Durante el Tec Science Summit 2023, en el Tecnológico de Monterrey, el biólogo informático Carlos Manuel Estévez-Bretón explicó que ahora existen nuevas formas de medir el impacto de los hallazgos científicos.
Y es que artículos como La evaluación del impacto de los resultados científicos. Metodologías y niveles de análisis que la medición tradicional de las publicaciones científicas solo toma en cuenta las partes más superficiales.
De hecho, según Estévez-Bretón, estas métricas tradicionales pueden incentivar a los investigadores a priorizar la cantidad sobre la calidad.
Ya que muchas veces el hecho de que su investigación reciba financiamiento o no, depende de estas métricas.
Leer también: ¿Cómo combaten el plagio las universidades?
¿Cuáles son las métricas tradicionales?
La categoría de impacto que causa la ciencia es una noción se asocia con los efectos que pueden producir la ciencia y la tecnología en determinado sistema social.
Para Jorge Lozano, Rita Saavedra y Neyda Fernández, investigadores de Cuba, el impacto de la ciencia y tecnología puede ser evaluado en tres dimensiones fundamentales:
- Impacto en el conocimiento
- El impacto económico
- Y el impacto social
Los impactos en el conocimiento se miden, habitualmente, a través de técnicas bibliométricas.
Las cuales se basan, específicamente, en las citas recibidas por el documento, cómo artículos o patentes, en otros documentos.
Y es que el llamado factor de impacto de las revistas científicas se basa en estas técnicas y generalmente se considera que un artículo que haya sido publicado en una revista con elevado factor de impacto tiene por ello impacto científico.
Este tipo de impacto, por lo tanto, se analiza desde y en la comunidad científica, entre los mismos agentes generadores y consumidores de conocimientos científicos, en palabras de los investigadores:
“Se centra, por tanto, en el impacto que ejerce la ciencia sobre la propia ciencia o en el conocimiento y no comprende las dimensiones sociales referidas a la economía, la salud, el medio ambiente, la seguridad social, la pobreza, el empleo entre los principales”.
En cuanto a la medición del impacto social, este no cuenta en la actualidad con indicadores normalizados, ni metodologías establecidas para este propósito, constituyendo un amplio campo de investigaciones para los profesionales interesados en los estudios de las relaciones entre la ciencia, la tecnología y la sociedad.
¿Cuáles son las nuevas formas de medir la ciencia?
Una de las opciones novedosas presentadas por Estévez-Bretón es el sistema Plum Analytics.
Este conjunto de métricas proporciona información sobre las distintas formas en que las personas interactúan en internet con los resultados publicados de una investigación, ya sea en forma de artículo científico, capítulo de libro, patente, video, entre otras.
Esta herramienta se divide en cinco categorías:
- Citas
- Usos
- Capturas
- Menciones
- Réplicas en redes sociales
Otra alternativa es la Snowball Metrics, una propuesta de distintas instituciones como la Universidad de Cambridge que se ha presentado como una de las principales impulsoras de este proyecto.
Leer también: Campamento Nacional Juvenil de Ciencias 2023: así puedes participar
¿En qué consisten las nuevas formas de medición?
Las citas, por ejemplo, son las métricas tradicionales que cuantifican el número de veces que un artículo ha sido citado.
El uso, por otro lado, está relacionado a qué tanto se está utilizando la investigación a través de clics, descargas, existencia en bibliotecas o reproducciones de videos.
Las capturas implican que alguien ha decidido guardar la investigación para regresar a ella. Por ejemplo, si alguien la clasificó como favorito o la guardó.
Las menciones son apariciones en blogs, comentarios, reseñas o referencias en Wikipedia para saber qué tanto ha trascendido una investigación.
La réplica en redes sociales significa qué tanto se ha compartido, «likeado» o ha gustado, comentado o tuiteado una investigación en el vecindario cibernético.
En cuanto a la Snowball Metrics, la idea es generar un conjunto de metodologías o “recetas” probadas y acordadas por miembros de estas instituciones para medir el impacto de una investigación, explicó Estévez-Bretón.
Las recetas están en línea y pueden ser descargadas de forma gratuita para que cualquier persona pueda utilizarlas.
Y su intención es reducir los sesgos que podrían introducir los intereses de las editoriales, empresas financiadoras y agencias gubernamentales.