No sabe si haya algo más difícil que vivir con la desesperación e impotencia del incumplimiento de expectativas. Se levanta todos los días con ganas de alcanzar sus aspiraciones, ya no piensa en la opinión de los demás ni valora el exterior, finalmente es la forma en la que todos deberían trabajar: sin pensar qué pasará si opinan sobre quién eres, qué quieres y qué haces; pero no es la forma social aceptada para desarrollarse.

El analizar su actitud le hace pensar que es segura, encuentra la motivación en los ideales que crea en su cabeza por las noches de los días despejados cuando puede mirar al cielo y pensar que no sólo es una persona más. Avanza poco a poco por el camino que no había imaginado, llena de frustración por encontrar lo que tanto busca, pero es difícil vivir consigo misma de esa forma.

Generalmente pensaría que es parte del proceso, en algún punto encontraría lo que tanto quiere, tendría un camino completo, un descanso del propio sufrimiento que se provoca al no querer lo que tiene. En su interior sabe que alcanzar una bandera solo es un motivo para tener falsas esperanzas. 

Cuando está sola se da cuenta que es su peor compañía, porque a pesar de ser lo único que tiene incondicionalmente hasta el exterior es más amigable que su propia crítica. El problema es que siempre queremos más, nos enseñan a buscar más de lo que tenemos y alcanzar el éxito, pero ¿hasta dónde puede llegar esto? La subjetividad de la vida da vueltas por su cabeza a todas horas, le gustaría saber la clave del alcance de la felicidad desde la perspectiva de todos, así tal vez no se presionará tanto.