellos, su despliegue personal puede adoptar un rumbo aberrante, distinguido por la inseguridad, hipersensibilidad, el temor o los problemas de adaptación.
A decir de la Mtra. Hinojosa, en los universitarios hay una serie de características que están a su alrededor que los presiona para rendir y satisfacer su entorno.
Empezando por la familia, amigos, a ellos mismos, y no se dan la oportunidad de tener dificultades, fracasos o tristezas.
De acuerdo con la Encuesta de Riesgo IBERO 2016, en ese año el tratamiento psicológico por este trastorno se incrementó 20% en la población de 12 mil estudiantes de esta casa de estudios.
¿Cómo identificarla?
La académica explicó que en la escuela la ansiedad suele manifestarse a través de la procrastinación, es decir, con la postergación de tareas para provocar un malestar:
“Pero enfrentarse a la conducta misma provoca un miedo inexistente o un temor que está puesto; entonces el sujeto prefiere tener un malestar por postergar la acción a enfrentarse a la acción misma”.
Otras características de la ansiedad son: irritabilidad, poca tolerancia y la tristeza.
Mientras que, en términos físicos, las manifestaciones son nerviosismo, opresión en el pecho, falta de respiración o la sensación de que algo malo está ocurriendo.
Al respecto, detalló que la irritabilidad puede manifestarse con relaciones violentas; mientras que el consumo de sustancias también puede ser la consecuencia de una ansiedad prolongada.
Sobre todo hablando de sustancias que deprimen el sistema nervioso central, tales como la marihuana o el alcohol, pues hacen que la persona con ansiedad se sienta más relajada.
“Por ello hay que hacer una autoevaluación para saber si tienen presentes los síntomas, poder identificarla, reconocerla y ver si están presentando ansiedad y en qué niveles. A partir de eso, se trabaja en la prevención. Y en caso de identificar algún tipo de ansiedad, se debe pensar en alternativas de seguimiento, ya sea en la universidad o buscar otras instancias en donde se puede trabajar esta temática”, dijo Echeverría.
Tipos de ansiedad
Estas dimensiones de ansiedad tienden a correlacionarse entre sí, es decir, existe una relación con respecto a los niveles de intensidad en que se experimenta la ansiedad.
Existen dos tipos de dimensiones:
La primera es ansiedad-rasgo, y denota un característico estilo o tendencia temperamental a responder todo el tiempo de la misma forma, se trate de circunstancias estresantes o no.
Una persona que ha estado ansiosa todo el tiempo, posee una actitud de aprehensión, y ha conformado toda una estructura más o menos estable de vida en función al rasgo de ansiedad, conocido como ansiedad crónica.
Mientras que la ansiedad-estado es una emoción temporal que depende más de un acontecimiento concreto y que se puede identificar.
La respuesta de ansiedad-estado tiende a fluctuar a lo largo del tiempo.
A veces este tipo es elevada o posee una alta intensidad, en tal caso se denomina como ansiedad aguda.
Este tipo de ansiedad es la que puede experimentarse en un examen, una entrevista o una fobia especifica.
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Pero para Hinojos, es necesaria en la vida de cualquier ser humano, porque es un elemento que protege y acciona mecanismos de defensa:
“La ansiedad no es algo malo en sí misma. Pero cuando se convierte en elementos que obstaculizan el buen desarrollo de la persona para la toma de decisiones, establecer relaciones interpersonales, descansar y relajarse se trata de algo patológico. Porque ya no está funcionando como un mecanismo de defensa que te ayuda a salir adelante, sino que te está deteniendo en tu propio desarrollo”, explica la académica de la IBERO.
Un individuo con ansiedad sabe que algo le está sucediendo, pero no puede explicar de qué se trata.
Además, piensa constantemente que algo malo está por ocurrirle.
“Las personas que tienen ataques pueden llegar al hospital porque piensan que les va a dar un paro cardiaco, sienten que se les adormece el cuerpo, que la respiración no llega a los pulmones, que no reaccionan de manera adecuada”, señaló la coordinadora del Programa de Desarrollo de Habilidades Emocionales y Prevención de la IBERO.
Si este padecimiento no se atiende, las personas pierden el control, pelean con la gente y no dan la atención que debería tener.
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Un individuo con ansiedad sabe que algo le está sucediendo, pero no puede explicar de qué se trata. Además, piensa constantemente que algo malo está por ocurrirle.