Como estrategia de negocio, el nearshoring se ha potenciado debido a los riesgos derivados de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, a las interrupciones en las cadenas de suministro derivadas por la pandemia de COVID-19, a las tensiones geopolíticas asociadas con conflictos bélicos, como la guerra entre Rusia y Ucrania y, de manera más reciente, las tensiones de Medio Oriente.
México es un país privilegiado para recibir nuevas inversiones derivadas del nearshoring gracias a su proximidad con los Estados Unidos, a sus múltiples acuerdos comerciales con más de 50 países, que abren a México un mercado potencial de más de 1,500 millones de consumidores, y a su mano de obra joven y altamente calificada en ciertos sectores.
Además, debido al incremento del costo salarial que se ha dado en el sector manufacturero en China, durante los últimos años, ha provocado que, comparativamente, la mano de obra manufacturera en México sea de menor costo, aunque esto representa una oportunidad para configurar cadenas de suministro de mayor valor agregado.
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De acuerdo con la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), cerca de 400 empresas provenientes de Asia, principalmente de China, Japón y Corea del Sur, están considerando la posibilidad de instalarse en México en 2024 lo que, sin duda, fortalecerá la inversión extranjera directa (IED) y generará alrededor de dos millones de empleos directos. Estas empresas pertenecen a diversos sectores, como el tecnológico, el industrial, el de salud, el automotriz, el electrónico, el textil, el energético y el agroalimentario.
Es una realidad que, para capitalizar los beneficios derivados de los flujos de IED, se deben superar diferentes desafíos en la gestión del talento, tales como un aumento, sin precedentes, en la demanda de mano de obra capacitada para cubrir la cantidad de vacantes en las regiones próximas a los consumidores finales, donde se logren instalar los centros de trabajo, así como el desarrollo de una red de proveedores locales y de otras oportunidades de trabajo y de desarrollo personal y profesional. La llegada de empresas multinacionales a la zona metropolitana de Monterrey, como el caso de Tesla, por citar un ejemplo, estará generando un efecto de nearshoring interno, pues se espera que diversos proveedores automotrices, que ya operan en el país, puedan expandir su presencia en el estado de Nuevo León.
Para las diferentes industrias, en las diferentes regiones de México, los retos a los que se estarán enfrentando, por el hecho de elevar los estándares de calidad e innovación en sus procesos productivos, tienen que ver con una mayor inversión en el desarrollo de nuevas tecnologías, así como en la gestión del talento humano y en la constante capacitación de sus colaboradores. Otro reto consistirá en gestionar aspectos como el previsible aumento en la masa salarial y la rotación en el trabajo, que parecen probables a medida que un mercado laboral, previsiblemente más amplio, diverso y competitivo, empieza a ofrecer mejores salarios y prestaciones a los trabajadores.
El dramático aumento en la demanda de talento que el nearshoring representa requiere una serie de respuestas extraordinarias para proporcionar la oferta de talento que pueda satisfacer una súbita y dramática demanda de talento.
Es claro entonces que las organizaciones tendrán la necesidad de implementar políticas y prácticas de gestión del talento que ayuden a no solamente gestionarlo de la mejor manera y retenerlo, sino también atraer el talento foráneo. No obstante, es muy importante señalar que los desafíos en la gestión del talento, impuestos por el nearshoring, incluyen no sólo aspectos microeconómicos, sino también aspectos macroeconómicos regulados desde los gobiernos municipales, estatales y federal.
Por ejemplo, el diseño de una política industrial que permita equilibrar la inversión en los estados y regiones del país, con el fin de evitar que el nearshoring tenga efectos adversos en los mercados laborales locales, como los que se podrían generar si los gobiernos no atienden las disparidades educativas y de productividad que prevalecen entre regiones.
Es importante mitigar la posibilidad de que la brecha salarial entre regiones fomente una migración desordenada que genere mayores desequilibrios regionales y problemas de desajuste social, similares a los que una migración de hombres, principalmente, desde zonas rurales hacia zonas urbanas, ha generado en otras partes del mundo que han experimentado un súbito auge en la industria de la manufactura.