El cuidado de la salud individual y colectiva es un reto complejo y multifactorial, en donde resulta más rentable y económicamente favorable invertir en medidas preventivas que en tratamientos curativos.
De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), aproximadamente el 70% de los gastos de salud en México están destinados al tratamiento de enfermedades crónicas prevenibles, como la diabetes, la hipertensión y la obesidad.
En el estado de Chihuahua por ejemplo, los programas de prevención han tomado vital importancia. Uno de ellos es “Línea Crisis” enfocado en brindar apoyo y contención emocional a través de una línea telefónica disponible las 24 horas del día, los 7 días de la semana en donde, se ofrece atención y orientación profesional a aquellos que requieren apoyo emocional inmediato, convirtiéndose en un recurso vital para prevenir el suicidio y promover la salud mental.
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Por otro lado, la Secretaría de Salud ha implementado la “Estrategia Estatal para la Prevención y Control del Sobrepeso, Obesidad y Diabetes”, con un enfoque integral basado en determinantes sociales. En este programa se brindan talleres, eventos de activación física y muestras gastronómicas, impactando a miles de personas. Además, se han puesto en operación unidades móviles para la detección temprana de obesidad, diabetes e hipertensión en todo el Estado.
En ese sentido, las escuelas de medicina y ciencias de la salud juegan un papel vital en el desarrollo y fortalecimiento de la salud en una comunidad local y en la sociedad. Más allá de la formación de profesionales, estas instituciones desempeñan un papel activo en la vida de las ciudades ya que son también espacios para la creación de conocimiento y prevención de enfermedades.
Prueba de ello, son la escuela de medicina de la Universidad de Padua durante el renacimiento y la escuela de Salerno en Italia en el siglo IX, las cuales impulsaron el campo de conocimiento de la anatomía moderna y la cirugía, a través de la práctica de habilidades clínicas necesarias para un médico, como las disecciones anatómicas detalladas y precisas.
A la par, la investigación científica impulsa el avance médico y la búsqueda de soluciones innovadoras. Haciendo honor a su nombre, en las escuelas de Ciencias de la Salud, los estudiantes participan cada vez más en proyectos de investigación científica, enriqueciendo su experiencia educativa y contribuyendo al acervo científico de la humanidad de manera personal.
Por otro lado, el compromiso estudiantil en proyectos comunitarios fortalece los lazos entre la escuela y la comunidad, mejorando la atención médica y generando confianza. Estudiantes de la Escuelas de Salud han realizado diversas intervenciones en distintos municipios del estado, incluidos asentamientos Tarahumaras, buscando expandir programas de prevención, en las áreas de cuidado de la salud bucal, mental, alimenticia y promoción de la actividad física.
Las escuelas modernas de Ciencias de la Salud, incluida la del Tecnológico de Monterrey, se convierten en faros de esperanza en las comunidades, empoderando a los profesionales de la salud para marcar una diferencia significativa en la vida de los pacientes y sus familias.