¿Por qué hablar de menstruación es hablar de privilegio en las instalaciones universitarias? En diciembre de 2021 el Portal de Estadística Universitaria reportó que la matrícula femenina en licenciatura de la UNAM representó el 52.4% del total, y aun así las autoridades de esta institución (y otras), se niegan a poner sobre la mesa el tema del periodo.
Sin embargo, no todo está perdido. Hace unos días, mientras navegaba por Facebook, me sorprendí con el inicio de una nueva causa, donde estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM decidieron resolver por sí mismas el problema de la falta de acceso a productos menstruales en su escuela, pues en los baños habilitaron canastas con toallas y tampones gratuitos para la comunidad. Claro que estos deben ser repuestos para que la cesta siempre esté llena.
Esta iniciativa me obligó a reflexionar acerca de la menstruación en la educación, es decir, ¿se habla de este tema?, ¿hasta cuándo las alumnas organizadas van a poder sostener el proyecto sin ayuda de la facultad?, ¿las universidades tienen la responsabilidad de facilitar productos a las personas que menstrúan?
Desde hace tiempo, organizaciones como Menstruación Digna México han luchado por conseguir que las toallas, tampones y copas sean gratuitas y libres de impuestos y no se les aumente el precio. Además, quienes discuten sobre lo que conviene o no para todas y todos, ya aprobaron modificar la ley que permite que las mujeres adquieran productos menstruales a un menor precio. Además, estos deben ser facilitados en escuelas públicas, desde primaria hasta preparatoria.
Eso quiere decir que, hasta ahora sólo algunas mujeres y niñas que estudian tienen el privilegio de contar con artículos sanitarios. Ajá, ¿y las universitarias? Si analizamos la situación, la respuesta es simple: el acceso a toallas y tampones, son tan (o más) importantes como el papel higiénico y gel antibacterial en los baños de todos los niveles educativos en estos tiempos de pandemia.
Algunas personas estudiantes en la uni no cuentan con recursos económicos o atraviesan situaciones que no les permite adquirir compresas sanitarias tan necesarias, esto las coloca en una situación de desventaja y hay que considerarlo. Pero claro, que haya papel o incluso agua ya es un “milagro” para las y los universitarios, entonces tener productos menstruales es como esperar que caiga nieve en una noche de verano.
En resumidas cuentas, es importante hablar, proponer acciones en el tema del periodo y el acceso a toallas y tampones, no solo en las primarias, secundarias o preparatorias, sino también en las universidades. Incluso, ¿por qué no? Aplaudir la iniciativa de estas alumnas que aportan a la construcción de una menstruación digna, pues es una necesidad y un derecho para todas.