¡Veintidós años, a esa edad sentimos que alcanzamos la cima de nuestras metas, que hemos llegado a la cumbre de nuestra vida, que somos grandes! Pero si lo pensamos bien, en muy pocos años desarrollamos toda una persona, aprendemos a caminar, hablar, leer, nos graduamos de primaria, secundaria, preparatoria y universidad; en nuestros primeros años vivimos muchas y muy intensas experiencias que nos preparan para el resto de nuestra vida.
Probablemente, es por este ritmo tan vertiginoso que la mayoría de los alumnos hasta terminar la etapa de estudiantes se detienen a pensar ¿qué queremos hacer con el resto de nuestra vida? la decisión se vuelve difícil, al menos para la mayoría. Este rumbo profesional, la decisión del primer empleo no puede ni debe tomarse a la ligera, de acuerdo a un artículo de Forbes, esta decisión puede marcar el resto de tu futuro, por ello debes enfocarte en algo que te guste, que vaya acorde a tu propósito profesional, que te brinde oportunidades de crecimiento y con una remuneración justa.
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Pero la respuesta a la pregunta inicial ¿cómo llamar la atención de los reclutadores? no se encuentra hasta el término de tu etapa universitaria, ni al momento de postularte a vacantes, lo que los reclutadores buscan se debe ir construyendo a lo largo de esos veintidós años.
Indudablemente las empresas buscan personas con conocimiento técnico, aquellos profesionistas que conocen las leyes, las operaciones, los procesos aprendidos y aprobados en las materias más especializadas durante la carrera. Sin embargo, las habilidades por las que los reclutadores están dispuestos a batirse por el mejor, son las denominadas habilidades suaves o blandas, las cuales no necesariamente se evaluaron o se les asignó una calificación en la escuela; como son el trabajo en equipo, la adaptabilidad, la resiliencia, la capacidad de resolver problemas y el compromiso; demostrando estas competencias es que realmente puedes llamar la atención de los reclutadores.
Por supuesto, en los primeros años, el desarrollo de ellas le corresponde a los padres, pero llegada la adolescencia, es responsabilidad de cada uno el continuar su fortalecimiento. Las instituciones educativas, conocemos esta necesidad, y trabajamos con planes y programas que coadyuvan al desarrollo de nuestros alumnos de una forma integral; sin embargo, como bien lo menciona el dicho “you can lead a horse to water, but you can not make it drink”, es decisión de cada estudiante aprovechar estas herramientas y oportunidades.
Los reclutadores voltearán a ver primero a aquellos jóvenes que cuenten con más acreditaciones (de herramientas tecnológicas, de idiomas), a quienes demuestren tener mayores habilidades de comunicación intra e interpersonal, a los que sean capaces de trabajar en equipo y de demostrar habilidades de liderazgo. Y estas habilidades suaves, ¿se pueden identificar? sí, mediante pruebas psicométricas, entrevistas situacionales e incluso en periodos de prueba en algunos empleos.
No dejes de lado tu desarrollo personal, para las empresas es muy importante contar con colaboradores que se conduzcan correctamente, quienes sean capaces de mantener una conversación y/o comunicación escrita con un vocabulario adecuado y vasto, con conocimiento del mundo actual y cultura general, así como con inteligencia emocional para que puedan manejar situaciones retadoras correctamente.
Para tu primer empleo, para arrancar tu primer negocio y/o para seguir creciendo en tu vida profesional, la sugerencia es nunca dejarte sentir que llegaste a la cima, es ser un estudiante para siempre, seguirte preparando de manera profesional, pero sobre todo personal y aprovechar cada oportunidad que cruce en tu camino para seguir desarrollando ese individuo de veintidós, treinta y más años.