Hablar de satisfacción ante la vida es hablar de temas como logros, metas, reconocimiento, entre otras condiciones de la vida humana. La OCDE, en su Better life index, ha evaluado constantemente estos aspectos humanos, los cuales hoy debemos tomar mucho más en cuenta tanto los economistas, así como los generadores de políticas públicas.
Así es cómo se evalúa la satisfacción ante la vida, el cómo nos sentimos con “nuestra vida”, un tema muy relevante y difícil de aproximar. Para ello, la OCDE califica con una puntuación promedio de 6.7 en satisfacción ante la vida a los países miembros, siendo esta una evaluación en un rango de 0 a 10. Y bien, ¿en dónde estamos los mexicanos? De acuerdo con la OCDE, México tiene una puntuación promedio de 6, lo que lamentablemente significa que se encuentra por debajo de la media.
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El tema de la felicidad siempre ha cautivado a la ciencia económica, desde pensadores clásicos como Jeremy Bentham y su utilitarismo representado como una maximización de la felicidad de la gente. En el caso de México existen datos interesantes para poderse sumergir en el camino de comprender la satisfacción de las sociedades.
El INEGI publica la Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado (ENBIARE,2021), que permite entender aspectos de la vida que tienen que ver más con temas que muchas veces denominamos “subjetivos” y que, lamentablemente, los que nos dedicamos a la ciencia tendemos a no ponerles tanta atención. Sin embargo, es relevante voltear a ver algunos datos que dicen mucho de nosotros mismos.
En relación con el Balance Anímico que resulta de restar los estados negativos de los positivos durante el día anterior al que la persona es entrevistada. Destaca un valor de la población adulta de 5.07, pudiendo oscilar este valor entre el -10 al 10. Ahora bien, en cuanto a las redes de apoyo de la población adulta es interesante que tan solo el 69.2% siente que cuenta con apoyo en caso de una necesidad o urgencia, comparado contra el 30.8% que siente que no cuenta con una red de apoyo.
Otro indicador es que el 43.9% de la población cohabita con personas que tienen enfermedades crónicas, como lo son diabetes, hipertensión, problemas cardiacos, leucemia, discapacidad o condiciones que requieren cuidados especiales. Este es un indicador muy relevante que nos hace pensar en la salud de nuestra gente y del entorno familiar que cuida a enfermos que muchas veces no pueden valerse por sí mismos y que precisa mucha atención como sociedad solidaria.
Otro indicador que es bastante curioso y que también desnuda verdades importantes es el valor de un simple “elogio”, el mérito de una persona, relacionando ello a su esfuerzo en el trabajo, la escuela o el entorno familiar, y que constituye un motivante para la persona. De acuerdo con la encuesta, la población en la condición de haber recibido un elogio en los últimos 12 meses es de tan solo el 72.6%, lo que significa que el 27.4% de las personas encuestadas no ha recibido elogio o reconocimiento alguno durante un año.
Cuando contrastamos esto con el mismo indicador, pero se cambia la pregunta a si la persona ha recibido un elogio en algún momento en su vida, el 87.6% ha recibido elogio y el 12.4% declara nunca haber recibido un elogio o un reconocimiento.
Otros temas relevantes de la vida y entorno de nuestra sociedad se encuentran en que, de acuerdo con la Nota Técnica del 2021, proporción de población con síntomas de depresión, según esta encuesta, el 15.4% de la muestra se identifica con algún síntoma de depresión; con relación a los síntomas de ansiedad, se habla de un 31.3% de ansiedad mínima y 19.3% de ansiedad severa. Un tema muy relevante que debe ser analizado con lupa.
Este tipo de estadística debe motivarnos a repensar el concepto de minorías, así como ampliar dicho concepto, el cual, sin duda, es un tema amplio que invita no solo a los investigadores, sino a cualquier persona que tenga acceso a estas estadísticas. Asimismo, invita también a pensar en quienes no pueden valerse por sí mismos, carecen de reconocimiento, se sienten anímicamente mal o padecen alguna enfermedad emocional.