El Instituto Politécnico Nacional (IPN) participó por tercera vez consecutiva en el Programa de Globos Científicos de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA). Su aportación fue la de un vuelo experimental a la estratósfera para monitorear variables atmosféricas.
La misión suborbital FY22-FTS, se llevó a cabo el domingo 14 de agosto, desde la base Fort Sumner, en Nuevo México, Estados Unidos. El módulo que se lanzó fue el EMIDSS-3 o Módulo Experimental para el Diseño Iterativo de Subsistemas Satelitales (por sus siglas en inglés).
De acuerdo con un comunicado del hogar de los burros blancos, Mario Alberto Mendoza Bárcenas, líder del proyecto e investigador del Centro de Desarrollo Aeroespacial (CDA) del Politécnico; dijo que al principio se tenía previsto que la duración del vuelo sería de seis horas y que se alcanzaría una altitud aproximada de 34 kilómetros.
El objetivo a cumplir, era el monitoreo de diversas variables atmosféricas desde la estratósfera. Por ejemplo, humedad, presión atmosférica, temperatura del aire o campo magnético.
Al poner en marcha el EMIDSS-3, se esperaba, pudiera evaluar cómo era el desempeño de dos computadoras de vuelo que le fueron instaladas, además de comprobar la efectividad de celdas solares ultra delgadas.
Cabe resaltar que para hacer posible esta tercera participación del IPN en una misión espacial de la NASA, se realizaron rigurosas pruebas de seguridad. En ellas se demostró que el aparato cumplía con los requisitos estipulados por la agencia espacial norteamericana en seguridad; en materia de “seguridad, sistemas, instalación de componentes, así como por el antecedente exitoso de las misiones previas EMIDSS 1 y 2”.
Trabajo del IPN y universidades mexicanas
Las instituciones de educación superior que no se quedaron atrás con sus aportaciones fueron el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (Iteso), de Guadalajara Jalisco; y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que colaboró a través del Instituto de Ciencias Aplicadas y Tecnología. De igual manera, se contó con las empresas Prime Glitch y AG Electrónica como copatrocinadoras.
Por otra parte, según señaló el IPN, el módulo tiene un diseño óptimo para la instalación de componentes electrónicos; tales como “tarjetas, sensores y cableado, para evitar fallas de interconexión”.
Asimismo, se informó que en el EMIDSS-3 se colocaron dos pruebas de concepto de satélites de órbita baja. Se trata del TEPEU-1, impulsado por el IPN, la UNAM y otras universidades mexicanas. Su objetivo principal era estudiar la ionósfera y “su relación con fenómenos de climatología espacial”.
El segundo satélite fue el ITESAT-1, y su propósito fue obtener imágenes que ayuden a prevenir incendios forestales; principalmente del Bosque de la Primavera, en Jalisco.
Las pruebas de vibración a las que se sometió el EMIDSS-3 se hicieron en la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME) Unidad Ticomán. Ahí también se verificó la resistencia de los materiales, entre otras cuestiones como ajustes de instrumentación para garantizar un buen desempeño en la operación de vuelo.
Centro de Desarrollo Aeroespacial (CDA)
Cada vez son más las instituciones educativas en México que buscan participar en el desarrollo tecnológico aeroespacial y el IPN, es uno de los primeros centros en buscar nuevas oportunidades en dicho ámbito. Así que, a través del CDA se realizan aportaciones tecnológicas innovadoras; y se abren espacios para la docencia e investigación.
Las cinco áreas en que participan son: Formación de recursos humanos; Desarrollo de tecnología aeroespacial; Fomento al desarrollo de la empresa – industria nacional; Normatividad; Vinculación y cooperación, nacional e internacional; así como Difusión y divulgación.
El centro se creó desde 2012, con el propósito de colaborar en ramas que no habían sido tan exploradas en el país y hasta este momento así se ha hecho. Actualmente se encuentra bajo la dirección del Ingeniero Jorge Gómez Villarreal.