¿El arte necesita de las personas o las personas del arte? Para los especialistas en el asunto, esta expresión de la humanidad es fundamental porque toca las fibras más sensibles, porque nos hace más inteligentes como comunidad y porque nos permite identificarnos.
En este sentido, estudiar una carrera artística desarrolla, por lo menos, habilidades como la creatividad, la concentración y la atención, elementos fundamentales en la sociedad.
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Académicos de instituciones como la Facultad de Artes y Diseño (FAD) de la UNAM, la Universidad del Claustro de Sor Juana y la Universidad Iberoamericana coinciden en que el arte y la cultura son parte medular, sobre todo por la sensibilidad que transmiten a través de manifestaciones como la música, el teatro, la pintura y la literatura.
“El arte nos permite identificar quiénes somos, relacionarnos con otros por medio de diferentes narrativas para tratar de entender el mundo y a nosotros mismos. El arte nos ayuda a entender un para qué en nuestras vidas”, explica Lina del Carmen Pulido, directora general de Humanidades y del Colegio de Arte y Cultura del Claustro.
Por su parte, el académico Oscar Ulises Verde Tapia, de la FAD, considera que esta expresión es una parte fundamental porque “toca la emoción, el conocimiento, la experiencia y, principalmente, el enfoque psicoemocional de las personas”.
En tanto que el director del Departamento de Arte de la Universidad Iberoamericana, Alberto Soto Cortés, subraya que el artista lleva a cabo un análisis de la realidad y puede ayudar en el desarrollo de cada persona, por ejemplo.
Carreras de arte frente a otras profesiones
Estudiar un programa de carácter artístico, en un momento en el que se habla de las carreras tecnológicas como futuro, es de gran relevancia, por todo el aporte y valor que ofrece a las humanidades, coinciden los académicos.
“Sí es imprescindible enfatizar la importancia que tiene el arte y la cultura para la sociedad y para su desarrollo”, menciona la profesora Pulido.
Para Soto Cortés, existe una apuesta principal: “Posicionarnos y mantenernos en vigencia”. Considera que, en la actualidad, es necesario ser más conscientes al momento de elegir cierta profesión, ya que sería un error pensar que una carrera es más competitiva que la otra.
“Estudiar una ingeniería, no importa si es en la mejor universidad o escuela, no garantiza un espacio laboral. Entonces, sí creo que debemos de meditar, reflexionar y fomentar toda aquella vocación que vaya hacia las artes o hacia las humanidades”, detalla el docente.
Se debe decir que las carreras relacionadas con las expresiones artísticas son poco elegidas por los jóvenes. Por ejemplo, solo 25 mil personas eligen estudiar Bellas Artes frente a los 1.3 millones que optan por Derecho o Administración de Empresas, de acuerdo con Compara Carreras 2024 del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
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Asimismo, está el estigma sobre que estas licenciaturas son un hobby, que no se tendrá un buen sueldo o que realmente no son una profesión.
Según información del Observatorio Laboral, los jóvenes interesados en estudiar alguna carrera relacionada con el arte, de hecho, suelen poseer ciertas habilidades y gustos como la capacidad creativa y de solución de problemas, destreza manual, apreciación estética, imaginación, habilidad motriz delicada y fina, entre otras.
Abigaíl Calderón relata que la razón por la que no eligió Música, como su primera profesión, fue porque sabía que sus padres no la veían como una carrera, o una en la que valiera la pena invertir.
“Sabía que no tenía su apoyo. En realidad, nunca les dije que yo quería estudiar Música porque ellos me repetían que solo era un hobby, no una profesión. Así que elegí Comunicación”.
En este sentido, el académico de la Ibero, Soto Cortés, explica que apoyar a los jóvenes que tienen interés en el área artística no solo se reduce al tema de la vocación, sino a un respaldo para contribuir a todo lo relacionado con lo creativo.
“Es importante recalcar que no apoyar a los estudiantes, a quienes desean ser artistas, es negar la posibilidad de generar una sociedad mejor”.
El arte en escuelas públicas
Pese a que Calderón no recibió el apoyo para estudiar Música, cuando terminó su licenciatura, ingresó al Instituto de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, pero su experiencia no fue para nada satisfactoria.
“Al entrar, me decepcioné por las carencias: la infraestructura no era la mejor, además de que había pocos instrumentos, en mal estado, y muchos alumnos. Noté, y no solo yo, sino todos los compañeros, que los directores eran despreocupados, porque nuestras solicitudes no se atendían. Esto pasa, sobre todo, en instituciones públicas”.
Cabe recordar que, a principios de año, EL UNIVERSAL dio cuenta de los deterioros que ha tenido el CENART. En la nota publicada el 29 de febrero pasado se detalló que la falta de presupuesto y la desaparición de fideicomisos ha impactado negativamente en su infraestructura, salarios, y recursos, lo que ha afectado a estudiantes y docentes.
El gobierno federal reconoce las afectaciones al sector cultural, principalmente, por lo que propondrá al Congreso una reducción de los recursos de los organismos autónomos.
“Vamos a destinar recursos para las escuelas del INBAL, lo cual hemos estado trabajando con la secretaria de Cultura (…) En efecto, existen muchos rezagos en las escuelas, tanto en infraestructura como en operación”, dijo la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en su conferencia matutina del pasado 22 de noviembre.
El profesor Soto Cortés añade que un gran reto es la centralización de los estudios artísticos. “Las personas que viven en las capitales generalmente tienen una o más opciones para hacer estudios profesionales, gracias a la infraestructura y la planta docente, sin embargo, en ciudades que no son capitales es más complicado”.
Para la académica del Claustro, Pulido, un asunto de relevancia es entender que el quehacer artístico también permite repensar el planeta, por eso su importancia local.
“Sabemos que tenemos una circunstancia compleja en México y en el entorno mundial, donde parecería que las prioridades están en otros campos, en resolver los problemas más urgentes que tienen que ver con la paz, con la preservación de la democracia, con la economía. Pero también es fundamental considerar la importancia de las artes como una forma para encontrar maneras innovadoras y creativas de repensar este mundo”.
Un ejemplo en este sentido son los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. A pesar de que se plantea el acceso a la educación de calidad, salud y bienestar, trabajo decente, justicia, ciudades sostenibles, entre otros, no resalta uno artístico.
Trabajo constante y disciplina
Respecto a la pregunta central de este artículo periodístico, ¿se puede vivir de una carrera artística? Los especialistas ofrecen una respuesta afirmativa. Sin embargo, para que ello suceda son necesarios, por lo menos, la disciplina y la red de contactos.
Así, explica Verde Tapia, la FAD ayuda a los estudiantes a identificar las necesidades estéticas de la sociedad, con el fin de ser satisfechas a partir de la producción de las artes.
Con relación al campo laboral de los creativos, es amplio, va desde trabajar en organismos gubernamentales hasta ser un artista independiente.
De acuerdo con el IMCO, el 42.3% de los egresados en Bellas Artes trabaja por cuenta propia. El sueldo promedio de estos profesionistas es de 24,911 pesos mensuales, contra los 10,920 pesos en promedio de la población ocupada en México.
“Se puede vivir prácticamente de cualquier profesión, siempre y cuando exista un compromiso de llevar el estudio a hacer una práctica consistente. Conozco artistas que tienen una vida productiva plena y tienen también comodidades, al realizar una serie de actividades ligadas a su carrera”, refiere Soto Cortés, de la Ibero.
Un punto a tomar en cuenta es que su mercado laboral ha cambiado, también gracias a la tecnología y las redes sociales.
“Es fundamental que las personas, aquellas dedicadas al campo artístico, busquen formas innovadoras de poder comunicarse con sus diferentes públicos (…) Si seguimos buscando en medios tradicionales, como en los espacios gubernamentales, será más difícil”, considera Pulido.
Al mismo tiempo, resalta la necesidad de crear redes de colaboradores y creativos que permitan abrir el camino de los demás.
En la actualidad, existen diferentes plataformas digitales para que los creadores difundan su trabajo, como ArtMo, red social que reúne a artistas, galerías y coleccionistas para exhibir arte y generar conversaciones, y Behance, quizá la plataforma más utilizada por profesionales del diseño.
En esta última se exhiben todo tipo de portafolios. Instagram, Facebook e incluso LinkedIn son ejemplos de otras vías de difusión.
Pese a esto, para algunos egresados es difícil lograr encontrar un espacio en el arte, como es el caso de Ana Paola López, quien salió hace seis meses del Claustro, de la carrera de Estudios e Historia de las Artes.
Su camino ha sido complicado porque se ha dado cuenta de que las oportunidades laborales ponen como requisito bastante experiencia.
“La red de contactos es importante desde que inicias tus estudios, incluso hay a quienes se les facilita encontrar trabajo porque tienen familia en el círculo. En mi caso no es así”.
Verde Tapia resalta la importancia de trabajar en proyectos interdisciplinarios, en lo que se trabaja con compañeros de otras áreas.
“Anteriormente, los artistas egresados tardaban hasta 20 años en presentar una exposición. Ahora, las cosas han cambiado: los alumnos, desde quinto semestre, comienzan a trabajar en proyectos, lo que les permite desarrollar habilidades pronto”.
Asegura que la FAD impulsa a los alumnos mediante exposiciones en plataformas digitales.
La finalidad es que cuando les soliciten una exhibición de su trabajo artístico en espacios como galerías o museos, cuenten con el respaldo de la máxima casa de estudios.
Por mencionar otro caso exitoso, Cristina de la Llave, estudiante de la Licenciatura en Estudios e Historia de las Artes en el Claustro, ya lleva año y medio trabajando con un artista independiente y recientemente ingresó al Museo Nacional de Arte en el área de curaduría.
“Me parece que si te mueves bien y sigues como una línea, sí puede haber muchas oportunidades”, asegura.
Oferta diversa y amplia
La oferta educativa para estudiar alguna carrera artística es amplia y se divide en áreas como artes visuales, artes literarias y artes escénicas.
En cuanto a las licenciaturas, se pueden cursar tanto en universidades públicas como privadas. Entre las instituciones se encuentra la mencionada FAD, que ofrece tres programas.
Otra opción es INBAL, que cuenta con 12 centros de educación artística (CEDART), cuatro escuelas de iniciación artística (EIA) y 13 escuelas profesionales, entre ellas la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda” y la Escuela Nacional de Arte Teatral.
Respecto a las instituciones privadas, sobresalen el Claustro de Sor Juana, la Ibero, la Universidad Anáhuac y el Tecnológico de Monterrey, con carreras que van desde Licenciatura en Historia del Arte hasta Arte Digital.