En el entorno empresarial actual, la preparación y actualización de habilidades son esenciales para la competitividad y la adaptabilidad. La rápida evolución tecnológica, impulsada por la Cuarta Revolución Industrial, ha generado una demanda urgente de profesionales con competencias técnicas y blandas que se alineen con las necesidades del mercado laboral actual.
Según un informe de McKinsey Global Institute, se estima que entre 75 y 375 millones de trabajadores en todo el mundo tendrán que cambiar de trabajo para el año 2030, debido a la automatización y digitalización de procesos.
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Otro estudio de Deloitte revela que el 66% de los ejecutivos planea aumentar su inversión en programas de formación continua para sus empleados en los próximos años, lo que refleja una creciente conciencia sobre la importancia del reskilling y el upskilling como estrategias clave para el desarrollo del talento humano.
Las empresas no solo buscan optimizar la productividad y retener talento, sino también fomentar una cultura de aprendizaje continuo que permita a sus empleados adaptarse a un entorno laboral en constante cambio. En este contexto, invertir en la capacitación del personal se convierte en una ventaja competitiva crucial para garantizar la sostenibilidad y el éxito organizacional.
¿Qué son el reskilling y el upskilling?
El reskilling se refiere al proceso de adquirir nuevas habilidades y competencias que permiten a un empleado cambiar de rol o sector, siendo fundamental en situaciones donde ciertas funciones se vuelven obsoletas debido a la automatización o la evolución del mercado. Por otro lado, el upskilling se centra en mejorar y ampliar las habilidades existentes de un empleado y puede incluir tanto habilidades técnicas (hard skills) como habilidades blandas (soft skills), con el objetivo de optimizar su desempeño en el puesto actual, manteniéndose actualizado con las últimas tendencias y tecnologías.
La oferta y demanda de programas de reskilling y upskilling están influenciadas por varios factores del mercado laboral. La transformación digital, la integración de la inteligencia artificial, entre otros factores que ha generado una demanda urgente de habilidades tecnológicas, lo que lleva a las empresas a invertir en formación para que sus colaboradores se adapten al uso de estas nuevas herramientas digitales y procesos automatizados, buscando mejorar la eficiencia y la toma de decisiones.
Paralelamente, la adopción de prácticas de economía circular requiere que los empleados adquieran competencias relacionadas con la sostenibilidad y la gestión de recursos, el impulso hacia una mayor diversidad e inclusión en el lugar de trabajo ha resaltado la importancia de habilidades interpersonales y de comunicación, que son cada vez más valoradas.
Algunos de los beneficios de implementar programas de reskilling y upskilling tanto para los colaboradores como para las organizaciones.
- Mejora de la empleabilidad, ya que los colaboradores pueden acceder a mejores oportunidades laborales y aumentar su valor en el mercado.
- Facilita que los colaboradores se ajusten al cambio y a las transformaciones del entorno laboral, evitando que queden obsoletos.
- Aumento de la productividad los colaboradores que tienen capacitación constante tienden a ser más eficientes y productivos, lo que se traduce en un mejor rendimiento organizacional.
- Retención del talento, las empresas que invierten en el desarrollo profesional de sus colaboradores tienden a mantenerlos por más tiempo, reduciendo costos asociados con la rotación.
A nivel global, las tendencias en reskilling y upskilling están evolucionando rápidamente, impulsadas por la necesidad de adaptación ante un mercado laboral cambiante.
Las organizaciones están formando alianzas con instituciones educativas para asegurar que sus programas estén alineados con las necesidades del mercado laboral, lo que refleja una creciente colaboración entre la academia y las organizaciones. Por último, la medición del impacto se ha vuelto crucial, ya que las empresas comienzan a implementar métricas para evaluar la efectividad de sus programas de capacitación, garantizando así un retorno sobre la inversión que justifique estos esfuerzos. En conjunto, estas tendencias subrayan la importancia del aprendizaje continuo como un pilar fundamental para la competitividad y sostenibilidad en el entorno laboral actual.
Finalmente, se está consolidando una cultura de aprendizaje continuo, donde los colaboradores de las empresas son alentados a seguir formándose a lo largo de su carrera, reconociendo que esta formación es esencial para mantener su competitividad en un entorno laboral en constante evolución. Estas tendencias no solo reflejan un cambio en las habilidades demandadas por las empresas, sino que también subrayan la importancia del desarrollo profesional como un elemento clave para el éxito organizacional y personal.
Las estrategias de upskilling y reskilling ya no son una opción, sino, una necesidad para mantener un perfil profesional competente y que marque la diferencia en un mercado laboral en constante evolución y cambio.