La Facultad de Comunicación de la Universidad Anáhuac, junto con al Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), la Universidad de Bielefeld en Alemania y la Iniciativa Internacional de Protección del Clima del gobierno alemán (IKI), presentaron el proyecto “Comunicación para el cambio”. Con él buscan concientizar a las y los jóvenes sobre el impacto del desperdicio de comida en la biodiversidad.
Esta iniciativa busca que las y los jóvenes se interesen en hacer cambios en su entorno y hábitos, construir herramientas y conocimientos que puedan compartirse en foros internacionales y hacer posible el intercambio de ideas con más personas del mundo. Esto con el fin de resolver problemas importantes para la sociedad.
“La comunicación estratégica puede usarse para vender productos o servicios…pero la manera más noble de usarla es cuando resuelve problemas que enfrenta la sociedad, cuando promueve la justicia o la dignidad, o cuando se emplea en beneficio del bien común”, comenta Francisco Lorenzo, líder de proyecto por parte de la Universidad Anáhuac.
Desarrollo del proyecto
La doctora Ana Laura de la Torre, miembro de la Academia Mexicana de la Comunicación, explicó que el objetivo principal del proyecto es que los jóvenes entiendan lo grave del desperdicio de alimentos y generen un cambio de comportamiento, empezando por los residuos generados en casa.
De igual modo dijo que “el proyecto es un platillo que se está cocinando” ya que está en una etapa piloto, y pasará por distintas fases. Primero, los estudiantes toman un curso multidisciplinario con miembros de la WWF, que les ayude a entender el desperdicio de alimentos como problema. Esto será abordado en áreas diversas como la comunicación, la historia, la biodiversidad, psicología y más.
La segunda parte es práctica, donde los participantes realizan un ejercicio de etnografía móvil donde documentan los conocimientos adquiridos en el curso y los hábitos que cambian su forma de consumo. La herramienta con la que medirán el cambio de comportamiento es una app pionera en el mundo.
Para interpretar estos datos, contarán con asesoría de la Universidad de Bielefeld y de uno de los especialistas en cambio de comportamiento más importantes del mundo, Sebastian Bamberg.
Finalmente, la tercera etapa consiste en la creación e implementación de campañas sociales por parte de las y los jóvenes involucrados en el proyecto. Ahí se podrá determinar cómo aplicaron lo aprendido y cómo se enfrentan a retos colectivos y profesionales.
Importancia del proyecto a nivel mundial
Jorge Rickards, director de WWF México enfatizó que “a escala global, las cinco amenazas más inquietantes que enfrentará la humanidad en los próximos 10 años están relacionadas con el medio ambiente. Sin un cambio de comportamiento no podemos hacer frente ni a los climas extremos ni a la pérdida de biodiversidad”.
Así, destaca que “este proyecto busca demostrar que el liderazgo de las y los jóvenes es esencial para transformar nuestras acciones y vivir en armonía con la naturaleza”.
WWF dice que evitar el desperdicio de alimentos tiene muchos beneficios para el ambiente. Es capaz de aminorar la presión sobre los vertederos y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Con esto se lograría reducir la contaminación de la tierra y el agua.
Esta misma organización estima que el 40% de los alimentos cultivados nunca llegan a nuestra mesa y a su vez, este desperdicio genera el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero, junto al derroche de otros recursos como tierra, agua, energía y el trabajo humano necesarios para cultivarlos.
Campaña “Dale chamba”
De mano de la chef y activista Mariana Orozco, se creó la campaña “Dale chamba” que parte de tres objetivos principales: prevención, uso eficiente de ingredientes, y el cambio en la percepción estética de los alimentos.
Para cumplir con los objetivos, Mariana Orozco comparte a través de sus redes sociales, consejos para aprovechar frutas y verduras.
“Debemos evitar el desperdicio de alimentos en todos los ámbitos. Hoteles y restaurantes sin duda, pero los cambios más importantes se hacen en nuestros hogares. Comprar verduras y frutas que no son perfectas y usar los ingredientes al 100% son algunas de las acciones que pueden salvar nuestra biodiversidad, un plato a la vez”, expresó la también activista en el tema.
La doctora Ana Laura de la Torre dijo también que se espera que en próximos meses se conozcan los primeros resultados del proyecto, y que poco a poco se pueda implementar en otros campus de la Universidad Anáhuac, para que el próximo año pueda extenderse más allá de esta institución.