Los sueños de cientos, quizá miles, de universitarios extranjeros se frustraron a inicios de año. A causa del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, los programas de movilidad estudiantil también estuvieron bajo ataque en aquella región.
Antes del estallido de la guerra entre las mencionadas naciones, particularmente las universidades de Ucrania se habían convertido en el “sueño académico” de muchos jóvenes extranjeros, incluidos los mexicanos.
Estudiar en ese país del Viejo Continente era económicamente más asequible que en otras naciones vecinas. Asimismo, conseguir el permiso de residencia para estudiar y trabajar era más sencillo, según relatan alumnos que estuvieron en ese país de Europa Oriental.
Sin embargo, todo cambió a partir de febrero y marzo de este año. De acuerdo con reportes de medios internacionales, el primero de marzo, un estudiante de medicina de India murió en medio de un bombardeo en la ciudad noreste de Járkov. En esa operación bélica también resultó seriamente dañado el edificio de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Vasili Karazin.
Járkov es una ciudad ubicada a solo 40 kilómetros de la frontera con Rusia, es la segunda más grande de Ucrania y es sede de algunas de las universidades más importantes del país.
“La guerra nos arrancó una parte de nuestra vida”
Los estudiantes reaccionaron de diferentes maneras ante la guerra. Mientras algunos salieron de la zona en conflicto y regresaron a sus países de origen, otros permanecieron. Tal fue el caso de Antonio Quesada Ramírez quien se graduó en medio de la guerra entre Rusia y Ucrania.
Él estudió la licenciatura de Artes en la Universidad Pedagógica Nacional Dragomanov. En entrevista vía remota con Generación Universitaria declaró: “Quiero ser parte de la reconstrucción de este país”.
Para ejemplificar las irregularidades que han surgido por la crisis geopolítica en aquella región, el joven comentó: “mi graduación fue virtual: estaba sentado en mi casa y los maestros observando detrás de la cámara”, describió Antonio quien dejó Orizaba, Veracruz, para estudiar su segunda carrera en Ucrania.
Con una especialización en violín, Quesada Ramírez comentó que uno de los aprendizajes que le ha dejado la guerra fue descubrir que, a través de la música, puede llevar esperanza a los demás. “Veo una oportunidad importante para dedicarme a dar clases de música. Aunque todo esté muy mal, siempre habrá deseos de aprender a tocar un instrumento, quizá para olvidarse de todo lo que está pasando en estos momentos en Ucrania”, narró.
Sobre por qué Antonio permanece en Kiev, la capital de Ucrania, el mexicano responde que aún tiene mucho que aportar a ese país que se ha convertido en su hogar desde hace seis años que llegó a cumplir su sueño: estudiar música con sus propios recursos, sin beca y sin ninguna ayuda de parte del gobierno.
“No puedo huir o renunciar a mi vida, a pesar del miedo”
“El espíritu de la gente de Ucrania me contagia. No puedo huir o renunciar a mi vida, a pesar del miedo”, dijo el músico, quien, además, aseguró que saldría de Kiev solo en el caso de que su vida y la de su esposa corrieran peligro. Apenas en marzo pasado se casó con una mujer de nacionalidad ucraniana.
“Me siento con esa impotencia como si te hubieran robado un año de tu vida. Es una tristeza. Las universidades están vacías. No hay estudiantes, solamente hay personal administrativo en las oficinas”, relató el joven, quien hace pocos días acudió a su universidad para informarse sobre los documentos de su titulación.
Al respecto, relató que percibe que existe un gran sentimiento de esperanza en la generación de estudiantes que están egresando de las universidades al saber que, en todos los sentidos, ellos van a reconstruir a su país.
No hay bunkers suficientes para tomar clases presenciales
Antonio Quesada Ramírez explicó que las universidades de Ucrania decidieron continuar con la vida académica a través de la virtualidad. Dice que, según tiene entendido, alrededor de la mitad de los alumnos se encuentran tomando clases desde otros países.
Por el momento, las universidades anunciaron que no hay intenciones de regresar a clases presenciales porque no existen suficientes bunkers o refugios habilitados para los estudiantes, profesores y el personal administrativo.
Sin embargo, comentó Antonio, los estudiante que se quedaron, junto con la población ucraniana, tienen confianza en que la guerra no va a durar para siempre. Quieren seguir estudiando para alcanzar un mejor futuro.
Movilidad estudiantil, ¿rehén de la guerra?
“Cuando un estudiante decide salir de su país para estudiar en una institución de educación superior extranjera, piensa en complementar y fortalecer sus aprendizajes, adquirir nuevos conocimientos, aprender un idioma diferente, y compartir con distintas culturas, con el deseo de forjarse un mejor futuro”, señala la UNESCO en su sitio de internet.
Sin embargo, en situaciones de incertidumbre se prioriza la seguridad de los jóvenes. En ese sentido, desde el primer día de la guerra, organizaciones como la Alianza Europea Universitaria Arqus condenaron el ataque militar del gobierno ruso a Ucrania.
Así, el 26 de febrero, en una declaración sobre la situación del conflicto, los rectores de las instituciones de la Alianza solicitaron el cese inmediato de las hostilidades.
Unos días después, Arqus también apoyó la declaración publicada por las 41 Alianzas Universitarias Europeas. Ahí se pedía el inmediato restablecimiento de la paz, la democracia y el respeto de los derechos humanos.
Universidades recomiendan a estudiantes a regresar a sus naciones
Con todo, muchas de las universidades de los diversos países recomendaron a sus estudiantes regresar a sus naciones. De esta manera, la experiencia de movilidad estudiantil ha sido rehén de la guerra, lo que “impacta directamente en los planes europeos de movilidad académica, en la pérdida de estudiantes y de personal académico”, lamentaron rectores de varias universidades durante un debate online organizado recientemente por la Escuela de Análisis Político de Kiev.
El fantasma de la guerra, históricamente, ha vulnerado la educación pues esta es considerada un derecho universal, el cual se vulnera en escenarios bélicos. Ángel Méndez, especialista en educación y tecnologías del aprendizaje de la Escuela Bancaria y Comercial, comenta al respecto que “lamentablemente cuando hay un conflicto de esta naturaleza los más afectados son los estudiantes, quienes viven bajo la incertidumbre sobre su futuro inmediato”.
Para los estudiantes, explicó el especialista, la guerra tiene un costo muy alto porque se cierran las puertas de la movilidad internacional. Incluso, advirtió: “vamos a tener una generación con muchos problemas en el futuro o que simplemente va a retrasar su proceso de titulación o la continuidad de sus estudios”.
Voces desde la zona de guerra
Diversos universitarios que vivieron en “carne propia” el conflicto expresan que, en cuanto circularon los primeros reportes del ataque bélico de Rusia a Ucrania, la madrugada del 24 de febrero, comenzó a reinar la incertidumbre entre toda la comunidad acdémica.
Natsumi Tanamachi, estudiante de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México comentó que “rápidamente el pánico colectivo se esparció en los ámbitos estudiantiles de Moscú”.
La mexicana había llegado, a principios de febrero, a la capital rusa para cumplir su sueño: estudiar en el programa de intercambio de movilidad estudiantil en la Universidad Estatal de Moscú. Sin embargo, dos semanas después de su llegada, su experiencia académica rápidamente dio un giro de 360 grados: una guerra la sorprendió en territorio ruso.
“Todo sucedió muy rápido y de manera muy caótica. Una de mis compañeras, quien era croata, al enterarse del conflicto tomó la decisión de regresar a su país. Recuerdo que la fuimos a despedir. Sin embargo, en ese momento pensamos que era una decisión muy extremista. Una semana después todos mis compañeros provenientes de otros lugares de Europa regresaron a sus países”, narró.
La guerra despertó la memoria histórica de los estudiantes europeos
Natsumi considera que el tema de la guerra despertó la memoria histórica de sus compañeros europeos. El hecho de que en sus países se han vivido conflictos bélicos muy de cerca era un tema delicado para la mayoría de ellos. También a esto se debió que tanto sus universidades de origen como las embajadas de sus gobiernos les dieron la orden de abandonar su intercambio estudiantil en Rusia.
En esa situación estuvo Eva Sánchez, universitaria española que hizo intercambio de movilidad estudiantil en la Universidad Estatal de Moscú. Sánchez narró que, estando en clase de gramática rusa recibió la noticia por parte de las autoridades de su universidad de origen. Ahí se le ordenó que súbitamente abandonara su intercambio académico en Moscú y regresara inmediatamente a España.
“De manera educada, mi universidad me advirtió que si me quedaba no me garantizaban que fuera a graduarme de mi carrera en este año, pues estoy cursando mi último año de estudios. Por esta razón tomé la decisión de regresarme”, recordó Sánchez.
En general, opinó dijo Tanamachi, “se creó un ambiente colectivo de mucha histeria. Eso nos terminó afectando a todos los estudiantes”. La universitaria recordó que, uno a uno, los estudiantes franceses, italianos, españoles y demás países europeos, dejaron Moscú, en medio del desconcierto.
Marchan en Bruselas
“Vivimos un ambiente de tensión e indignación”, relató Gustavo Muzquiz, estudiante del noveno semestre de la Licenciatura en Economía en la Universidad Iberoamericana, quien desde Bruselas, Bélgica, el corazón de Europa, siguió la incursión de Rusia en Ucrania.
Bruselas es relevante porque es sede de algunas de las instituciones europeas más importantes, como la Comisión Europea, el Consejo Europeo, el Parlamento de los Estados de Europa, entre varias más.
El estudiante de 22 años estaba de intercambio en la Universidad Libre de Bruselas, considerada como una de las más cosmopolitas de Bélgica ya que cuenta con una matrícula del 29% de estudiantes extranjeros. Ahí Gustavo fue parte de las manifestaciones de solidaridad para el pueblo de Ucrania.
“En la universidad se vivía un ambiente de preocupación. En todas las materias que llevaba, de un día a otro, se volcaron a debatir sobre el conflicto entre Rusia y Ucrania”, comentó.
“Marché en contra de la guerra”, relató emocionado Gustavo, quien se dio cita junto con sus compañeros universitarios, el 26 de febrero, en el Palacio Real, casa del Rey de Bélgica para caminar, en manifestación de protesta, hacia la embajada de Rusia en Bruselas.
Universidades solidarias
“En cuanto haya bombardeos en la frontera de Polonia, me voy”, dijo Iván González Velasco, estudiante de la Escuela Bancaria y Comercial (EBC). Hace poco más de un mes el estudiante mexicano llegó a Varsovia, en Polonia.
Aquella zona, a lo largo de su historia, ha sido sede de diversos conflictos. Por ejemplo, en 1939 fue invadida por las tropas alemanas, eso hizo estallar la Segunda Guerra Mundial. Polonia es un país vecino de Ucrania y tuvo frontera con la antigua URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas).
Por este y otros motivos, en la Universidad de Kozminski, considerada como la mejor escuela de negocios de Polonia y Europa Central, se vive un ambiente solidario.
“Me ha sorprendido ver la solidaridad hacia el pueblo de Ucrania”, narró el estudiante de quinto semestre quien se muestra conmovido por la empatía de este país con sus vecinos, incluso relató que muchas calles están inundadas de banderas de Ucrania.
“La universidad se muestra muy solidaria y a favor de toda la población de Ucrania. Incluso, les están brindando asilo”, describió. En la capital de Polonia se percibe un ambiente de tranquilidad, relató Iván.
Con todo, en la actualidad los estudiantes mexicanos y de otras naciones que se encuentran en la zona de conflicto dicen sentir cierta incertidumbre sobre su futuro inmediato. Paradójicamente se expresan afortunados por las experiencias y enseñanzas recibidas a causa de la situación geopolítica.
Además, los estudiantes universitarios son optimistas y esperan que no escale el conflicto a otros países. Sin embargo, aseguran tener planes de contingencia ante alguna situación extraordinaria. Algunos de ellos, incluso, dicen que ya han pensado en una ruta de evacuación y en cómo ponerse en contacto con las embajadas y sedes diplomáticas de México en Europa, en caso de necesitar ayuda.