La pobreza involucra problemas sociales como: delincuencia, migración, deserción escolar y desigualdad; entre otros problemas psicológicos: depresión, ansiedad y hasta suicidios. En particular, las familias son las más afectadas por el nivel de pobreza, ya que les impide tener los recursos necesarios para alcanzar los productos de subsistencia básica.
El hecho que la pobreza imposibilite la adquisición de bienes necesarios impacta en las ventas de las pequeñas y medianas empresas, ocasionado un mayor desempleo, menos ingreso, menos compras y por lo tanto más pobreza. Es decir, la pobreza es un problema que involucra no solo a las personas, sino a las empresas.
El Banco Mundial considera tres líneas de pobreza, la pobreza normal, subsistir al día con 6 dólares, la pobreza moderada que es la sobrevivencia diaria con 4 dólares y personas en situación de pobreza extrema, aquellas que viven con 1.9 dólares al día. No obstante, en la actualidad existen cerca de 800 millones de personas viviendo en situaciones más precarias que la pobreza extrema (CNDH, 2022).
Se han hecho esfuerzos para disminuir los altos niveles de pobreza, entre ellos, programas de educación, programas de subsidios a familias, entre otros. No obstante, el factor clave para disminuir el nivel de pobreza, es la generación de empleo a través del crecimiento económico. Ya que, un lento crecimiento va de la mano con un estancamiento en la reducción de la pobreza (Andrade y Jiménez-Bandala, 2018).
Para tal crecimiento, las micro y pequeñas empresas (PYMES) son importantes. Por ejemplo, en México las PYMES generan el 72% del empleo formal y más del 50% del Producto Interno Bruto (IMCO, 2022). Es por ello, que, ante cualquier situación de emergencia como la inseguridad, o los problemas actuales: pandemia COVID-19 o la guerra Ucrania -Rusia; los gobiernos deberían de actuar para evitar cierres de empresas.
Si bien, a mediados del 2020 el gobierno de la Ciudad de México llevo a cabo una ayuda a las empresas para contrarrestar los daños por la pandemia. Pudo haber situaciones no necesariamente aleatorias, que pudieran impedir tales objetivos. Por ejemplo, la corrupción; un problema asociado con resultados sociales indeseables, incluido el lento crecimiento económico.
De esta forma, problemas como corrupción e inseguridad, que inciden en el desvío de recursos hacia las empresas y la creación de ellas, hay que atenderlos. Ya que la generación y permanencia de empleo, mitigado por el cierre de empresas, se transmiten en un nivel de pobreza más drástico. Por lo que la participación del gobierno, a través de políticas públicas, es determinante para cambiar el dinamismo de la pobreza.
Además de los factores de inseguridad y corrupción, hay que sumarle la disminución de trabajos bien remunerados y un incremento en el número de familias donde el jefe de familia es la mujer, situaciones que aumentaron el nivel de pobreza en Estados Unidos a inicios del milenio (Edelman, 2012).
Aunque existen casos de éxito para mitigar el aumento de la pobreza, por ejemplo: la entrada de remesas en México, con las cuales las familias siguen manteniendo un nivel de consumo a pesar de los niveles de inflación y desempleo que se viven. Además, que algunos hogares tuvieron que dedicar más tiempo al trabajo para escapar de la pobreza (Damián, 2012).