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Día Nacional de las Personas Mayores: adultos regresan a la escuela 

Foto: Pexel

“Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos” es el cuarto de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Para poder cumplirlo, resulta indispensable involucrar a los adultos mayores, quienes son celebrados en México cada 28 de agosto.

Pero la sinergia entre educación continua y la llamada “tercera edad” es mucho más que uno de los pilares en las agendas de los líderes mundiales, al aumentar su autonomía, promover un envejecimiento saludable y activo, y enriquecer su calidad de vida, según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

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Por ello, Angélica Cerón, directora general de Educación Continua de UVM for Business, considera que cada vez es más común en este grupo etario la búsqueda de algún tipo de capacitación, aunque en México todavía no es una práctica tan generalizada como en otros lugares.

En entrevista,  expone ciertas razones por las cuales un adulto mayor apuesta por mantenerse capacitado. Por ejemplo, la necesidad de reintegrarse o afianzarse en el mercado laboral, que es cada vez más cambiante. 

“Dado que la edad de retiro en el país es a partir de los 60-65 años, algunos optan por seguir trabajando y requieren actualizar sus habilidades, ya sea para mantenerse competitivos o cambiar de empleo”, puntualiza la directora. 

Foto: Pexel

Quienes deciden solicitar su pensión, en ocasiones reciben un monto insuficiente. En ese caso, precisa, algunas personas regresan a los salones de clases con la ambición de, eventualmente, mejorar sus ingresos, una vez que adquieran nuevas habilidades que les permitan trabajar por cuenta propia o en empleos flexibles.

“En la búsqueda por iniciar negocios propios, desean adquirir o reforzar habilidades específicas en áreas como marketing digital, administración o el uso de nuevas tecnologías”, sostiene.

Compromiso con su bienestar

La intención de retomar los estudios no solo obedece a motivos económicos o laborales. 

Un artículo publicado a principios de este año en la revista Current Opinion in Psychology afirma que la sabiduría es un recurso o medio para lidiar con desafíos como la soledad, sobre todo en las etapas finales de la vida de las personas.

O bien, si no es por el ánimo de aprender algo nuevo, fijarse un sentido de propósito y vivir la experiencia desde un momento diferente, llega a ser por el simple hecho de interactuar con otros y eludir el aislamiento social.

Desafíos y deberes

El ímpetu de volver a clases no siempre alcanza para vencer barreras que persisten en México, lamenta la directora general de Educación Continua de UVM for Business. También están la brecha digital, una falta de familiaridad con la tecnología, acceso limitado a dispositivos y problemas de salud culpables de limitarlos a nivel físico y cognitivo.

Asimismo, pueden jugar en contra las limitaciones económicas, la falta de confianza en sus habilidades académicas e, incluso, la ausencia de motivación y apoyo familiar, puntualiza.

Para contrarrestarlos, se debe consolidar “la oferta de programas académicos y de educación continua con horarios flexibles, incluyendo opciones en línea o semipresenciales que se adapten a las necesidades y ritmos de aprendizaje”.

Otro punto clave es adaptar la infraestructura universitaria para volverla accesible y cómoda, al atender aspectos como la movilidad reducida. Los espacios de  descanso también son relevantes. 

Y si la modalidad es 100% en línea, se deberán perfeccionar las plataformas digitales con programas intuitivos y soporte técnico adecuado.

Sin importar el esquema de estudio, Cerón llama a fomentar una cultura inclusiva dentro de la comunidad universitaria, a fin de valorar y respetar la diversidad etaria. 

De la mano con esto, es crucial contar con “servicios de orientación académica y profesional para ayudarles a elegir programas y cursos alineados con sus intereses y capacidades”.

Por último,  siempre serán importantes las becas, programas de financiamiento o descuentos, así como la preparación de los docentes o cuerpo académico en estrategias de enseñanza inclusivas y sensibles a las diferencias generacionales, con la intención de propiciar la integración y comprensión de sus alumnos seniors.

“Implementar estas acciones no solo facilitaría el acceso a la educación superior y continua para los adultos mayores en México, sino que promovería su integración a la comunidad académica, lo que a su vez fomentaría el aprendizaje a lo largo de la vida”, concluye Cerón.

Comentarios
Daniela Payán Escobar: Colabora en EL UNIVERSAL con temas de educación, mascotas, salud, tecnología, entre otros. Estudió Comunicación y Periodismo en la UNAM.

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