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Japón y UNAM unen fuerzas para investigar sismos 

Foto: Pexels

El pasado 1 de enero de 2024, un sismo de magnitud 7.6 estremeció la península de Noto, Japón, lo que causó la muerte de 250 personas y el colapso de casas y edificios. A fin de conocer de primera mano el comportamiento de la vivienda y para extraer lecciones útiles y aplicables en nuestro ámbito nacional, la UNAM, a través del Instituto de Ingeniería (IIngen), envió a un grupo de investigadores al lugar para estudiar cómo se preparan para los sismos.

Este tipo de colaboraciones no solo se realizan en Japón, sino en diferentes partes del planeta en donde ocurren de manera frecuente sismos, por lo cual se busca aplicar en México todos los conocimientos y mejorar nuestras prácticas de análisis, diseño y construcción de manera significativa.

Con ello, se evitarán más daños materiales, pérdidas humanas y habrá mejor preparación para afrontar este tipo de desastres naturales.

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La UNAM acude a Japón a investigar sismos

Manuel Jesús Mendoza López, investigador del Instituto de Ingeniería (IIngen) de la UNAM, detalló a la Revista UNAM Global que esta institución ha estado atenta a lo que ocurre en otras partes del planeta, sobre todo en aquellas con las que nuestro país comparte problemas similares, como los sismos

Expertos del IIngen han visitado Japón, Turquía y Chile para encontrarse con colegas de intereses afines, con quienes establecen relaciones que les permitan conjuntar esfuerzos para realizar labor académica y científica.

Observar lo que sucede en otros países y cómo lo resuelven, se torna crucial. Así, academia y gobierno pueden anticiparse y emplear las técnicas más convenientes para afrontar o mitigar los efectos.

“Pretendemos comprender la relación causa-efecto a fin de tomar esas lecciones y traerlas a México. Con esto mejoraremos nuestras prácticas de análisis, diseño y construcción de manera significativa, ya que varios investigadores del IIngen participamos en la generación de las normas y códigos de construcción, que son los que determinarán la seguridad de nuestra infraestructura”, destacó Mendoza López.

¿Cómo podemos aprender de Japón?

El sismo del pasado 1 de enero en la península de Noto provocó que las autopistas cercanas al epicentro fueran cerradas y más de 36 mil hogares se quedaran sin electricidad. Durante 15 días, los expertos mexicanos recorrieron la zona afectada en compañía de investigadores japoneses para recolectar evidencia.

Marcos Mauricio Chávez Cano, integrante del Instituto de Ingeniería explicó que estructuras de gran importancia como hospitales, escuelas o altos edificios de concreto tuvieron un comportamiento adecuado durante el sismo de 7.6, lo cual demostró que los códigos de diseño y el proceso constructivo de ese país son de buena calidad.

Sin embargo, las viviendas tradicionales japonesas de madera no tuvieron la misma suerte pues no contaban con la rigidez suficiente para resistir cargas laterales por las aberturas grandes entre una y otra, así como tejados pesados. 

El especialista aseguró que también fue importante observar que había hospitales que tenían aisladores, es decir, que los edificios se movieron como un cuerpo rígido con el temblor y, gracias a ello, pudieron operar al cien por ciento tras el evento.

La cultura japonesa ante estos desastres

Eduardo Botero Jaramillo, indicó que es interesante cómo las autoridades japonesas manejaron la situación, ya que la cultura del país es distinta, muy disciplinada y ordenada. 

Los lugareños de la península de Noto se reubicaron en hoteles, en otras ciudades o en casas de familiares o amigos. No hubo campamentos de damnificados ni saqueos, los inmuebles se veían tal cual los habían dejado, todo ello por el respeto a lo ajeno y la conciencia social ante una tragedia.

El investigador explicó que durante el sismo las principales vías de comunicación se cortaron, pero tras un mes las autoridades lograron restablecer el servicio, algo vital para la reconstrucción y labores de atención. Esa rapidez de reacción asombró a los mexicanos.

“En el país asiático siempre están listos, tienen los conocimientos, maquinaria dispuesta para las emergencias y la liquidez para atender el desastre; de inmediato invierten en la reconstrucción de las zonas afectadas. Debemos adoptar esas acciones en nuestro país, pues aquí cada año padecemos fenómenos naturales como huracanes, terremotos y erupciones volcánicas, finalizó Botero Jaramillo.

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Samuel Fermín:

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