Al inicio de la universidad es muy probable que maestros, amigos y personal aconsejen obtener el mayor grado de experiencia laboral para conseguir un buen trabajo después de la graduación. Sin embargo, y a pesar de lo importante que resulta recolectar conocimientos y habilidades que formen poco a poco un excelente currículum, contar con maestría comprobable impresa sobre una hoja de papel actualmente ya no basta para destacar entre cientos y cientos de candidatos que se parecen unos a otros.

¿Cómo podemos generar confianza y distinguirnos de los demás profesionales que cuentan con la misma trayectoria que tuvimos nosotros? Una de las opciones, sin duda alguna, está en construir y alimentar nuestro perfil digital.

Podríamos definir el “perfil digital” como la manera en que nos presentarnos en el extenso mundo del internet. Este recaba nuestra información, nuestras descripciones, muestra lo que somos, lo que hemos hecho y cómo interactuamos con otros perfiles en la web. Básicamente, es nuestro yo digital.

La gran diferencia entre los perfiles digitales y lo que somos en vida real es que, en la mayoría de las ocasiones, dentro del internet podemos decidir específicamente qué queremos mostrar y contar de nosotros. Es así como esta base de datos puede ser utilizada a nuestro favor para conectar con otras personas de interés, como socios, colaboradores del área y algunos prospectos o clientes. Muchos profesionales se han dado cuenta de ello y ya han abandonado casi por completo la idea de entrevistarse con uno, dos o tres reclutadores para conseguir un empleo; pues en ocasiones, resulta más rentable optimizar primero su perfil digital para alentar a las empresas y al público a confiar en la experiencia que muestran a través de contenido y testimonios, logrando así obtener clientes y contratos con mayor facilidad.

Es importante conseguir experiencia profesional para el currículum, pero resulta clave comunicar lo que hemos hecho y estudiado a través de los recursos digitales. Para ello, existen varias plataformas que podemos aprovechar para conectar con nuestro público objetivo, además de distintas herramientas para optimizar las piezas de contenido que creamos. Por ejemplo, existen servicios de portafolio profesional online, redes sociales con formatos infinitos y páginas de conexión directa con empresas y reclutadores. Dentro de ellas podemos explicar, ahondar y colocar pruebas de lo que hemos realizado como profesionales, mostrar nuestra personalidad y objetivos de manera interactiva y dinámica; construyendo así un perfil digital humano y real.

Es destacable, además, que nuestros perfiles digitales en algún momento llegarán a volverse influenciadores de opinión. Ya sea detrás de nuestra cuenta personal o una cuenta de empresa que genera la suficiente interacción para ser una comunidad, el conjunto de portafolio, la constante publicación de información y el contacto con el público, provocará que cualquier perfil digital correctamente desarrollado genere confianza. Esa confianza, a su vez, permitirá que los clientes encuentren nuestros servicios, escuchen lo que tenemos por ofrecer, crean en nuestra palabra y avancemos constantemente en nuestra carrera profesional.

Asimismo, un perfil digital nos permitirá tejer una red de networking con otros profesionales que encajen con nuestros ideales, abriendo camino a la creatividad, a la colaboración y la posibilidad de expandir todavía más nuestro nombre a través de internet.

En resumen, un perfil digital es mucho más que un currículum. Es una forma de conectar con prospectos de forma masiva y mayormente gratuita. No solo impulsa nuestro talento a través de los nuevos medios, sino que, preparando nuestros mensajes de forma correcta, también mejora nuestra imagen y credibilidad; para así, llegar más fácilmente al objetivo profesional que siempre soñamos.