En muchos lugares alrededor del mundo, a los mexicanos se nos asocia con diferentes tradiciones, como, por ejemplo, el día de muertos, los mariachis y también las corridas de toros, actividad que, aunque ha tenido un importante desarrollo en el país, no nació aquí.
Parte del origen de la tauromaquia, se remonta al siglo XII, con el llamado “toreo a caballo”, en donde alanceaban a toros mientras se encontraban montando corceles. La tradición continuó evolucionando en España y llegó a México en el año de 1526, siendo incluso más antigua que la Virgen de Guadalupe.
Con el largo trayecto que ha recorrido la fiesta de toros en esta y otras culturas, era obvio que aún habría miles de aficionados de esta tradición. Por otro lado, han surgido varias personas que ven esto como algo negativo que debería dejar de existir, pero ¿qué defienden los seguidores de la tauromaquia? Y, en contraste, ¿cuáles son los argumentos de la oposición? Lo revisaremos a continuación.
Los consumidores y practicantes de esta disciplina, defienden varios puntos para seguir manteniendo viva esta técnica de lidiar con toros, en donde se hallan rubros como la ecología, el empleo, la ciencia y algunos aspectos que involucran a la cultura.
En cuanto a la ecología, sostienen que, si no existiera la tauromaquia, el toro de lidia se habría extinguido hace mucho tiempo, sin mencionar que, durante su crecimiento, viven con los mejores cuidados posibles. También afirman que, a la hora de la transportación a la plaza, viajan en camiones especializados que vigilan en todo momento su salud.
Visto desde la situación laboral, muestran un desarrollo económico ante datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, pues para que se dé un evento como el del que estamos hablando hoy, se pone en práctica la ganadería, el comercio, turismo, entre otras actividades.
Sobre la ciencia, aseguran que los toros no sufren y que se les trata de causar el menor dolor posible. Asimismo, se escudan en el hecho de que la proteína animal es necesaria para el hombre y que la cadena alimenticia así funciona.
El último punto es el de la tradición, donde defienden que es una de las expresiones culturales más importantes de nuestro país y que, por su antigüedad, merece ser preservada como patrimonio. La premisa anterior ha sido refutada por la resistencia, pues no porque algo sea longevo, significa que sea bueno, pero mejor, adentrémonos en los argumentos de los antitaurinos para comprender su antítesis.
Continuando con el pensamiento previo, Oscar Horta, miembro de la Fundación Ética Animal, dice que hay casos similares a los de las fiestas de toros, en donde no porque algo sea una tradición, deba continuar. Como ejemplos, podemos encontrar el sexismo, racismo y otros tipos de discriminación.
Regresando al tema de la ecología, se menciona que no es necesaria la tauromaquia para preservar al toro, pues se pueden aplicar métodos más éticos para ello. Además, han confirmado que los toros son dañados durante su crianza, ya que pasan por el lañado y el herrado, situaciones sumamente dolorosas para el animal.
Ahora, volviendo al caso de los empleos, los antitaurinos sostienen que esta tradición se está perdiendo cada vez más, logrando que el argumento de que genera muchos trabajos, quede desmentido.
Por último, una veterinaria confirma que los animales, sí sufren, sufren desde que suben a su transporte por el miedo a la incertidumbre, sin mencionar los ataques físicos en la plaza, pues su piel y sus músculos son atravesados, lastimados, al igual que cualquier otro ser vivo.
Mi intención en este texto, no es apoyar ni atacar a la tauromaquia y tampoco tratar de convencerlos de cambiarse a la otra postura, pues cada uno tomará su decisión basándonos en los argumentos previos. Lo más importante, es que ya conocen ambos lados de la moneda y podrán abogar con fundamentos.