¿Fruta con chile? Sin duda, el picante forma parte de la alimentación de la mayoría de los mexicanos. Lo podemos encontrar en las papitas fritas que compramos después de la jornada escolar o en las tortas de jamón que llevamos para comer entre clases. Pero, si nuestros alimentos son demasiado picosos, entonces comenzamos a sufrir las consecuencias de ello, ¿cierto?
Y es que el picante y el dolor que sentimos luego de consumir chile, mantienen una estrecha relación, ¿por qué? La investigadora del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la Máxima Casa de Estudios, Tanara Rosenbaum Emir, explicó para Gaceta UNAM que las respuestas fisiológicas al “enchilamiento” van desde la sudoración, moco, ardor, lagrimeo y entumecimiento, hasta la diarrea y dolor. Esto si lo comemos en exceso.
Lo anterior sucede porque en las neuronas se abre un canal iónico llamado TRPV1, el cual desata el dolor que puede provocar enchilarse. El objetivo de este receptor es avisar que algo está mal y debemos acudir al médico. Por ejemplo, que estamos consumiendo bastante chile o que padecemos cáncer en los huesos.
Así lo refiere la especialista, quien también apuntó que aunque el chile es asociado al dolor, lo seguimos comiendo. La razón es que cuando una persona consume picante, se liberan endorfinas en el cerebro, mismas que se secretan cuando realizamos otras actividades que nos hacen sentir felices. Por lo que, “el chile tiene una característica casi adictiva”, sostuvo.
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El papel del dolor en el consumo de chile
Durante la conferencia ¿Qué tienen que ver los chiles picantes con el dolor?, Rosenbaum Emir detalló que los seres humanos exploran el mundo a través de los sentidos. “Todos hemos sentido dolor, esa experiencia subjetiva que produce una sensación desagradable”, afirmó.
Existen dos importantes capacidades de supervivencia para los organismos. La primera de ellas es la termocepción, encargada de detectar cambios en la temperatura. La segunda hace referencia al dolor o nocicepción. Ambos sirven para evitar situaciones que nos puedan poner en riesgo.
Según la investigadora, sentir dolor es posible debido a la comunicación entre algunas neuronas que permiten pasar señales eléctricas a una gran velocidad. Sobre esto, abundó que “esas células tienen bicapas lipídicas para protegerse. En tales membranas se deben mover cierto tipo de moléculas cargadas positivas o negativamente, llamadas iones. Y para que estos se muevan a través de esa capa, se necesitan estructuras que les permitan el paso: poros llenos de agua llamados canales iónicos”.
Esto quiere decir que los canales iónicos permiten identificar estímulos, entre ellos, los que hacen daño. Las funciones de estos poros acuosos explican la manera en la que se recibe el frío y el calor. O bien, cómo hay moléculas que responden al dolor y a las respuestas del consumo de chile.
Por último, Tamara Rosenbaum, indicó que comer sopa caliente o tomar tequila con limón cuando nos enchilamos, es una mala idea. Por lo que, para dejar de sentir dolor despúes de comer chile en exceso, debemos beber leche o comer mantequilla.
Y tú, ¿conoces otros tips que ayuden a “desenchilarnos”?