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Cómo evitar enfermedades comunes en los jóvenes

En México, alrededor de cinco millones de jóvenes asisten a la universidad. La mayor parte se encuentra entre los 18 y los 24 años, según datos de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES). Contrario a lo que se podría pensar, la juventud no garantiza la salud; pues se ha demostrado que en esas edades existen al menos 20 causas de padecimientos y enfermedades comunes.

Algunas de las más recurrentes son las relacionadas con las infecciones respiratorias agudas, infecciones intestinales y malestares como úlceras y gastritis. Estos padecimientos aumentan su frecuencia conforme avanzan los rangos de edades de los alumnos.

De este modo, en 2019, las infecciones respiratorias, en general, entre jóvenes de 15 a 19 años fueron 1 millón 411 mil, y en personas de 20 a 24 años se registraron más de 1 millón 496 mil. Mientras que las úlceras y gastritis fueron cerca de 113 mil en jóvenes de 15 a 19 años, pero en personas de 20 a 24 años se registraron más de 150 mil. Según la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud.

 

EL ENTORNO ACADÉMICO PUEDE SER CAUSA DE ALGUNOS MALESTARES

Estas molestias no son ajenas a los ambientes y comunidades escolares, donde las y los estudiantes usualmente sufren estos y otros padecimientos con diversos grados de intensidad. Lo que es un hecho es que son comunes y derivados de situaciones que van desde el cambio de rutina, hasta en situaciones súbitas de estrés, en periodos de exámenes, por ejemplo.

A lo largo de la carrera hay muchos momentos en los que los nervios, el estrés, los dolores de cabeza o musculares se apoderan de las y los estudiantes ya sea porque se aproxima un examen importante, porque hay que entregar muchas tareas al final de semestre o por motivos emocionales.

Este cúmulo de situaciones y algunos esfuerzos al estudiar, aunados a las deficiencias en los hábitos alimenticios, pueden conducir a diferentes padecimientos que en ocasiones llegan a generar otras problemáticas; como molestias estomacales, cambios en la rutina del sueño y hasta temas de salud mental.

“Claro que las molestias gastrointestinales, digestivas y urinarias tienen relevancia cuando se estudia una carrera. Y esto, también, tiene mucho que ver con la dieta. Esta puede cambiar repentinamente y por completo, pues las y los estudiantes modifican mucho su estilo de vida al estar en el nivel superior.

“A veces, esto conlleva que se deje de hacer ejercicio y se inicie el consumo de alimentos chatarra o comidas rápidas de bajo valor proteico e insalubres. Además, en el caso de molestias referentes a vías respiratorias, entra el factor de tener que compartir espacios cerrados y pequeños con grandes grupos de personas, prevaleciendo así padecimientos como el resfriado común”. Dijo Ramón Lozano, académico de la Carrera de Médico Cirujano en la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, de la Universidad Nacional Autónoma de México.

 

VARIABLES EMOCIONALES Y SOCIALES

También pueden existir otras razones para que otros tipos de molestias se hagan presentes en los estudiantes. Razones en las que intervienen elementos como la personalidad, la manera de gestionar el trabajo escolar y el tiempo libre o el modo en que se relacionan con otros compañeros en el ambiente escolar; así como la manera en que manejan sus emociones.

“Es común que las y los chicos constantemente traten de superarse a sí mismos y a los demás para ser aceptados. En estas etapas hay niveles de inseguridad muy altos. De tal manera que tener una buena calificación no solamente significa estar bien con mamá o papá, sino también demostrar que tienen diversas capacidades”, comentó Raymundo Calderón, director nacional de Psicología de UVM.

Este tipo de situaciones también pueden detonar malestares como el ojo seco, dolores lumbares y de cuello al dedicar mucho tiempo al trabajo en la computadora, por solo mencionar algunos ejemplos comunes.

Al respecto, el académico de la UVM agregó que con frecuencia “pueden generarse niveles altos de presión social. A tal grado que la persona decide dejar de dormir para seguir estudiando u olvidar otros hábitos esenciales como alimentarse adecuadamente o hacer ejercicio.”

 

DECISIONES E  INTERACCIÓN: ENTRE LOS PROBLEMAS QUE AQUEJAN A LOS JÓVENES

Además, existen otro tipo de situaciones o decisiones que los estudiantes deben afrontar a lo largo de su carrera, incluso al inicio de ésta.

“Dentro de nuestra área, de orientación educativa, recibimos casos de jóvenes preocupados porque no están seguros de qué van a estudiar o qué carrera van a elegir. Esta es su primera decisión profesional y les genera situaciones de ansiedad”. Dijo Octavio Campos, orientador de la Coordinación de Impulso y Vida Estudiantil de la Universidad La Salle.

Campos señaló que: “Sucede de manera similar a nivel universidad: cuando los alumnos se dan cuenta que su carrera no es lo que esperaban, hay momentos de ansiedad al pensar si es correcto quedarse, cambiarse y sobre cómo decirle a los papás, etcétera”.

Esto no solo se limita a situaciones estrictamente físicas pues, según coinciden los diversos especialistas, las relaciones con compañeras y compañeros dentro y fuera de los salones o, incluso ahora que se estudia desde casa, también pueden influir en la aparición de otros padecimientos que entran más en el terreno de lo social y lo psicológico.

“En estas etapas de la juventud predomina el uso de las emociones como herramienta de interacción con los demás, y esto puede llevarse a los extremos. Por ejemplo, el caso donde un estudiante se siente atraído por una chica o un chico y finalmente este no le hace caso. Esto puede generar que la persona se sienta desanimada y llegue a deprimirse”. Agregó Calderón, de la UVM.

 

MALESTARES DE LOS JÓVENES RELACIONADOS A LA SALUD MENTAL

En noviembre de 2018, una investigación de la Universidad Nacional Autónoma de México encontró que, del total de los alumnos que ingresaron en ese año a la Unidad Cuajimalpa, el 30.2% presentaba un posible tema de salud mental que podría requerir algún tipo de intervención. Las problemáticas tenían que ver con el déficit de atención e hiperactividad, con casi 15%; depresión, con poco más del 13%; y trastorno de pánico, con casi 6%.

Este es un escenario que frecuentemente se observa en el ambiente educativo no solo de nuestro país. Estadísticas de instituciones en Estados Unidos (de nivel College) arrojan que casi el 27% de estudiantes fueron diagnosticados con ansiedad; mientras que el 37% ha declarado presentar síntomas de depresión ya sea moderada o severa. Esto durante el 2019, según datos del sitio de consultoría Statista.

Son diversas las razones que pueden llevar a una persona a presentar síntomas de depresión. Pero, en el ambiente educativo, puede desencadenarse por altos niveles de estrés. Y esto puede afectar al aprovechamiento de las y los estudiantes, con la posibilidad de presentar otro tipo de señales incluso en su comportamiento cotidiano en casa u otros sitios.

“Alguien sometido mucho tiempo al estrés puede entrar en una situación de depresión, en una etapa donde empiece a sentir que no puede con las tareas ni con nada más y así entrar en el proceso de hipoactividad, es decir, que sus niveles de actividad disminuyen y están más tiempo en sus cuartos o dormidos. Este es un proceso que puede suceder, incluso, de manera inconsciente”, dijo el representante de la UVM.

También, agregó el especialista: “hemos identificado casos de jóvenes que, en temporada de exámenes, por la presión, indican que se sienten muy cansados y se nota que empiezan a salir menos y disminuyen su interacción social”.

 

LA LABOR DE LOS PROFESORES

En la mayoría de los casos, quienes tienen un primer contacto con este tipo de conductas cambiantes que pueden funcionar como señales, son los profesores. Ellos pueden realizar un primer acercamiento para conocer la situación por la que pasan las o los estudiantes y así tener indicadores para hacer un reporte que permita acceder a una persona especializada que proporcione una guía más precisa y tratar los padecimientos, sean físicos o mentales.

Tal como lo menciona Octavio Campos, de La Salle: “los profesores son quienes están en mayor contacto con las y los jóvenes. Por lo tanto, pueden darse cuenta si están más retraídos, ausentes o llorosos. Sin embargo, ahora, en el escenario de educación a distancia, hay situaciones que funcionan como alerta; como el caso de chicos que participaban y ahora no lo hacen o quienes encendían sus cámaras y de repente deciden ya no hacerlo.”

Además, las y los docentes que tienen en sus clases espacios para que sus alumnos se expresen, tienen más afinados estos aspectos de detección. Esto les permite hacer un reporte de manera casi inmediata y, así, averiguar qué es lo que pasa y brindar el acompañamiento adecuado”.

Al respecto, Raymundo Calderón de la UVM señaló: “las escuelas no somos responsables de la parte de tratamiento pero lo cierto es que esta condición puede afectar el aprendizaje de nuestros alumnos. Por lo tanto, lo que sí debemos hacer como institución es buscar alternativas que nos permitan detectar y, luego, hacer derivaciones para que sean atendidos por profesionales. De este modo, las y los chicos podrán recuperarse y seguir con su educación”.

Aunque los expertos señalan que no es responsabilidad directa de la institución el tratar este tipo de padecimientos, coinciden en que, gracias a mecanismos y departamentos de ayuda, junto a la oportuna participación de los profesores, se puede dirigir a los jóvenes hacia personas especializadas para lograr así su bienestar y mejor aprendizaje. A continuación señalamos algunos padecimientos comunes.

 

MALESTARES COMUNES EN LAS Y LOS JÓVENES

Molestias estomacales y dolores de cabeza. Hay una razón para integrar estas dos molestias en un mismo sitio, pues la causa de estas puede ser la misma: el estrés. Ya sea porque estés estresado por tus tareas o porque algo te mantiene preocupado, puedes percibir dolores de cabeza o de abdomen.

“Sin duda la causa principal de dolores de cabeza son el estrés y la ansiedad. Esto ocurre en los primeros años de la carrera; pues conforme uno se acostumbra a este nuevo estilo y dinámica universitaria, formamos herramientas que permiten manejar situaciones con menor cantidad de estrés.

Sucede lo mismo con las molestias estomacales. Ya que, a nivel intestinal, tenemos receptores nerviosos que reaccionan de inmediato, generando acumulación de gases, y por lo tanto dolor”. Declaró el doctor Ramón Lozano, académico de la Carrera de Médico Cirujano en la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza.

En ambos casos, el académico recomienda a los y las jóvenes, llevar a cabo una actividad física complementaria. Desde el ejercicio, hasta talleres de música o de baile, que ayuden a manejar la ansiedad y permitan crear herramientas de gestión de tareas y ocupaciones para controlar el estrés. Sumando una buena alimentación para evitar molestias estomacales adicionales.

“Como escuela podríamos apoyarlos en sus hábitos de alimentación, habilitando pequeños recesos que les sirvan para comer de manera más tranquila y saludable; además de aprovechar espacios como los comedores comunitarios donde incluso puedan calentar sus alimentos hechos en casa.

Además, como profesores, podemos ayudarlos a gestionar la cuestión de las tareas, que se hagan a buen ritmo y comunicarnos con ellos para entender que estos procesos de trabajo son parte de la formación y que el trabajo, al final del día, sale”, añadió el académico.

 

Ojo seco

En México cerca del 63% de la población joven padece ojo seco. Esto se debe principalmente al estar mucho tiempo frente a un monitor o pantallas de dispositivos móviles. Otros factores son: el uso excesivo de aire acondicionado, maquillaje en pestañas y, en general, por no tener una higiene adecuada en la zona.

Este no es un tema menor. El ojo seco daña la córnea, la membrana conjuntiva, los folículos pilosos de las pestañas y el movimiento de los párpados. De no atenderse, podría ocasionar incomodidad, carnosidades y opacidad.

El ojo seco es una enfermedad ocular que altera la película lagrimal, necesaria para una buena visión. Indicó Óscar Ramos Montes, académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala.

“Se genera en la superficie de la córnea. Entonces el ojo pierde sensibilidad y surgen problemas de visión”. Ramos, recomienda usar los dispositivos electrónicos a más de 40 centímetros de distancia de los ojos, en sitios iluminados y con buena ventilación.

Además se aconseja descansar 20 minutos tras una hora de uso, parpadear constantemente y estar al pendiente de molestias oculares como comezón, visión borrosa y lagañas.

 

Dolor de espalda y cuello

Aunque las computadoras y los celulares facilitan nuestras tareas diarias, la posición en la que los utilizamos puede ocasionarnos molestias en el cuello y espalda. Estas pueden ser leves o severas. Además, la UNAM estima que el 50% de la población mexicana sufrirá molestias de este tipo por el uso de dispositivos electrónicos.

Una mala noticia es que los problemas no solo se generan por el tiempo de uso, como anteriormente se pensaba. Estudios más recientes indican que lo que realmente lesiona es cómo utilizamos los dispositivos.

Esto quiere decir que puedes pasar horas frente a la computadora haciendo tus labores universitarias con repercusiones mínimas si te sientas y tecleas adecuadamente. Por ello, se recomienda:

 

  • Colocar la parte superior del monitor a la altura de los ojos.
  • Ubicar el teclado de manera que tus codos formen un ángulo 90 grados al escribir.
  • Utilizar una silla giratoria con descansabrazos, reposapiés y respaldo hasta el cuello, para tener la columna vertebral recta.
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Moisés Salcedo:

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