Si eres usuario del sistema financiero, ejecutivo bancario o experto en finanzas, el Open Banking tendrá un impacto en la forma en la que interactúas con el dinero. Sobre este concepto surge la pregunta de si se trata de una tendencia, de una regulación o de una nueva tecnología. La respuesta es sí, para los tres casos.
Open Banking es un método a través del cual un tercero autorizado, como una fintech, puede acceder digitalmente a la cuenta bancaria de un cliente de la misma forma en que el propio cliente tiene acceso a ella. Esto implica desarrollar un marco regulatorio, implementar una tecnología que lo haga posible y replicarlo en el sistema financiero global.
La base tecnológica para que esto suceda son las Application Programing Interfaces, mejor conocidas como APIs. Una API es una interfaz que posibilita que los softwares de aplicaciones, en este caso bancarias, puedan comunicarse entre sí y compartir información. Dicha comunicación ofrece soluciones a problemas tales como formas de administrar, ahorrar o invertir el dinero; incluso pagar o pedir prestado.
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Las APIs realmente existen desde que se inventó la primera computadora. Sin embargo, es hasta el año 2000 cuando el profesor Roy Thomas Fielding las hace renacer en un artículo científico que publica. La tecnología con la que funcionan cambió, pero lo que se logra con ellas es lo mismo desde sus orígenes.
De ahí que para las fintechs y los bancos no es nada nuevo. El Open Banking simplemente ha incrementado la calidad y la seguridad de los intercambios de información. A partir de ello, el método abre la posibilidad a tres grandes oportunidades para el sistema financiero: la primera es para préstamos, la segunda para los pagos digitales y la tercera para la colaboración entre bancos y fintechs.
Para el segmento de préstamos, el cliente puede dar acceso a un tercero autorizado para que revise su estado de cuenta y relación de gastos e ingresos de manera segura, evitando el envío de documentos físicos o en PDF, lo que permite una toma de decisiones oportuna.
En el segmento de pagos es apenas una promesa. Los clientes ya no tendrían la necesidad de utilizar una tarjeta o de ingresar manualmente el número de cuenta bancaria y/o las claves de seguridad. La información se toma a través de la API con menos riesgo de cometer errores, dejando un registro y con la posibilidad de conciliar entre las partes.
Finalmente, se ha demostrado que el Open Banking contribuye a reforzar la colaboración entre los bancos y las fintechs. A los bancos tradicionales les toma algunos años el implementar una nueva tecnología; mientras que, para las fintechs, el conseguir clientes nuevos resulta muy costoso y también tardado. Las fintechs ya cuentan con la tecnología para las APIs, por lo que los bancos podrían asociarse con ellas, tomar la tecnología y ofrecerla a sus clientes, logrando un beneficio de gran envergadura para el mercado.
México optó por la regulación. La Ley Fintech obliga a las instituciones de tecnología financiera o fintechs a compartir sus datos a través de APIs, y es el único país del mundo que regula este intercambio de información entre fintechs y bancos. Sin embargo, su expansión ha sido lenta debido a la falta de una infraestructura bancaria moderna y a la amplia brecha digital que existe.
La buena noticia es que de acuerdo al reciente Radar de Finnovista, la tecnología de APIs es un común denominador en las fintechs mexicanas. En general, todos los segmentos fintech incrementaron, durante 2022, la incorporación de dicha tecnología. Adicionalmente, en julio de 2022 se anunció una alianza entre Finerio Connect, Ozone API y VISA que permitirá habilitar el Open Banking en la región.
Open Banking está cambiando el mundo financiero a través de la innovación, el acceso, la asequibilidad y la colaboración. Todo esto resulta imprescindible para competir en estos tiempos. Los bancos que utilizan APIs y que logran alianzas con las fintechs pueden ofrecer y crear soluciones diligentes. Se trata de cerrar brechas y dar un paso hacia el futuro.