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El papel de los jóvenes para combatir las fake news

Foto: Pixabay

“El Papa respalda a Trump como candidato presidencial”, “El coronavirus ahora se transmite por los billetes”, “Baja 5 kilos en una semana con esta nueva dieta”… Todos hemos visto titulares de este tipo y, quizás, en alguna ocasión hemos caído en las redes de las noticias falsas.

Las fake news pueden ser difundidas de muchas maneras: a través de artículos o videos publicados en sitios poco serios, publicaciones o imágenes compartidas en redes sociales o en grupos de Whatsapp. Todo esto genera desinformación, incertidumbre y hasta pánico en la sociedad.

Aunque en ocasiones la información es completamente falsa, en muchas otras está sacada de su contexto original o simplemente está distorsionada. En palabras más coloquiales, los famosos “chismes” o “rumores” también son considerados como fake news porque no cuentan la verdad.

Pero, ¿por qué se propaga tan rápido la información falsa? Una de las principales razones es que a través de las redes sociales es muy fácil transmitir una noticia impactante y, viralizar, muchas veces es igual a monetizar.

¿Cómo se monetiza a través de las fake news? Los clics a un enlace, a un vídeo, incluso los shares en una publicación, pueden convertirse en dinero para sus autores. Por ejemplo, se puede difundir información negativa sobre un candidato político o una marca con el fin de dañar su reputación (en esos casos hay detrás alguien que paga por esas publicaciones); otra forma de monetizar es con la publicidad que generan los millones de views a esa nota falsa cuyo título tan impactante que resulta difícil reprimir su lectura.

De acuerdo con una investigación del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en Twitter, las noticias falsas circulan 20 veces más rápido que la verdad y esto genera ganancias de más de mil millones de dólares. En Estados Unidos, las plataformas de noticias falsas han llegado a recaudar hasta diez mil dólares por una sola noticia.

La rapidez de la viralización se debe a que hoy en día, gran parte de la comunicación se da de manera virtual, y los usuarios suelen compartir información motivados por sus emociones sin ponerse primero a analizar si eso que quieren compartir es realmente veraz.

Al día se generan miles y millones de datos en internet. De acuerdo con el informe de Raconteur, en 2021 se enviaron, diariamente, 294 mil millones de correos electrónicos y 65 mil millones de mensajes de WhatsApp, se generaron 500 millones de tuits, al tiempo que se hicieron 5 mil millones de búsquedas.

Es justamente por la cantidad de información que se genera a diario que debemos aprender a distinguir la veracidad de ésta y, sobre todo, tener cuidado con lo que compartimos. Consulta las noticias en sitios web con buena reputación, que tengan un autor y, si algo te parece dudoso, verifica con una segunda fuente confiable.

De acuerdo con el informe Digital 2021 de la agencia We Are Social, 59.5% de la población mexicana se muestra preocupada por no saber distinguir la verdad en el ámbito de redes sociales, esto se muestra especialmente en adultos.

Nosotros, como jóvenes, podemos jugar un papel importante para combatir esta problemática. Así como tenemos la capacidad de entender y dominar el ambiente digital y las redes sociales, tenemos la responsabilidad de verificar para aprender a distinguir lo que es verdad en redes sociales.

Cuando en nuestro grupo familiar de Whatsapp alguien comparta alguna cadena falsa, cuando veamos a nuestros papás dudando de alguna información publicada en redes sociales, apoyémoslos a identificar y desmontar las fake news para que no se sigan esparciendo.

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