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    Categorías: Opinión

¿Su experimento mental, lo va a querer con lógica o sin ella?

Una de las formas más rudimentarias de hacer ciencia es haciendo experimentos mentales: imaginar “¿qué ocurriría si…?” antes de intentar llevar las cosas a la realidad, o adelantándose a la realidad antes de que ésta ocurra, previéndola y modificándola a nuestro libre antojo, sin pedir permiso a nadie. Hacer experimentos mentales es como viajar en el tiempo, pero mejor.

Uno puede imaginar, por ejemplo, qué ocurriría si de pronto desaparecieran todos los automóviles, o los celulares, o las lavadoras automáticas, de la ciudad en donde vivimos y la gente tuviera que arreglárselas de alguna manera, haciendo acopio de carácter. ¿Y si de pronto desaparecieran todas las cachuchitas de baseball de la faz de la Tierra? ¿Qué cambios emocionales y de carácter tendrían que darse para sobrellevar tan traumático despojo?

¿Y qué tal el experimento mental de imaginar que la humanidad se percata que no puede hacer nada por el Cambio Climático como primera alternativa, pero que las segundas y terceras opciones están abiertas, como por ejemplo a) acabar con la extrema pobreza en el mundo (que también deriva en caos ambiental), o b) cancelar la deuda externa de los países históricamente endeudados por no haber iniciado su industrialización en el siglo XVIII como otros?

Experimento mental urgente: ¿qué pasaría si de pronto toda la gente en edad universitaria se enterara de cómo funciona el análisis económico convencional de los energéticos al estilo los “analistas” de diarios como El Financiero, El Economista o el Financial Times? El truco utilizado por estas personas para escapar del ridículo es 1) esconder las premisas de las que parten sus análisis, 2) esconder su verdadera identidad, para después 3) esconderle a sus lectores sus conflictos de interés.

Uno de los más vergonzosos engaños conceptuales existentes entre la opinión pública mexicana y mundial, es el creer que es posible hacer estimaciones fidedignas entorno a los energéticos (desde hidrocarburos hasta renovables) mediante el análisis económico neoclásico convencional, que se basa en estimar la existencia de recursos de acuerdo a criterios de escasez relativa y no real. Justo es decir que es vergonzoso, porque millones de personas inteligentes son engañadas todos los días por la “lógica” del economista convencional, sin saberlo.

El engaño conceptual de este tipo de análisis es que a la gente que los hace, le importa un pepino –y jamás te lo dirán– la escasez física de los recursos (también llamada escasez, biofísica, absoluta, o real). De manera axiomática y dogmática dan importancia únicamente a la escasez relativa, que es la escasez imaginaria o percibida por las personas en una cultura de masas abocada a alterar percepciones de manera artificial vía la propaganda y la publicidad.

Algo que nunca nos dicen es que la publicidad es totalmente incompatible con la teoría económica moderna y los análisis que hace (¿y entonces por qué sigue existiendo la publicidad, o la teoría económica moderna?). Si hay un aparato de propaganda que logra convencer a los habitantes del Sahara de que tienen una escasez de luz solar, esa es precisamente la escasez relativa que le importa al economista de carrera (aunque nuestros números de escasez física nos digan que ello sea una completa locura).

Si hay una campaña mentirosa que distorsiona el costo percibido de las operaciones de una empresa petrolera, el economista típico, realiza sus análisis basándose en la metodología de la campaña mentirosa antes que revisar las finanzas y yacimientos reales de la empresa petrolera.

Esto que ocurre con los recursos energéticos ocurre con todo el análisis económico que se hace sobre los recursos naturales en general: el agua, las selvas, la biodiversidad, el litio. Las estimaciones que hace el grueso de los periodistas financieros son un verdadero peligro para México. Y lo son porque, la premisa de la escasez relativa que utilizan es obsoleta para las necesidades del siglo 21. Su marco teórico es anti-científico, ilógico, propagandero, falso, y no rinde honor a las necesidades de una ciudadanía que quiere estar fidedignamente informada.

En síntesis, en nuestro experimento mental, los lectores de diarios financieros, comienzan a comprender que la escasez relativa es la escasez de obedientes –consumidores más que productores– “ciudadanos del mundo” y periodistas financieros, que no aguantan las ganas carcelarias de ver a la humanidad esclavizada por un totalitarismo tecno-financierista global robotizado y sin fronteras. Mientras tanto, la escasez biofísica y real es la escasez considerada por aquellos que desean tener control territorial e intelectual sobre su entorno natural y su destino intergeneracional como seres humanos. Hay de experimentos mentales a experimentos mentales, ¿y tu experimento mental lo vas a querer con lógica o sin lógica?

2022/VI/01

andresbucio.com
andresbucio@protonmail.com

 

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Andrés Bucio: Filósofo de la ciencia, la tecnología, la energía y la naturaleza. Dr. en Ciencias Ambientales (PhD, Economía ambiental y para la sostenibilidad) por la Universidad de East Anglia (UEA) Reino Unido.

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