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    Categorías: Opinión

Hacia la transversalización de la interculturalidad en la universidad: reflexiones desde la IBERO

Foto: IBERO

En línea con lo señalado en la Nueva Escuela Mexicana, donde se destaca la importancia de una formación universitaria intercultural, desde el año 2020 la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México (IBERO) emprendió el proceso de transversalizar el enfoque intercultural en los 34 programas educativos de licenciatura que se ofertan en esta institución de educación superior confiada a la Compañía de Jesús. Una universidad caracterizada por un modelo educativo humanista marcado por un profundo compromiso social y por la búsqueda de transformar las asimetrías sociales, económicas y epistémicas que caracterizan nuestra sociedad.

Interculturalizar a una universidad de élite como la IBERO, en la que, con raras excepciones, estudian principalmente jóvenes pertenecientes a las clases privilegiadas del país, no sólo es un reto mayor, sino que representa una apuesta importante e imprescindible para elevar la calidad y relevancia de una formación universitaria que necesita romper con la perspectiva monocultural eurocentrada que históricamente ha primado en instituciones de educación superior, tanto públicas como privadas, que siguen reproduciendo la colonialidad del poder, del saber y del ser.

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¿Cómo podría, en los albores del tercer milenio, ser de calidad una formación universitaria monocultural en un contexto global caracterizado, entre otras problemáticas, por la aceleración de los procesos migratorios, por los crecientes intercambios comerciales y culturales entre poblaciones diversas, por el deterioro socioambiental de nuestra casa común, por el crecimiento de la desigualdad socioeconómica y por la emergencia de viejos y nuevos conflictos que nos recuerdan la importancia de educar para la paz, la inclusión y la convivencia intercultural?

Estoy convencido que, hoy más que nunca, necesitamos formar a las nuevas generaciones de profesionistas que van a egresar de nuestras universidades en una perspectiva intercultural crítica que les ayude a abrirse hacia el pluralismo ontológico y epistémico y que les permita comprender y deconstruir los interconectados privilegios y opresiones que atraviesan sociedades, como la mexicana, cada día más segmentadas y desiguales.

Las y los jóvenes universitarios de la IBERO nos están interpelando en este sentido. Nos piden a gritos ayudarles a analizar las imbricaciones que el racismo, el clasismo y el sexismo tienen en las interacciones sociales que viven cotidianamente tanto afuera como adentro de la universidad. Nos instan a acompañarles en el proceso de generar nuevas herramientas que les sirvan para enfrentar los múltiples retos del nuevo milenio y transformar sociedades cada vez más polarizadas, desiguales y conflictivas.

El camino que hemos recorrido a lo largo de estos cuatro años en la IBERO ha sido lleno de dificultades y retos, obviamente. Hemos implementado procesos de formación de nuestra planta docente en el enfoque intercultural por medio de la generación de comunidades de práctica intercultural y, recientemente, de un diplomado en formación docente intercultural para la educación superior. Nos dimos cuenta de que cambiar de perspectiva y transformar prácticas docentes arraigadas no es fácil, siendo que implica aceptar de incomodarse y salir de nuestras zonas de confort como docentes; pero también hemos visto que quienes se han atrevido a cuestionarse y a transformar su praxis educativa han sido mejor valorados por las y los estudiantes.

Hemos buscado transversalizar una perspectiva intercultural crítica en los 34 programas de estudios que ofertamos, interviniendo principalmente en aquellas materias y espacios formativos comunes a todo el estudiantado que históricamente representan el sello humanista de la IBERO. Mucho más complejo ha sido interculturalizar aquellas asignaturas específicas de cada carrera, lo que da cuenta de lo complejo que implica transformar perspectivas epistémicas disciplinares que, a pesar del énfasis en la transdisciplinariedad del conocimiento, siguen permeando las académicas y caracterizando los programas educativos universitarios.

También estamos avanzando en el proceso de dialogar con nuestro estudiantado, gran parte del cual sigue enfrentando los estragos sociales, psicológicos y académicos provocados por por la pandemia del Covid-19 que vivieron durante sus estudios medio-superiores, para comprender cómo perciben y cómo enfrentan los múltiples ismos y las diferentes fobias que viven en sus experiencias sociales y universitarias. No cabe duda de que estas juventudes se dan cuenta mucho mejor de nosotros de las problemáticas que atraviesan nuestras instituciones educativas y que, si les sabremos escuchar con atención y si les involucraremos activamente en generar propuestas e implementar soluciones, podremos avanzar de forma más asertiva en el camino de fortalecer la relevancia social de nuestra universidad.

Finalmente, estamos invitando a colegas y demás personas interesadas en analizar estos temas y procesos a compartir sus preguntas, experiencias, dudas, ideas y propuestas en un seminario abierto denominado “Ismos y fobias: Imbricaciones excluyentes de la educación superior” que hemos generado desde el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE), y al cual invitamos a quien lee este breve texto a sumarse, registrándose en línea aquí.

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Stefano Sartorello: Stefano Sartorello es profesor/investigador del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE) de la Universidad Iberoamericana. Desde el campo problemático “Interculturalidad, poder y diversidades” desarrolla investigaciones sobre procesos educativos interculturales y sus imbricaciones con racismo, clasismo y sexismo en contextos multiculturales urbanos, rurales e indígena.

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