Ha pasado mucho en Ucrania en los últimos meses. Después de que Rusia ocupara por completo la región de Lugansk, y gran parte de las regiones de Donetsk, Jersón, Járkov y Zaporizhia, su avance colapsó por completo, y las tropas ucranianas empezaron a recuperar territorio. Estos son los eventos que han dado la vuelta a la guerra en los últimos meses.
Contraofensiva ucraniana en Járkov
Empezando a principios de septiembre, miles de tropas rusas empezaron a retirarse de la región de Járkov (Kharkiv), marcado en el mapa con territorio azul claro. En ésta área, se encontraban ciudades de importancia estratégica como Izium, de 45,000 habitantes, donde los rusos se retiraron sin pelear. El motivo de la retirada se desconoce, pero es probable que Putin haya decidido abandonar definitivamente la ofensiva norte para consolidar su poder en el sur y este del país, donde concentra ahora sus esfuerzos.
Muchos medios de comunicación lo anunciaron como una victoria ucraniana decisiva en combate, pero la realidad es que, además del territorio, los rusos sufrieron bajas humanas mínimas, y bajas materiales no tan elevadas. Lo que es cierto, es que los sistemas de misiles estadounidenses HIMARS, donados a Ucrania, destruyeron muchos objetivos y depósitos de munición rusos a lo largo de la ofensiva.
Movilización rusa
El 23 de septiembre, el presidente ruso Vladimir Putin anunció la decisión de movilizar a 300,000 reservistas del ejército y llamarlos a filas. La decisión tuvo consecuencias caóticas, con manifestaciones y ataques a centros de reclutamiento en varias ciudades rusas, miles de civiles arrestados, y cientos de miles, tal vez millones de rusos abandonaron el país, sumándose a otros millones que han abandonado Rusia desde febrero, cuando comenzó la guerra. Países como Kazajistán, Mongolia, Armenia, Georgia, Finlandia, los Bálticos y Turquía son los que más civiles rusos han recibido, y Finlandia es uno de los países que anunció medidas para limitar o restringir el acceso de rusos a su país. Aún así, también han sido cientos de miles los que entraron al ejército ruso, ya sea aceptando voluntariamente o siendo reclutados a la fuerza. Se reportan también muchos hombres de tercera edad siendo llamados a filas en Rusia.
Referéndum ruso
Entre el 23 y el 27 de septiembre, Rusia realizó referéndums de adhesión a su país en las cuatro provincias donde ocupaba territorio, estas siendo Donetsk y Lugansk, que Putin ya había reconocido como regiones independientes, y Jersón y Zaporizhia, que reconoció como independientes el día que los resultados de las votaciones fueron revelados. Según las autoridades rusas, los ucranianos votaron abrumadoramente a favor de unirse a la Federación Rusa, resultados con los cuales Putin justificó la firma del documento que volvió a las cuatro provincias parte de Rusia oficialmente. La anexión del territorio, al igual que los resultados de las votaciones, no fueron reconocidas por la comunidad internacional, y Kiev mantiene como objetivo el recuperar todo el territorio que ha perdido a manos de Rusia, incluyendo Crimea.
La importancia de este evento yace en que, con las provincias siendo parte de Rusia, Putin puede desplegar ahí sus sistemas nucleares, extendiendo su paraguas nuclear sobre Europa. También se prevé que la moral del ejército y de la población civil aumente gracias a los referéndums, aunque esta es una espada de doble filo, pues perder territorio de estas provincias también reduciría más la moral que si fuera solo territorio ocupado.
Lo más importante es que ahora Putin puede argumentar que los ataques ucranianos sobre estas regiones son ataques en territorio oficialmente ruso, con lo que podría escalar el conflicto e incluso declarar la guerra oficialmente. En las ciudades ocupadas, los rusos ya empezaron a eliminar el sistema económico, político y educativo ucraniano para reemplazarlo con el ruso, y se empezaron a emitir pasaportes rusos para todos los ucranianos que viven en las provincias ocupadas.
Amenaza nuclear
Putin ha dejado claro desde el principio del conflicto que no tiene miedo de recurrir a armas nucleares en caso de ser necesario, amenaza que volvió a repetir tras la anexión de los territorios ocupados.
Pero el verdadero riesgo nuclear yace en las plantas nucleares ucranianas, especialmente la planta en la región de Zaporizhia, que ha presenciado combates intensos en sus alrededores e incluso han caído misiles rusos en la planta. La comunidad internacional expresó sus temores de que un misil o proyectil mal apuntado podría dañar un reactor en la fábrica y provocar un desastre nuclear de la magnitud de Chernóbil, o incluso peor. La ONU enviará a un equipo de expertos para analizar la fábrica y su integralidad.
Ucrania se postula oficialmente a la OTAN
El 1 de octubre, y en respuesta a la anexión rusa de sus territorios, Zelensky y su gobierno en Kiev declararon que su país se había postulado oficialmente a la OTAN. No es claro aún que Ucrania pueda llegar a unirse, pero ya superó el proceso de votación que empezó hace unos meses, y fue aprobada unánimemente por los 32 miembros de la organización. De unirse a la OTAN, Ucrania empezaría a recibir aún más equipo militar extranjero y legiones de voluntarios, y le daría a la OTAN una excusa de involucrarse más en la guerra, además de alejar a los aliados de Rusia, pues se verían intimidados. Ya no sería oponerse a una nación europea, sería oponerse a una organización mundial de superpotencias militares.
¿Qué sigue?
Es claro que Ucrania no se va a rendir, y que puede hacer progresos importantes, más por las retiradas rusas que por victorias aplastantes en el campo de batalla. Aún así, la situación rusa se pone cada vez más difícil, y Zelensky declaró que no negociará con Rusia hasta que Putin sea destituido del poder. La posición ucraniana se consolida cada vez más, y la inestabilidad en Rusia, tanto social como política, ha llevado a muchos a creer que estamos presenciando la caída de un imperio.