El reto: construir un México sin divisiones
Por: José Guillermo Solorio Sánchez, alumno de Mercadotecnia y Comunicación en el Tecnológico de Monterrey
Conocer los retos que aquejan a los jóvenes es la única forma de poder afrontarlos para mejorar en el futuro cercano y así, en conjunto, lograr que las próximas generaciones se desarrollen en un entorno libre y justo para todas y todos.
Siempre he creído que los mayores retos son aquellos a los que aún no nos enfrentamos, donde la incertidumbre nos hace preguntarnos una y otra vez qué sucederá con nosotros cuando tengamos que encarar lo desconocido y nos haga poner en duda nuestras propias capacidades personales, profesionales o espirituales.
Y hoy, en un entorno plagado de deconstrucción política y social, la polarización juega un papel muy importante en las decisiones de los jóvenes respecto a su postura y valores, los cuales son pilares fundamentales en la vida de cualquier ser humano.
Vivimos actualmente en un país y un mundo con una polarización, que al menos a mi generación no le había tocado vivir en su historia: hoy eres team Amber Heard o Johnny Depp, eres chairo o fifí, individualista o populista, pero en ningún caso hay tintas medias.
En un país polarizado el mayor reto será unificarlo. Este escenario se nos presenta a nosotros, los jóvenes, quienes presumimos de ser abiertos de mente, de dejar fluir nuevas ideologías y quienes hemos exigido que se nos escuche en la construcción de una sociedad más diversa e incluyente.
Como sociedad -impulsados por discursos y propagandas- me parece que estamos perdiendo la capacidad de análisis que nos permita visibilizar, en un panorama más amplio y neutral, cada situación de la que formamos parte, impidiendo que podamos, incluso, ser más tolerantes.
Los mexicanos sabemos perfectamente que la unión hace la fuerza: ¿Qué sucedió el 19 de septiembre de 1985 y de 2017? ¿Qué pasa cada cuatro años cuando la selección de fútbol de México acude al Mundial? El país se unifica y así es capaz de encontrar soluciones, de alentar, de apoyarse, de sentirse parte de algo mucho más grande que sus ideologías…de progresar.
Para lograr unificarnos requerimos de confianza. Desde hoy debemos buscar, encontrar y trabajar en las oportunidades que se nos presenten para ir adquiriendo la experiencia necesaria que nos permita afrontar retos que ni siquiera nos imaginamos que tendremos.
Se critica al joven por ser falto de experiencia, pero se le exige experiencia para poder laborar en algo en lo que buscará desarrollarse. ¿Cómo se puede esperar que esta generación confíe plenamente en sí misma cuando su entorno le demuestra, vez tras vez, que no confía en él?
Dejemos de pensar que las siguientes generaciones vendrán mágicamente a salvar al mundo del colapso y ya no pidamos perdón por estarles dejando el mundo con más problemas que soluciones. Mejor comencemos hoy, quienes estamos, a trabajar juntos para crear una cultura de cooperación basada en la equidad y el respeto, que nos ayude a llenarnos de fortaleza.
Llegará el día en que quienes toman las decisiones en el país, instituciones y hogares cedan esa responsabilidad a quienes hoy somos jóvenes, por lo tanto, debemos ser nosotros quienes iniciemos ese camino a la verdadera unificación, la cual nos permita progresar como sociedad y como país.
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