¿Te has enamorado? Si en algún momento experimentaste este estado emocional, es probable que también conozcas lo que se siente tener una ruptura amorosa y, aunque cada persona vive su duelo de manera diferente, químicamente en nuestro cerebro ocurre un proceso similar. A continuación te contamos.
El amor y desamor forman parte de todas las sociedades
De acuerdo con Cultura UNAM, el amor y el desamor son dos sentimientos que casi todas las personas han experimentado y que forman parte de todas las sociedades. Lo cual queda demostrado con algunos estudios.
Uno de ellos fue realizado por la antropóloga estadounidense Helen Fischer, quien estudió el modo de vivir de distintas sociedades alrededor del mundo y descubrió que “de 166 sociedades estudiadas, 147 viven con la idea de que el amor es parte fundamental de su vida.”
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Mientras que, en el otro estudio, que se llevó a cabo en diferentes universidades de Estados Unidos como la Universidad de Nueva York, en Postdam, o la Universidad de Queensland; se arrojó que “el 93% de los encuestados alguna vez fueron rechazados por alguien que amaban.”
Asimismo, dentro de la encuesta, el 95% confesó haber rechazado a alguien que estaba enamorada o enamorado de ellos o ellas.”
Sin embargo, ya sea que te enamores o alguien se enamore de ti, en tu cerebro ocurren reacciones, aunque de diferente manera.
Las reacciones en el cerebro tras una ruptura amorosa
Primero, es importante comenzar con lo que sucede en el cerebro cuando nos enamoramos. Es decir, en la parte química con el enamoramiento se elevan los niveles de dopamina y la oxitocina, que producen placer y apego.
En el caso del desamor ocurre lo opuesto; ya que los niveles de estos dos neurotransmisores bajan, lo cual se traduce en ansiedad y malestar.
Mientras que, en el momento de la ruptura, el cerebro queda en shock, por lo que, como mecanismo de defensa, comienza a liberar cortisol: la hormona del estrés y disminuye el nivel de serotonina.
Estos sucesos químicos en conjunto originan la disminución de la capacidad para pensar racionalmente, dolores de cabeza, falta de motivación, apetito y hasta debilitamiento del sistema inmune. De hecho, eso también explica por qué las personas se aíslan, perdiendo contacto con nuestros seres queridos, y la falta de motivación para hacer cosas que nos gustan.
Además, la dopamina y la oxitocina quedan tan vulnerables que dan señales de enamoramiento, que son incluso más fuertes de las que se vivían durante la relación. No obstante, esto depende del tipo de ruptura, pues no es lo mismo una ruptura abrupta, que una por decisión mutua.
Luego en la segunda fase del desamor, predomina la resignación, el pesimismo, y la desesperanza. Pero en este momento, aunque los niveles químicos todavía son inestables, el cerebro comienza a regresar a la normalidad y por supuesto, regresamos a realizar actividades que dejamos, señaló Cultura UNAM.