Hay quien no lo cree, pero las mujeres siguen teniendo condiciones muy desventajosas: todavía son una minoría las que trabajan, muchas reciben una remuneración menor y muy pocas ocupan puestos de liderazgo.

Crudo, pero cierto.

Crear una cultura de equidad de género no es fácil, se necesita trabajar desde abajo, con educación, tarea que nos atañe en la Universidad Insurgentes (UIN).

Hoy, en la UIN la tenemos “relativamente fácil”: 68% de los puestos gerenciales están en manos de mujeres y casi todo el personal femenino gana igual o más que sus colegas hombres.

Son avances, pequeños logros que podrían llevarnos a cerrar los ojos; a presumir y fingir que vivimos en un mundo ideal. Sin embargo, sabemos que nuestras estudiantes tienen todavía muchos retos por delante.

Hace algunos días, gracias al impulso de aliadas y colaboradoras, lanzamos en la UIN el Programa Mujeres Líderes, cuya intención es educar a nuestros estudiantes, hombres y mujeres, en los temas de equidad de género; a ellas, en particular, dotarlas de herramientas para conquistar ese ambiente profesional, generalmente adverso, en el que se van a mover una vez egresadas de nuestra institución.

Nos apoyan un chorro de gente e instituciones: Rosalinda Ballesteros, director del Instituto de Ciencias del Bienestar Integral (ICBI) de Tecmilenio; Verónica Pérez, presidenta de Dow Chemical para la Región Norte de América Latina; Verónica Escalante, cofundadora y directora de la Fundación Share; Carolina Nieto Cater, directora ejecutiva de México, Centroamérica y el Caribe de Ashoka; Gina Diez Barroso, fundadora de Dalia Empower; Nidia Chávez Madrigal, directora de la Fundación Telefónica Movistar, como también World Vision y Universia.

Además, el gran número de líderes que tenemos en casa, empezando por Argelia Hernández Espinoza, nuestra rectora; Adriana Beatriz Portilla Rendón, secretaría general académica, Ivonne Vargas, de Investigación y Análisis, y la impulsora del programa, María Fernanda Evia.

Todas ellas nos van a ayudar con recomendaciones y cursos que ellas mismas van a impartir para emparejar el camino de las mujeres y para romper los techos de cristal que no las dejan escalar en las jerarquías de las organizaciones. También, nos van a proveer de muchos contenidos que sirven para arrancar tantos prejuicios que tenemos sobre el tema.

El programa está diseñado para entender lo que tenemos que romper, para darle herramientas a las mujeres y hombres, para que consigan mejores empleos y terminen de realizar su transformación en personas extraordinarias para esta sociedad, sin prejuicios de género.

Esperamos influir en al menos unas 28 mil personas, principalmente mujeres, de las cuales 23 mil son alumnos, 2 mil 500 colaboradores, de UIN, y el resto público en general y audiencias de nuestros aliados que viven en comunidades vulnerables.

Es un pequeño granito, pero con el cual esperamos contribuir a erradicar la injusticia que representa la inequidad de género.

En México, todavía es reducido el número de mujeres que trabajan o están dispuestas a hacerlo a cambio de una remuneración, el 46% del total, según el Inegi (contra 76% de los hombres), y sólo ocupan el 38% de los puestos de alta dirección disponibles, según un estudio de Grant Thornton.

Es un fenómeno que todavía se nota en nuestras estudiantes, ellas suelen ser las de mejor desempeño, pero son las mujeres quienes más dejan los estudios por falta de apoyo o recursos.

Queremos cambiar esa realidad.

¿Acaso no han visto lo que puede hacer una mujer empoderada y educada?

Creemos que con el Programa de Mujeres Líderes podemos contribuir en mejorar muchas vidas.