La controvertida reforma al Poder Judicial en México se volvió objeto de un intenso debate desde que el presidente de la república anunció sus intenciones de modificar la ley en febrero de este año. Aunque inicialmente parecía improbable, la victoria de Morena en las elecciones ha cambiado el panorama.
Las implicaciones que trae consigo esta serie de reformas a la ley mexicana, son diversas y afectarán en múltiples dimensiones. Distintos grupos de interés, como los empresarios, políticos y la sociedad civil, han expresado su preocupación y se han pronunciado debido a la incertidumbre que les esta ley.
Según la organización “Impunidad Cero”, de cada 100 homicidios que se perpetraron en México entre 2016 y 2021, quedaron en total impunidad 93. Y si bien, el porcentaje de impunidad no crece de manera significativa, el número absoluto de los impunes, sí. Debido a que este es el sexenio con más homicidios en la historia moderna de México. Reflejando así, las deficiencias actuales del sistema judicial mexicano.
No obstante, en un sistema con estos rasgos, si los jueces son elegidos por voto popular, existe el riesgo de que sus decisiones se basen en la búsqueda de respaldo público o en presiones políticas, en lugar de fundamentarse en la justicia y los principios del derecho.
De esta manera, es evidente que la democracia liberal es un concepto que se vuelve cada vez más abstracto, que se usa a conveniencia y se deforma a placer.
Los recientes acontecimientos en América Latina y Europa, como las elecciones en Venezuela, Francia, Argentina, El Salvador y España, demuestran que el modelo democrático idealizado, enfrenta hoy desafíos que lo ponen en cuestión.
Lo que ocurre en México no es un hecho aislado; es el síntoma de una fragilidad global en la práctica democrática. Irónicamente, la democracia, que en su momento fue el pilar para devolver el poder de elección a la gente y sustentó el sistema internacional, ahora parece ser manipulada por líderes populistas para consolidar su poder.
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