La Secretaria de Defensa Nacional (Sedena) fue víctima de un profundo hackeo realizado por el grupo ciberactivista conocido como Guacamaya Leaks, organización que logró extraer más de cuatro millones correos electrónicos en los que se exponen actividades realizadas por las Fuerzas Armadas de México que eran desconocidas por la sociedad mexicana.
Mientras que la Sedena ponía su atención en los discursos que emanaban desde los senadores, que resolvian la minuta sobre la extensión de la presencia de las Fuerzas Armadas de México en las calles hasta el 2028 (la cual fue aprobada y mandada a la Cámara de Diputados), 6 terabytes de información confidencial estaba siendo extraída desde sus servidores.
Estos documentos, los cuales han sido publicados progresivamente por distintos medios de comunicación, muestran los vínculos que existen entre autoridades y políticos con actores del crimen organizado, descubren proyectos que Andres Manuel Lopez Obrador (AMLO) planea para aumentar los ingresos de las Fuerzas Armadas de México, exponen la vigilancia emitida por la inteligencia militar hacia personajes clasificados como peligrosos –estos varían pero se destacan los opositores políticos, periodistas y activistas–. Aunado a esto, se relatan operaciones en contra de los narcotraficantes y delincuentes a través de comunicaciones entre los altos rangos de la Sedena, órdenes de estos y datos relacionados a las tropas mexicanas.
Dos puntos a rescatar con este ciberataque a la Sedena: por un lado, la seguridad que tienen las herramientas digitales utilizadas por la militar es frágil y, por el otro, la presencia que tienen en el panorama civil es cada vez más frecuente.
Debería de recordarle alguien a AMLO y a su fiel Sedena que el mundo observa cómo las costumbres están en medio de un cambio profundo, transformándose, o, si prefiere, acoplándose, a la era de la digitalización.
No es la primera vez que un grupo entra en los servidores de las potencias mundiales (hace aproximadamente un año atrás se revelaron los Papeles de Pandora que causaron una conmoción mundial) y en este siglo se ha demostrado que el no poderse defender de ataques cibernéticos es no poder defender a tu población.
Pero este acontecimiento no debería de ser algo que cause estupor en la sociedad mexicana, o ¿acaso no podemos admitir que nuestro sistema está infestado de personas que carecen de coraje? Claro que las fichas exhibidas por el grupo Guacamaya funcionan como evidencias que fortalecen opiniones que deambulan entre mexicanos pero no trascienden si es que no se crean investigaciones a partir de estas, y no solo sean otro alboroto tapado por el Estado de México.