La desinformación, la falta de políticas públicas y los mitos que prevalecen en torno a los temas que conciernen a la educación sexual son algunas de las razones por las que México enfrenta un rezago en este ámbito.
En promedio, 350 mil adolescentes se embarazan al año; es decir, alrededor de mil adolescentes por día. El 30% de los embarazos son no intencionados o deseados, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Población (CONAPO) y la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2021.
En este sentido, la educación sexual integral continúa siendo un “gran pendiente” en México, señaló la Dra. Nélida Padilla Gámez, miembro del Grupo de Investigación en Psicología y Salud Sexual, en una entrevista para Gaceta UNAM.
Existen muy pocos programas de educación sexual integral en el sistema educativo, por lo que las y los jóvenes sólo reciben orientación básica que, en la mayoría de los casos, se reduce a la prevención de embarazos, así como al uso de condón y anticonceptivos, según la investigadora. La educación se limita a “no te embaraces o no te vayas a contagiar” (sic).
Aunado a esto, la especialista refiere que existen ideas limitadas, derivadas de la educación judeocristiana que, erróneamente, han promovido durante años que la educación sexual “sólo propicia que la juventud tenga relaciones sexuales antes de tiempo” y que las infancias “cambien” su identidad sexogenérica.
Educación sexual integral
Una enseñanza basada en rubros emocionales, físicos y sociales, encaminada a la salud y la dignidad de personas jóvenes e infancias, es parte de los objetivos de la educación sexual integral, de acuerdo con Padilla Gámez.
“La educación sexual integral es mucho más amplia y tiene que ver con un proceso de enseñanza y aprendizaje basado en un currículo sobre los aspectos cognitivos, emocionales, físicos y sociales de la sexualidad”, explicó.
Asimismo, señaló que este tipo de educación busca “proveer a la niñez y a las personas jóvenes los conocimientos, habilidades y valores que los empoderen para hacer de su salud, bienestar y dignidad una realidad, desarrollando relaciones sociales y sexuales respetuosas”.
Mucha información no significa aprendizaje
Otra de las problemáticas es que las personas jóvenes están mostrando poco interés en temas de salud sexual, como la anticoncepción o la prevención de embarazos, según Padilla Gámez. Consideran que “ya lo saben todo” a partir de información de internet o las redes sociales.
Sin embargo, señaló que el hecho de tener acceso a muchos datos no significa que tengan la información correcta o que la hayan asimilado adecuadamente. “Por ejemplo, en el tema específico del uso del condón, todo mundo refiere que sí lo utiliza; no obstante, hemos encontrado que tienen muchas fallas al momento de colocarlo”.
Al respecto, según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, aunque el 97% de jóvenes que tienen una vida sexualmente activa conocen al menos un método anticonceptivo, más de la mitad no utiliza ningún método de protección en su primera relación sexual.
Por otro lado, comentó que entre las inquietudes más comunes de las personas jóvenes en materia de sexualidad son los temas vinculados a las relaciones sexoafectivas; por ejemplo, el noviazgo, los “métodos de emergencia”, la interrupción legal del embarazo, la violencia de género y el acoso sexual.
Violencias sexuales
La especialista alertó sobre otro tema que requiere atención urgente, que es el aumento en el número de niñas y jóvenes embarazadas, víctimas de violaciones y abusos sexuales. Muchas de esas jóvenes vivieron con el agresor que abusó de ellas de forma reiterada durante la pandemia de covid-19. Esta es una problemática “cuya gravedad no se refleja en las estadísticas”.
Desinformación
La replicación de datos falsos e imprecisos sin ningún rigor científico, a través del internet o las redes sociales, es un problema “muy delicado” de desinformación en materia de educación sexual, según Padilla Gámez.
Frente a este panorama, la investigadora refirió que la educación integral usa como base la ciencia y el pensamiento crítico, considerándolo como algo que debe fomentarse entre las y los jóvenes. De esta manera, la información compartida en internet puede ser analizada y discutida para construir un modelo propio de sexualidad.