Bien se dice que nadie ama lo que no conoce y esto aplica especialmente para tu pareja.
Pasa mucho, pero más en nuestra juventud, cuando iniciamos una relación con alguien de quien sabemos poco sólo por el hecho que nos gusta o por las presiones sociales que nos apresuran a dar ese paso.
Eso no es necesariamente incorrecto, pasa; pero un grave error en las relaciones amorosas es no hacer el esfuerzo por conocer a la persona que está contigo.
No hablo de temas de seguridad, sino de un conocimiento que nos lleve a relaciones sanas y basadas en el respeto.
Ahora estamos en el mes del amor y lo que pretendo es darte un tip para que tu relación sea placentera y, si así lo desean ambos, duradera.
Lo primero que debes hacer es dedicarle un buen tiempo a conocer a la otra persona y facilitar que ella también te conozca.
Es esforzarte por dar y obtener información mutua, reflexionar cómo encajan los gustos de uno en el otro y generar ideas compartidas.
Debes saber, como si fuera un examen final, todas las cosas que le preocupan a tu pareja, qué le brinda esperanza, qué alegría, por qué le gustas y, no olvidar, qué le disgusta de ti.
Lo ideal es que este proceso se realice cuando todavía son amigos, pero se debe intensificar cuando han formalizado su relación.
Si llegaran a pensar en hacer una vida juntos, como casarse, tener hijos, deben continuar este proceso toda la vida, pues una característica de los seres humanos es que siempre estamos cambiando.
Dicen Julie y John Gottman, dos psicólogos e investigadores sobre estos asuntos, que “del conocimiento nace el amor, pero también la fortaleza para capear las tormentas”, y por supuesto les doy toda la razón.
Háganlo un juego
Jueguen a conocerse, a preguntarse, a contarse historias de lo que han sido y lo que quieren ser; jueguen a la franqueza, qué te gusta o no de él o ella, y dialoguen las diferencias y coincidencias. En fin, hay muchas formas de averiguarlo, incluso hay juegos de mesa que pueden hacer divertida la experiencia.
Muchos de los problemas que enfrentan las parejas se deben a que una de las partes o ambas no saben qué le pasa al otro; por qué está enojado, triste, distraído; qué problemas tiene con sus padres, es la escuela o, si es el caso, en el trabajo; cuáles son sueños, qué obstáculos tiene; el nombre de sus padres, sus amigos, en fin, incluso adivinar otra lista de interés puede ser divertido y revelador.
Hace poco tiempo, el hijo de un amigo terminó con su novia de una manera que resultó dolorosa para ambas partes porque el muchacho tuvo que irse a vivir a otra ciudad por cuestiones de trabajo. Los dos sabían desde hace más de dos años que eso iba a suceder, pero nunca platicaron seriamente el tema.
Ambos trabajaban y culminaban la universidad, pero cuando era ya inminente el traslado la discusión los llevó a darse cuenta que sus metas y propósitos de vida no caminaban en el mismo sentido.
Es muy doloroso, pero también hay verle el lado bueno: conozco matrimonios que se han deshecho por el mismo motivo, después de 10, 20 y hasta 30 años.
Conocer a tu pareja es una tarea que te ayudará a enamorarte de la persona que realmente es y no de la ilusión que vemos o presentamos cuando queremos conquistar a alguien.