La nueva economía digital distingue entre los términos información y conocimiento. Como información se refiere a un conjunto de datos, mientras que el conocimiento representa la forma de construir una estructura teórica que permita organizar e interpretar la información.
El término fue creado en 2006 por el académico japonés Don Tapsscott a partir de un libro que tituló: “La economía digital: promesa y peligro en la era de la inteligencia en red”. Fue en ese momento que el Internet se convirtió en la “red de redes”.
En la vieja economía, el flujo de información era físico: pagos en efectivo o con cheques; facturas impresas; reportes y notas; llamadas por teléfono fijo; uso de la radio y la televisión; Guía Roji para mapas; trípticos y folletos impresos. En la nueva economía, la información se reduce a bits almacenados en computadoras que recorren las redes a una velocidad inimaginable.
La red de redes o mejor conocida como la World Wide Web es el sustento de la nueva economía digital y se trata de una herramienta a través de la cual millones de personas comparten, intercambian, escriben y crean contenidos que les permiten interactuar entre sí.
La World Wide Web ha progresado de forma muy rica desde su aparición. Comenzó con la Web 1.0 (1990 a 2000), una red sólo para leer información, con sitios estáticos y personalizados, en la cual no hay forma de contestar o enviar información de regreso. Con esta red, las personas prácticamente mantenían el status quo en la forma de trabajar.
La Web 1.0 evolucionó a la Web 2.0 (2000-2010) conocida como red social. Esta nueva red marca la era y el boom de las redes sociales. Facilita la interacción entre los usuarios y con los sitios que se visitan. Los usuarios pueden producir, compartir y difundir contenidos. Aparecen algunos famosos como FB, Twitter, YouTube, WeChat, entre otros. La colaboración comienza a tener sentido gracias a la creación de este ecosistema digital.
Hoy, vivimos inmersos en una red que permite leer, escribir y actuar. Se trata de la Web 3.0 (2010 a la fecha). Con ella nos referimos al devenir de la Web. Aquí, las computadoras llegan a descifrar la información de forma muy parecida a los humanos gracias a la Inteligencia Artificial; además de generar y distribuir de forma inteligente contenidos útiles. La democratización y la descentralización son características de la nueva forma de trabajar.
Uno de los ejemplos de innovación incrustado en esta nueva economía digital y soportado por la Web 3.0 es el Fintech. El Fintech no surgió hace 14 años mientras una de las crisis financieras más icónicas de la historia devastaba al sector financiero. Más bien ha vivido una evolución orgánica y constante que se puede describir a partir de tres etapas, enumeradas de forma muy parecida a la evolución de la red.
Primero apareció el Fintech 1.0 (1866–1987), de lo analógico a lo digital. En esta etapa, la infraestructura tecnológica que conectaba continentes y países, consistía en una serie de cables transatlánticos de transmisión distribuidos al largo del planeta. La siguiente etapa fue el Fintech 2.0 (1987–2008) durante la cual, las instituciones financieras digitalizaron un gran número de procesos (cuentas en línea, cajeros automáticos, cheques digitales, etc.).
Y finalmente, aparece el Fintech 3.0 (2009–a la fecha). Se trata de una etapa cuya definición no se da por los productos o servicios financieros que se ofrecen, sino por los modelos de negocio que los ofrecen. Fintech 3.0 se define como un grupo de empresas, en su mayoría pequeñas e innovadoras, cuyos prototipos realizan la gestión y el delivery de sus productos y servicios a partir de un enfoque al cliente. Otorgando así, servicios mucho más especializados gracias a la tecnología.
Fintech es el resultado de la integración de distintas tecnologías de la nueva economía digital, operadas a partir de la Web 3.0. La Inteligencia Artificial, Blockchain, Cómputo en la nube, Big data, y el Internet de las cosas son algunas de estas tecnologías que potencializan las finanzas, encaminándolas hacia una nueva era de descentralización y democratización de los servicios financieros.