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¡Recupera la motivación! Este 2023, supera el burnout académico

Ilustración: Especial

Si te sientes disperso o un tanto desinteresado por tu carrera y a esto le sumas que tienes cansancio emocional, falta de creatividad, dificultades para concentrarte, fatiga física, pérdida de sueño, entre otros padecimientos, ¡ten cuidado! puedes estar viviendo con “burnout académico”.

Aunque el término “burnout” suele aplicarse a los entornos laborales. Lo cierto es que cada vez se emplea más para describir algunos de los padecimientos que provocan la disminución en el desempeño de los estudiantes.

Debido a esto, es común que los jóvenes se sientan frustrados, sin motivación, con baja autoestima, con irritabilidad… Pero, no te preocupes, a continuación, te damos una serie de consejos para que inicies el año nuevo muy motivada o motivado.

Para “ponerte las pilas” este 2023, lo primero que debes hacer, durante esta temporada decembrina y al iniciar el año próximo, es prestar atención a los síntomas que genera tu cuerpo y mente ante los altos niveles de estrés.

También es importante que conozcas en qué consiste el “burnout académico” para que, de ser necesario, empieces a tratarlo.

La OMS clasifica al “burnout” como una enfermedad

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el término “burnout”, (“quemarse” o agotamiento laboral) ya es parte de la Clasificación Internacional de Enfermedades. De esta manera, desde este año, los médicos y los centros de salud ya tratan los síntomas de este padecimiento de manera oficial.

Cabe recordar que el término “burnout”, tal como lo usamos actualmente, fue propuesto en 1974 por Herbert Freudenberger, en su libro Burnout: The High Cost of High Achievement. Sin embargo, dicha clasificación, en términos médicos, es de aceptación más reciente y fruto de investigaciones especializadas.

De esta manera, para la OMS, el “burnout” tiene tres dimensiones. En primer lugar, sobresale la falta de energía o agotamiento, seguido del aumento de la distancia mental con respecto al trabajo y de la presencia de sentimientos negativos. Finalmente se tiene la sensación de ineficacia y falta de realización.

Asimismo, el “burnout” fue reconocido por este organismo global como una enfermedad consecuencia de un estrés laboral crónico y que afecta no solo al trabajador sino también a la organización en la que desempeña su actividad, debido a que las consecuencias son físicas, emocionales y conductuales. De acuerdo con la OMS, México ocupa, desde 2017, el primer lugar en “burnout” o “síndrome de estar quemado” por desgaste laboral. Asimismo, al menos el 75 % de los trabajadores presentan estrés laboral, según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

 Identifican “burnout académico” en los estudiantes

Actualmente, en nuestro país hay muy pocas investigaciones sobre el “burnout” en los estudiantes. Sin embargo, en 2020, la Universidad Autónoma de Tamaulipas realizó una encuesta para identificar la incidencia de este síndrome en estudiantes universitarios durante las clases en línea, debido al confinamiento por la contingencia sanitaria por la Covid-19.

En dicho estudio participaron 184 estudiantes de las áreas de ciencias de la salud, ciencias sociales y humanidades, ciencias económico – administrativas, ciencias exactas e ingeniería, arte, arquitectura y diseño.

El resultado de la encuesta, según la universidad, mostró que el 17.9% de los universitarios, presentaron el síndrome de “burnout” y la dimensión más afectada fue el cansancio emocional.

Entre los hallazgos de la encuesta se descubrió que las mujeres se perciben con mayores niveles de “burnout”. Es decir, las representantes del género femenino consultadas dijeron que se sienten emocionalmente más agotadas.

“Estudiar una carrera universitaria puede llegar a ser muy exigente y provocar altos niveles de estrés debido, entre otros factores, a las demandas académicas, sociales y personales. Eso conlleva a que exista la probabilidad de que los estudiantes padezcan de ‘burnout académico’”, se concluye en la investigación “Burnout: efectos del confinamiento en estudiantes universitarios en México”.

Se deben tomar medidas sobre el “burnout académico”

En ese sentido, el estudio alertó sobre la importancia de tomar las medidas necesarias para generar una propuesta de atención a los universitarios. Se plantea que esto sea a través de especialistas en el área psicológica y mediante el acompañamiento docente que ayude al estudiante a tener una mejor calidad de vida y mayor aprovechamiento académico. Y es que, en el  contexto de enseñanza actual, los estudiantes se enfrentan a exigencias o demandas académicas tales como altas calificaciones en exámenes, rendimiento académico sobresaliente, sobrecarga de trabajo, presión de tiempo y competencia continua entre compañeros de grupo, entre otros.

Sin embargo, la mayoría de los estudiantes logran desarrollar estrategias adecuadas para afrontar las exigencias académicas. Sin embargo, en no pocos casos sí se puede provocar un alto nivel de estrés y “burnout académico”.

Enfermedad silenciosa y peligrosa, si no se trata a tiempo

“Es difícil identificar cuando un alumno se encuentra con ‘burnout académico’”, señaló María José Nogueda, especialista en psicología de la Universidad del Valle de México, Campus Veracruz. La especialista aseguró que hay diversos factores que se presentan de manera silenciosa en la vida de los jóvenes y que parecen ser normales en su vida cotidiana.

“Cuando un estudiante empieza a presentar un bajo rendimiento, esto también se vuelve común en su propio discurso. Si su motivación va mermando, el alumno muestra incapacidad para resolver problemas, su creatividad y su confianza en sí mismo caen y se vuelven inseguros”, comentó Nogueda.

¿Cuáles son los síntomas del “burnout académico”?

Así, el estudiante, sin percatarse, arrastra una temporada de estrés continuo, comentó la especialista, por lo que se presentan los primeros síntomas físicos, principalmente, se le nota decaído, fatigado, con sueño y con mucha dificultad para concentrarse.

Además, presentan problemas de sobrepeso o pérdida de peso, mismos que están asociados con trastornos de la conducta alimentaria, dolores de cabeza y molestias gastrointestinales en edades muy jóvenes.

Asimismo, narró Nogueda, el alumno empieza a mostrar conductas de inadaptación, de sentirse que no pertenecen a su entorno. Algunos de ellos manifiestan su intención de abandonar sus estudios ya que han perdido el interés por aprender. Finalmente, dejan de ir a clases.

A veces, incluso, según señaló la académica, “tienen una desorganización en sus horarios.  No saben equilibrar su vida personal, familiar y académica. Mantienen un consumo excesivo de cafeína y abusan de bebidas alcohólicas”.

María José Nogueda describió que, lentamente, el “burnout académico” se apodera del estudiante, al grado que comienzan a tener sentimientos de fracaso, desesperanza e, incluso, presentan cuadros de ansiedad, depresión y, en casos límites, se suman los pensamientos suicidas. “Hay casos nacionales e internacionales donde los estudiantes llegan a cometer suicidios debido a este ‘burnout académico’, que se convierte en un riesgo latente”, comentó.

Se deben establecer estrategias contra desgaste escolar

Marisa Salanova, catedrática de Psicología Social en la Universitat Jaume I de Castellón (UJI), España, señaló que ante una situación de “burnout académico”, las universidades y docentes deben establecer estrategias que generen sentido de comunidad. También recomendó implementar diversos observatorios en la salud mental, para que brinden soluciones prácticas y personalizadas para los estudiantes.

“Urge que todas las universidades pongan en marcha programas para asesorar, formar y mejorar la salud mental de los estudiantes”, comentó Marisa Salanova.

De no atenderse esta problemática, comentó la especialista, se tiene un riesgo latente de que los estudiantes abandonen sus estudios. Por otro lado, es posible que, posteriormente, esos mismos hábitos derivados del “burnout” se transfieran a las empresas donde laboren.

Marisa Salanova se dice convencida de que las universidades deben diseñar programas formativos donde se fortalezcan las competencias emocionales de los alumnos. Así, no solamente se ayuda a mejorar su salud mental, sino que se les motiva a ser más productivos.

Mentores, una posible respuesta

Luis Gutierrez, vicerrector Académico de la Universidad Tec Milenio, comentó que para mitigar el “burnout académico” en los estudiantes es necesario implementar o impulsar el rol de los mentores en los modelos educativos de todas las universidades.

“Es necesario que los alumnos tengan a una persona cercana en la que confíen. Hoy en día, sin apoyo, no es posible para una persona desarrollarse en un mundo que no conoce. Por eso se requiere de un mentor. Esa figura debe trabajar con ellos, no resolverles sus problemas, sino resaltar sus áreas de oportunidad, sus fortalezas y guiarlos en el camino”, señaló.

El mentor, según el académico, requiere desarrollar una visión de acompañamiento: que escuche, indague e impulse a los estudiantes a utilizar las herramientas emocionales. También debe ayudarles a tomar las decisiones correctas para el cuidado de su salud.

“El mundo es diferente en muchos sentidos. A todos nos afectaron los sucesos recientes. Tenemos que aprender a ser tolerantes con las personas, aceptar que hay estilos diferentes de aprender, socializar, y utilizar las herramientas emocionales correctas, como es el caso del pensamiento crítico, fortaleza de carácter y resiliencia”, aseguró el experto.

Sistemas deficientes de educación

Gustavo López-Corona, director del Departamento de Educación Continua de la Escuela Bancaria y Comercial, dijo que el sistema educativo en México exige un tema competitivo. Es decir, una calificación de 10 significa ser el mejor estudiante, aunque eso no necesariamente garantiza que esa persona tiene las mejores habilidades para el mundo laboral.

El no lograr tener la idea de que se es un buen estudiante, destacó López-Corona, resulta en una frustración para las nuevas generaciones. Eso también redunda en sentir estrés continuo a largo plazo porque pareciera que los jóvenes no están alcanzando sus objetivos. Eso da lugar al “burnout académico”.

“El burnout abre la brecha entre estar constantemente cansados y sentirse incapaces de resolver un problema, cuando los alumnos se enfrentan a la realidad”, resaltó López-Corona.

El académico señaló que es necesario corregir esta cultura del aprendizaje por una formación de competencias que coadyuve a reducir el “burnout” en las aulas.

“Si a los estudiantes les enseñamos que equivocarse es parte del proceso, reduciríamos la frustración y el ‘burnout académico’ de la gran mayoría de los alumnos”, dijo López-Corona.

Identifica situaciones anormales

Liliana Álvarez, psicóloga y consejera Académica de la Escuela Bancaria y Comercial, en el Campus Aguascalientes, señaló que en 2023 es importante que los estudiantes presten atención a los focos rojos que se presentan en su vida cotidiana. “A veces no nos damos cuenta de que estamos viviendo niveles altos de estrés. Sin embargo, las personas a nuestro alrededor comienzan a decirnos que físicamente nos ven diferentes o cansados. Ahí está nuestro primer foco rojo que sirve para identificar que lo que estamos pasando es anormal”, señaló.

En esos casos, lo primero que necesita hacer el estudiante es acudir al médico, señaló la psicóloga de la EBC. Lo anterior debido a que la cuestión física es más fácil de identificarla. Sin embargo, en cuanto a lo emocional y conductual, la especialista dijo que los jóvenes deben ser más cuidadosos al identificar estos síntomas porque “no pueden estar sobreviviendo al ‘burnout’. Entonces, es importante acudir con un profesional de la salud mental”.

Una dieta saludable, el arma eficaz contra el agotamiento

Para que puedas elevar tu rendimiento académico y erradicar el “burnout” de tu vida en este Nuevo Año que estamos por iniciar, la alimentación correcta es fundamental.

En ese sentido, Xóchitl León Flores, nutrióloga de la Escuela Superior de Enfermería y Obstetricia, del Instituto Politécnico Nacional, nos plantea algunas sugerencias para prevenir los altos niveles de estrés en nuestra vida.

En primer lugar, la nutrióloga recomienda no descuidar los tiempos de comida y establecer horarios fijos para tus alimentos.

“El cerebro necesita 160 gramos de glucosa al día. El azúcar se cataloga dentro de los carbohidratos, por lo que no necesariamente los alumnos tienen que consumirlo, sino más bien integrar los carbohidratos de mejor calidad en su alimentación, para administrarle una dosis de energía al cerebro”, resaltó.

Asimismo, aconsejó que los estudiantes no descuiden el hábito de desayunar. Explicó que, al no alimentarse por las mañanas, el cuerpo comienza a producir una hormona llamada cortisol, la cual genera alteraciones en el metabolismo y en el sistema inmunológico.

“Desayunar ayuda a que el cuerpo esté recibiendo los nutrientes que necesita y, por lo tanto, mantiene un estado de tranquilidad y de bajo estrés”, dijo León Flores.

A continuación te damos algunas otras recomendaciones para que empieces el 2023 motivado y logres tus objetivos escolares.

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Isaías Pérez:

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