Desde que una mujer nace la sociedad establece cuáles son los comportamientos que deberá seguir, impidiendo que a lo largo de su vida pueda disfrutar libremente de su sexualidad. Mientras que, a los hombres se les ve como “campeones” cuando tienen una vida sexualmente activa. Pero, ¿por qué ocurre esto?
Alejandra Collado, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM, explicó que los estereotipos de género históricamente han encasillado a las mujeres, desde edades tempranas, en el espacio privado, y por lo mismo se espera que su sexualidad se limite a la intimidad del hogar.
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Los estereotipos de género que impiden a las mujeres disfrutar de su sexualidad
A decir de la experta de la UNAM, uno de los estereotipos más comunes señala que las mujeres “deben ser discretas, obedientes y tímidas, sin gozar de la libertad sexual que podrían tener los hombres”. Incluso, comentó que una visión sexista sugiere que la única manera en que una mujer puede ejercer su sexualidad es para ser madre o esposa, y no para su propio placer.
Aunado a eso, existen algunos discursos que refuerzan los estereotipos. Uno de ellos es el religioso, el cual critica a las mujeres que abandonan la idea de ser madres o satisfacer a su esposo, pues según esta concepción le pertenecen dios y su pareja, además de que su única función es reproducirse y complacer.
Es decir, desde que una mujer ejerce su sexualidad solo para disfrutar, surgen juicios y estigmas hacia ella, considerándola una “mala mujer”.
Familia, estigma y crianza patriarcal
La situación para las mujeres que ejercen su maternidad sin una pareja a su lado es aún más difícil. A las mujeres se les exige ser “prudentes” porque si salen del rol de ser madres reciben críticas porque creen que “si eres madre, ya no puedes ser otra cosa; no puedes tener deseo sexual, porque es mal visto”.
Pero las críticas no siempre son de personas externas, porque en ocasiones dentro del núcleo familiar es donde se genera más violencia y estigmas.
Aunque “esto se debe a que todas fuimos criadas dentro de una estructura patriarcal y sexista, con una exigencia hacia el género femenino que no se aplica hacia los varones”.
De hecho, esa estructura de educación patriarcal es causante de que la sociedad someta a la mujer a castigo en diferentes ámbitos. Por ejemplo, “en el sector salud, los profesionales juzgan a las chicas que acuden a una consulta ginecológica y tienen vida sexual activa, pero no están casadas y tampoco son madres.
El deseo sexual femenino y el deseo sexual masculino
Alejandra Collado también comentó que cuando una mujer tiene deseos sexuales es considerada como “desesperada sexual”. Lo “normal” dentro de la sociedad es que para ejercer su sexualidad tienes que tener un vínculo amoroso o estar en un escenario diseñado para el disfrute masculino, como la pornografía.
Sin embargo, la académica concluye que no es necesario que las mujeres están “para vincularse sexualmente con una persona. Ese sentimiento lleva más tiempo y lo sexual es meramente físico y químico”.