¿Cuáles son las transformaciones vitales del ambientalismo 2.0?
La libertad y la capacidad de elegir la forma en cómo queremos vivir, es quizás el más importante desafío de este siglo, la nueva tierra de conquista si así lo queremos ver, y no hablo de la torpe y hueca libertad económica sino de la libertad del alma humana, que en tiempos actuales parece incompatible con muchas cosas, incluyendo la sociedad de mercado que todo lo infiltra y corrompe, incluidas las relaciones personales, parece también incompatible con una esfera tecnológica cada vez más intrusiva, enajenante y peligrosa, que amenaza con querer pensar por nosotros, y de hecho ya lo hace (loas, aplausos, risas).
¿Más ejemplos de problemas y soluciones ambientales urgentes?
¿Cuántos de nosotros hacemos el más mínimo esfuerzo por ser dueños en lugar de esclavos de nuestro “teléfono inteligente“, que por ahora piensa por nosotros, decide por nosotros: es amo y señor de todas las cosas, del tiempo y del espacio, de todo cuanto hacemos y dejamos de hacer?, ¿a cuanta gente le importa este tema seria y sinceramente y toma cartas en el asunto? Otro ejemplo: ¿Quién atiende a las causas verdaderas del MAL -así con mayúsculas- afuera en las calles y en nuestros hogares? Muchos se muestran preocupados por la “violencia” definida en términos caprichosos, ¿pero se muestra preocupada con sinceridad por el mal que la origina? La palabra “violencia” se utiliza ahora no solo como gatillo ideológico para sentenciar a la mitad de la humanidad -los hombres en su aparente “guerra contra las mujeres”-, sino también para obstaculizar políticamente las causas ideológicas originales que explican la violencia que por siglos habíamos mantenido bajo control mediante la familia y un conjunto de valores civiles y religiosos. En los últimos se nos ha impuesto un sistema de anti-valores que no sólo no armoniza con nuestra biología, sino que ha anunciado abiertamente su propósito explícito de abolirla. Abolir nuestra biología. ¿A la gente protestando en las calles, o a los gobiernos, les importa semejante detonador de violencia? La respuesta es no… (silencio).
Pero ¿son todos esos realmente problemas ambientales?
Hay pocos problemas ambientales tan graves como estos que acabo de mencionar, reflejan la dimensión interna al ser humano de la problemática ambiental. Pero a ver, tenemos que empezar a aclarar algunas ideas: el movimiento ambientalista se ha estancado desde hace muchos años en las causas externas: se ha vuelto irresponsablemente simplista y torpe; no está a la altura de los desafíos que tenemos enfrente y se comporta como si fuera alérgico al pensamiento y las causas profundas de las cosas, por eso es un ambientalismo tóxico: es parte del problema y parece aborrecer la mera existencia de posibles soluciones. Pensábamos en un ambientalismo de causas externas al ser humano: plantar árboles y donar dinero para evitar la extinción del pepino de mar. Comprendamos que hay, “tres ecologías”: la ecología de nuestra relación con el medio natural exterior, la ecología de nuestra relación con otros seres humanos, y la ecología de nuestra relación con nosotros mismos. Comprendamos que los problemas ambientales no existirían sin la dimensión interior del ser humano, son producto de estas “tres ecologías” manifestadas en los estilos de vida y la comodidad con la que vivimos, y aquí tenemos que preguntarnos ¿existe algo de lo que hagamos que no tenga que ver con vivir cómodamente? Comprendamos que existe un medio ambiente natural y un medio ambiente humano, y que el objetivo de un ambientalismo 2.0 transformador es que ambos coexistan, no que se destruyan mutuamente (aplausos). La mayor parte de la gente tiene una inteligencia normal y una intuición más o menos certera, aún si no tiene conocimientos, lo cual lleva a pensar que el ambientalismo tóxico tiene un problema de hipocresía y también de valores (risas). Un segundo problema es la visión de túnel del ambientalismo tóxico, que dado que nos impide actuar eficazmente, se está convirtiendo en una fuerza más destructiva que el cambio climático (loas, aplausos, risas).
Tenemos que irnos, pero antes, ¿algunas diferencias entre esto que usted llama “ambientalismo tóxico” y “ambientalismo transformador 2.0”?
El ambientalismo tóxico tiende a ser reactivo -en lugar de activo-, irracional, superficial, holgazán y doloroso (risas)… es el ambientalismo que siempre hemos conocido, comprometido con el corto plazo y las soluciones tecnológicas instantáneas y frecuentemente irracionales y tontas, o sin sustento racional técnico, como la gente que quiere irse a trabajar en el carro que usa agua de charco como combustible que vieron en Yutube (risas). El ambientalismo 2.0 transformador -para empezar a entenderlo un poco mejor- tiende a ser activo, científico, racional, imaginativo, ético y espiritual… es un ambientalismo comprometido con el largo plazo y con cambios profundos propios y comunitarios, no con cambios impuestos que toman por asalto al individuo. Y ya para terminar: a nivel de los individuos, lo que el ambientalismo 2.0 nos dice es que nuestras opciones son esencialmente dos: actuar mientras piensas racional, imaginativa, éticamente, en qué momento puedes ser parte de una solución a veces individual, a veces grupal que amplíe tus libertades y tu felicidad, o bien, sentarte a esperar el día en que tengas que reaccionar tonta, desesperadamente y sin preparación, sin confrontar ideas con nadie, paralizándote frente a problemas no anticipados que reducirán tus libertades, tu bienestar y tu felicidad material y espiritual. Esas serán tus opciones (aplausos, risas, loas).
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