En México hay talento, y en la UNAM más. Estudiantes de la UNAM construyen cohetes únicamente con tecnología mexicana. Uno de ellos, denominado Insurgente, despegó en Brasil y rápidamente alcanzó los 987 kilómetros por hora.
Estos fueron creados por el equipo Propulsión UNAM, integrado por jóvenes de distintas licenciaturas, principalmente ingenierías, pero unidos por su interés en las ciencias aeroespaciales. El team se originó por iniciativa del alumno de Ingeniería Mecatrónica Omar Córdova Carbajal, quien con otros siete compañeros querían crear cohetes con materiales de fácil acceso.
¿Cómo construyeron el cohete?
Los estudiantes de la UNAM que construyen cohetes con tecnología mexicana primero comenzaron con el desarrollo de cohetes de cartón e impresión 3D. Posteriormente diseñaron uno de fibra de carbono y vidrio, el cual ya tenían impulsión por parte de sólidos y propulsión híbrida. Y, le instalaron válvulas y sensores que le permitieron llegar a 9 kilómetros de altura.
Este equipo está integrado por 25 estudiantes de la UNAM, pertenecientes a las siguientes licenciaturas: Ciencias de la computación, Ingeniería mecánica, Ingeniería química e Ingeniería mecatrónica. Su finalidad es seguir construyendo cohetes de alta potencia, cada vez más ambiciosos.
Cohetes con tecnología 100% mexicana
Los estudiantes de la UNAM construyeron el cohete con tecnología 100% mexicana. Lo cual fue posible gracias a las múltiples disciplinas que integran al equipo; pues, ello les ayudó a diseñar todo: computadoras, antenas, bases de lanzamiento y protocolos de seguridad.
De acuerdo con Sharon Cuallo, integrante del equipo, el cohete está compuesto por tecnología 100% mexicana y diseñada por los estudiantes.“Nada fue comprado, salvo ciertos componentes para la computadora que resultaban difíciles de fabricar. Todo está elaborado 100% por nosotros”, explicó la estudiante de Ingeniería mecatrónica en una entrevista con UNAM Global.
Tres cohetes 100% mexicanos
Propulsión UNAM ha construido, hasta el momento, tres cohetes desde cero; estos son producto del trabajo de cada uno de los años que han trabajado juntos, y llevan por nombre Komodo, Insurgente y Xitle. Con los cualesU han reunido conocimientos que les permiten mejorar cada vez más los vehículos lanzadores.
Komodo
El primer experimento fue el cohete Komodo, que tenía una computadora que registró los datos de la altura y posteriormente liberó un paracaídas. Además, contó con un motor sólido, a base de nitrato de potasio, que lo elevó hasta un kilómetro de altura.
Insurgente
Cada año el equipo se propone multiplicar el desarrollo del cohete anterior por tres. Por lo que con este llegaron a los tres kilómetros de altura, gracias a que tenía fuselaje de uniones de aluminio. Y, su motor le permitió superar los 900 kilómetros por hora.
Con este implementaron un hardware y un software capaces de garantizar la liberación del paracaídas, y su localización por GPS. Sus mejoras le otorgaron el segundo lugar en Latin American Space Challenge, la competencia más grande de Latinoamérica sobre cohetes, con sede en Brasil. Y, con el primer lugar del Encuentro Mexicano de Ingeniería en Cohetería Experimental.
Xitle
El último cohete que han construido lleva por nombre Xitle, y es el primer cohete con motor híbrido construido en su totalidad por estudiantes. Este representa el grado de complejidad al que puede llegar el equipo; ya que requirió de una variedad de válvulas, tuberías, control de fluidos, y del uso de normas de la American Society for Testing and Materials para el diseño de sistemas ricos en oxígeno.
Este fue premiado en la categoría Mayor dificultad técnica y el quinto lugar en mejor diseño, de la Spaceport America Cup, es decir, la competencia más grande de cohetería experimental en el mundo. Los estudiantes de la UNAM seguirán construyendo cohetes con tecnología mexicana y seguramente recolectando otros premios, mientras cumplen su objetivo de llegar al espacio con un vehículo lanzador que supere los 100 kilómetros de altura.