ChatGPT en el aprendizaje; ¿aliado o enemigo?
Por Yudy Camila Pérez Cervantes, estudiante de Ingeniería Mecatrónica del Tecnológico de Monterrey, Campus Querétaro
Más de la mitad de los adultos jóvenes entre 18 y 24 años están experimentando activamente con la inteligencia artificial (IA), de acuerdo con Courtney Gregoire, Chief Digital Safety Officer de Microsoft en su informe anual de 2024. El 43% la utiliza para traducir, el 32% la integra en el entorno laboral y el 31% la emplea en contextos educativos.
Estos números no son solo estadísticas, sino que reflejan una generación que está adoptando la IA como una herramienta cotidiana en diferentes ámbitos. Al igual que Google cambió la forma en la que buscamos información, la inteligencia artificial está transformando el cómo interactuamos con el conocimiento y las herramientas digitales.
Por su parte, ChatGPT está revolucionando la educación como una herramienta poderosa que cambia la forma en que aprendemos. Sin embargo, su uso plantea una pregunta fundamental: ¿es una ventaja que potencia la educación o una trampa para el aprendizaje?
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La respuesta no es sencilla, ya que ChatGPT tiene tanto el potencial de innovar positivamente la educación, como el riesgo de debilitar habilidades críticas si no se utiliza adecuadamente.
Uno de los argumentos a favor del uso de la herramienta, es la capacidad para hacer más eficiente el proceso educativo. Permite refinar y buscar información de manera rápida, reduciendo significativamente el tiempo empleado en tareas repetitivas. El tiempo sobrante, se puede emplear con ayuda de los profesores para profundizar en temas más complejos.
Por otro lado, la inteligencia artificial permite la personalización en las respuestas que da. Estas pueden adaptarse a nuestras necesidades, ritmo y estilo, ofreciendo explicaciones claras o información relevante sobre un tema, lo que mejora el aprendizaje para cada usuario. Además, al interactuar con ChatGPT, también se desarrollan habilidades digitales esenciales para el futuro.
En el área de ingeniería, la inteligencia artificial ha permitido avances significativos. Según los profesores Eloina Lugo, Ivo Ayala y Alejandro González, del Departamento de Mecatrónica del Tec de Monterrey, campus Querétaro, los proyectos que incorporan IA logran un alcance mayor, en comparación con aquellos que no la utilizan, permitiendo automatizar tareas que requerían meses de trabajo manual.
Sin embargo, el uso excesivo de la inteligencia artificial también plantea serios riesgos. Uno de los principales es que fomenta la dependencia tecnológica, disminuyendo el uso de habilidades fundamentales como el análisis crítico, la resolución de problemas o la interpretación de información.
Además, si se delegan demasiadas actividades a ChatGPT, se puede llegar a un punto en que se pierda la confianza en la propia capacidad para pensar de manera autónoma. Esto llega a ser particularmente preocupante en la universidad, donde como estudiante, se deben desarrollar habilidades técnicas y críticas que permitan enfrentar desafíos en el mundo real.
Otro problema es la falta de veracidad en la información que proporcionan las IA. ChatGPT es una inteligencia artificial generativa, la cual está basada en patrones estadísticos que permiten predecir una respuesta, por lo que sus resultados no tienen un razonamiento de trasfondo. Por ende, puede llevar a errores o sesgos en la información que proporciona.
Un uso equilibrado
Como toda herramienta, ChatGPT tiene una dualidad. No es inherentemente buena ni mala, su impacto depende del enfoque y uso que le demos. Por ello, la clave está en utilizarla de manera inteligente y ética, entendiendo que es un complemento y no un sustituto del esfuerzo ni la inteligencia humana.
El objetivo principal de la educación es aprender y no solamente obtener resultados rápidos. Idealmente, deberíamos dominar el proceso de aprendizaje, antes de utilizar herramientas de IA para practicar o mejorar habilidades. Esto implica hacer un uso responsable y consciente, permitiendo a ChatGPT ser un aliado más que un enemigo.
Por otro lado, es importante identificar cuándo sí y cuándo no utilizar IA. Esta decisión requiere madurez e inteligencia. Al igual que con el fuego, el uso de ChatGPT depende de la intención del usuario. Puede ser una herramienta para avanzar y crear, pero también puede ser una herramienta peligrosa si se emplea de manera indebida.
Concluyo con una frase de Pedro Nájera, profesor del Departamento de Computación del Tec de Monterrey, campus Querétaro: “No hay que luchar contra la herramienta, sino que hay que aprovecharla, incorporarla y llegar más lejos”.
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