La Inteligencia Artificial (IA) no le va a quitar la chamba a nadie que esté dispuesto a trabajar con las nuevas tecnologías y, por el contrario, los universitarios que en su educación construyan un pensamiento crítico y otras habilidades serán igual y hasta más competitivos en el mundo laboral de hoy y futuro.
Existe un miedo sin fundamento sobre las nuevas herramientas tecnológicas.
Se cree que 6% de los empleos tradicionales desaparecerán, lo cual es muy posible, pero muchos se transformarán y hasta se crearán nuevos puestos de trabajo.
Se estima que sólo los relacionados con la Inteligencia Artificial sumarán unos 100 millones de empleos en los próximos 7 años.
La IA es la automatización de tareas cognitivas que normalmente hubiera hecho un ser humano. Uno de los ejemplos más paradigmáticos y esperados, son los automóviles autónomos, que tomarán decisiones que pudieran poner en riesgo vidas humanas.
Hace unos días tuve el gusto de platicar con Juan Pablo Regidor, director de Desarrollo e Inteligencia Artificial de Siatsa, una empresa aliada a la Universidad Insurgentes, quien nos ayudó a derribar algunos prejuicios que tanto profesionistas, como instituciones educativas y público en general tenemos sobre esta herramienta. Enumero tres:
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No hay que tenerle miedo
Según datos citados por Juan Pablo de la consultora McKinsey, al inicio de la pandemia ya el 52% de las empresas del mundo utilizaban alguna herramienta de Inteligencia Artificial, es decir, ya es una realidad, así que en lugar de tenerle miedo hay que sacar el coraje para usarla.
Explica que, así como sucedió con la Revolución Industrial y Tecnológica Agropecuaria, la sociedad se irá adaptando a las nuevas condiciones del mercado laboral, aunque hay que admitir que el cambio será más acelerado.
Sin embargo, no se van a sustituir los empleos por máquinas, sino que las personas que no estén dispuestas a utilizar las herramientas tecnológicas serán desplazadas por otras que sí se muestren abiertas.
Dio el ejemplo de los contadores. Es una profesión que no va a ser sustituida por un programa, sino que quedará fuera quien no utilice las nuevas tecnologías.
Todos debemos asumir la necesidad de aprender sobre tecnología, aceptar que su uso llega más rápido que antes y no concluir que cuando leemos que se estrenó una nueva herramienta ya estamos fuera. Faltan los ajustes y ver cómo nos incorporamos en su uso.
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No hay que saber programación para utilizar la IA
Sin duda los programadores y diseñadores son indispensables, pero existen muchas herramientas que no requieren del uso de códigos para desarrollar negocios innovadores.
Hoy ya circulan muchas soluciones que te permiten obtener un programa con sólo pedírselo.
Un ejemplo que nos dio Juan Pablo –Economista por el ITAM y maestría por la Universidad de Chicago–, son las páginas de internet que se pueden hacer a través de Wix o GoDaddy. No necesitas saber programar para aprovecharlas.
Más bien se necesita un pensamiento crítico e imaginación para utilizar con efectividad estas herramientas.
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Nuestra pensamiento alimenta a la IA
Depende de nuestra creatividad, pensamiento y responsabilidad el explotar a la IA.
Este dato es muy importante para expulsar de nuestra cabeza tantos miedos.
La IA necesita del ser humano para ser entrenada. Una persona capaz en su trabajo, con pensamiento crítico (que es alimentado en las universidades), que conoce los problemas de su industria, ayudará a hacer más eficiente a la nueva tecnología y a sacarle mejor provecho.
Juan Pablo nos dio muy buenos ejemplos.
Las grandes tiendas minoristas la utilizan para descubrir patrones de consumo y han llegado a encontrar comportamientos que aparentemente no tienen relación, pero le han significado mejores resultados de ventas.
Walmart, por ejemplo, descubrió que los padres jóvenes que acuden a comprar pañales los jueves, viernes y sábados también compraban cerveza. La razón probable es que ya no pueden salir de copas, ahora toman en casa. La cadena optó por poner la cerveza más cara cerca de los pañales.
Target, por su parte, pudo detectar que sus clientas estaban embarazadas, incluso antes que ellas lo supieran, porque cambiaban su patrón de consumo. Un dato poderoso de ventas.
Para aprovechar esta información, se necesitan personas que sepan utilizarla.
“La industria hotelera no la revolución Hilton, ni Four Seassons, sino Airbnb”, dijo Juan Pablo, y la gente que revoluciona muchas industrias no necesita saber ningún código.
El papel de la educación
Creo que, en lugar de ayudar a la gente a aprender programación, se le debe enseñar a ver el mundo de manera diferente.
Algo que destacó con gran tino Juan Pablo es lo que estamos haciendo las universidades. En efecto, seguimos dando ese conocimiento fundamental y aparentemente tradicional que mejora nuestras habilidades y fortalece nuestra manera de pensar –sin dejar de lado la programación–, pero usamos las tecnologías para entender cómo aprenden las personas para ofrecerles un plan personalizado de aprovechamiento.
Unos alumnos son más eficientes estudiando en el salón, otros con películas, otros con textos y estos otros con cuestionarios.
La Inteligencia Artificial ayuda a distinguir esto y las universidades podemos dar programas más completos y personalizados, tal como lo hace Netflix o Uber.
Buscamos ser mejores educadores, capacitar mejor a nuestros universitarios para convertirlos en personas que abrazan la Inteligencia Artificial y todas las nuevas tecnologías sin experimentar miedo, pues es parte de su futuro de hoy.