El tiempo del diseño o ¿Por qué estudiar diseño?
Alguien que diseña debe ser capaz de sintetizar y manejar apropiadamente diversos principios y herramientas tanto visuales, manuales, psicológicas, tecnológicas y de comunicación para lograr una determinada finalidad
En todo momento, a cada segundo de nuestras vidas estamos en contacto con miles de objetos. Pero realmente ¿qué tan conscientes somos de ellos? y ¿qué tan hábiles somos para observarlos, analizarlos y hasta utilizarlos? Nuestra vida está constituida casi en su totalidad de diseño. Todo objeto fue creado a partir de un proceso de diseño, por más sencillo que parezca. Pero como sociedad hemos perdido la capacidad de observar detrás del telón, y de cuestionar el complejo proceso que se requiere para lograr que un objeto llegue a nuestras manos y funcione como debe. Solemos pensar que alguien que diseña cumple la única función de embellecer. Y aunque esto es parcialmente cierto, deja de lado el objetivo primario y más importante de quien diseña: crear soluciones.
Una sociedad que pierde la noción del diseño como generador de soluciones, es una con potencial de autodestruirse. Ésta es una sociedad que consume todo el tiempo, que solo genera por generar y consume por consumir. Los objetos pierden sentido y resultan contraproducentes en cumplir con nuestras necesidades básicas. Y contrario a lo que se piensa, también existe una necesidad visual por que los objetos comuniquen una estética oportuna que refleje su tiempo. Sin ésta, los artefactos pierden la capacidad de ser organismos autónomos.
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Los objetos que nos rodean son el resultado directo del desarrollo de la sociedad; éstos cuentan nuestra historia. A través de ellos podemos entender nuestro contexto, tanto material como social. En cada etapa de nuestra historia, alguien ha tenido que desarrollar un pensamiento abstracto y con sentido estético para crear objetos que acompañen a la humanidad. Ya sea el ejemplo más antiguo como lo es la rueda, así como las tabletas de hoy en día.
En la actualidad, existen estudios formales para aprender dicho pensamiento. Así como se nos enseña a escribir o a leer —habilidades importantes de la vida en sociedad— para quien diseña lo más importante que se le enseña es saber observar. El poder de observación permite comprender la sociedad compleja en la que vivimos y discernir todos aquellos factores que la componen. Tanto el lenguaje y los patrones de comportamiento, así como la naturaleza de los materiales y las tecnologías emergentes.
Alguien que diseña debe ser capaz de sintetizar y manejar apropiadamente diversos principios y herramientas tanto visuales, manuales, psicológicas, tecnológicas y de comunicación para lograr una determinada finalidad. Un buen diseño, es aquel que tiene una intención y sobre todo que es coherente con sus objetivos y con su razón de ser. Éste debe contar con un lenguaje apropiado, pensado, así como tener una forma y función que se nutran mutuamente. Se habla frecuentemente de estética y de su importancia en las decisiones de diseño. Ésta tiene la capacidad de transmitir belleza, pero también nos conecta con el objeto.
Muchas veces se piensa que hay una única forma de hacer diseño, pero esto está muy lejos de ser verdad. Hoy las ramas del diseño se extienden más allá de los objetos para abarcar diseño de sistemas, experiencias e interfaces, entre otros muchos caminos. En México existe un enorme campo creativo, sobre todo, un bagaje enorme de trabajo artesanal que ha aportado al conocimiento y reconocimientos de técnicas manuales que nos aproximan a la materia prima. De la misma manera, la industria ha crecido y se ha fortalecido con tecnologías pioneras. El campo digital, además, ofrece nuevos caminos por explorar.
En los últimos años ha aumentado de manera considerable la oferta de diseño. Desafortunadamente hay una tendencia por dirigirla a sectores de la población con una mayor capacidad económica, siendo ésta un pequeño porcentaje de la sociedad mexicana. Estudiar diseño es ahora una oportunidad por ampliar la capacidad de crear para la diversidad de personas que existen en el país y en el mundo. De crear un mundo más accesible y democrático, al tiempo que se generen nuevas soluciones materiales que permitan un desarrollo más amable entre personas, con nuestro entorno y con todo ser vivo.
El diseño nos abre la posibilidad de erradicar constructos sociales que han lastimado el desarrollo de las sociedades contemporáneas. De aportar nuevos cuestionamientos a la forma en creamos objetos y los utilizamos. Existen tantas soluciones de diseño, como mentes creativas, ávidas por cambiar los paradigmas de nuestra actualidad. Pareciera que es ahora el tiempo del diseño.
Opinión escrita en colaboración con María Jose Álvarez, Diseñadora industrial egresada del Tec de Monterrey. Ha participado en distintos concursos y plataformas de diseño con proyectos interdisciplinarios. Su quehacer se nutre de la práctica colectiva y la influencia de sus docentes y amigxs.
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