El informe ‘The Future of Education and Skills: The OECD’s Education 2030’, señala que, 935 millones de trabajadores en todo el mundo tienen trabajos que no coinciden con su nivel educativo, y señala al emprendimiento como una de las competencias que los estudiantes necesitarán para prosperar individual y socialmente, por ello es relevante contar con el desarrollo de un tejido económico eficiente y competitivo, capaz de acercar a la juventud al mundo empresarial.
Formar a los jóvenes con las habilidades, conocimientos, actitudes y valores esenciales necesarios para la innovación y el emprendimiento, ayuda a garantizar la igualdad de oportunidades para todos.
Las universidades no deben vivir de espaldas a ninguna incertidumbre, por el contrario, contribuyen con su labor universal —como dice Escrivá de Balaguer—a quitar barreras que dificultan el entendimiento mutuo de los hombres, a alejar el miedo ante un futuro incierto.
La universidad no solo se debe pensar en la innovación en términos de inventos promovidos por académicos y científicos universitarios, pues también se llega a innovaciones relevantes a través del acompañamiento de las ideas surgidas de estudiantes quienes, impulsados por la adquisición de nuevos conocimientos y experiencias, se saben capaces de pensar y crear nuevas formas de impactar positivamente en la realidad.
En este contexto el PNUD y la OIT, señalan que el 72.6% de jóvenes entre 18-24 años y 70% entre 25-34 años consideran el emprendimiento como una buena elección de carrera profesional, una vez que los estudiantes han decido emprender; el 17% de ellos introduce innovaciones en su negocio y sector, y el 12% logra un impacto social positivo en su comunidad a través del emprendimiento.
En el horizonte nacional, las universidades deben evolucionar hacia un compromiso mayor en el desarrollo de capacidades y competencias para el emprendimiento y la innovación y así reposicionarse como verdaderos nodos de vinculación e integración de capacidades para el desarrollo económico y social, a través de impulsar iniciativas que abordan grandes desafíos sociales en la búsqueda de soluciones colectivas por hacer del mundo un lugar mejor.
El Informe Iberoamericano de Emprendimiento Juvenil resalta cómo la innovación se correlaciona directamente con la supervivencia a largo plazo de las iniciativas emprendedoras. En este contexto, se observa que los países con mayores niveles de innovación tienen una mayor capacidad de emprendimiento.
El reto es fortalecer y profundizar la vinculación entre las universidades y las empresas, aquí algunos posibles caminos y desafíos por enfrentar:
- Facilitar el entrenamiento en áreas de innovación de recién egresados o estudiantes del último semestre, en empresas, al tiempo que cursan sus asignaturas.
- Articular las capacidades universitarias que fomentan la educación, investigación, emprendimiento e innovación con eficiencia y pertinencia.
- Mejorar las capacidades para el apoyo a la innovación en las empresas, mediante la formación de especialistas.
- Impulsar la creación de una “Red de apoyo al emprendedor universitario” a través de la habilitación de una ventanilla única de acceso a la información para el emprendedor, en dónde el responsable de la oficina de emprendimiento, oriente y encause la motivación de los estudiantes en las etapas de exploración, maduración y vinculación de sus proyectos de emprendimiento con las empresas.
- Habilitar una red de laboratorios y áreas de investigación en donde las universidades y las empresas apoyen iniciativas específicas que puedan derivar en nuevos productos o servicios.
- Disponer de las capacidades e infraestructura universitaria a favor de los emprendedores, para llevar a la realidad la creación de nuevas empresas de base tecnológica.
- Desarrollar en alianza con otros stakeholder, diferentes opciones de financiación; deuda, peer-to-peer, crowdfunding, inversión ángel, entre otros vehículos de capitalización.
- Fomentar el desarrollo tecnológico ligado a las empresas, en donde los resultados de investigación puedan responder cada vez más a la atención de necesidades del sector productivo (privado, social y público).
Es aspecto central es el que hace posible el ordenamiento disciplinario entre el mundo de la academia, los requerimientos de la sociedad y la empresa. Un conjunto de componentes y estructuras organizacionales “trilaterales” que, desde las universidades permita garantizar la formación de una cultura empresarial que incorpore de manera continua el progreso científico y tecnológico para construir las condiciones apropiadas para el florecimiento del emprendimiento y la innovación, que haga del conocimiento un factor estratégico para la creación de nuevas empresas, capaces de generar beneficios sociales y económicos.
El impulso al emprendimiento en los jóvenes debe ayudar a resolver problemas de interés público en el campo de la salud, el medio ambiente, la seguridad, entre otros temas. La formación emprendedora a través de la educación universitaria, hará que la sociedad mexicana sea más crítica e informada y reconozca al conocimiento como medio para un desarrollo integral de las personas.