En la actualidad es común escuchar en espacios como la universidad o la calle, que algunas personas se dirigen a otras con un lenguaje incluyente. Incluso, es posible que algunas y algunos de nosotros lo hayamos utilizado. Pero, ¿a qué nos referimos cuando nos hacemos referencia a esta manera de hablar? Experta de la UNAM nos explica.
Durante el coloquio organizado por la Comisión Interna para la Igualdad de Género del Instituto de Ciencias Nucleares, la egresada de maestría en Lingüística Aplicada de la UNAM, Abril Torres Sánchez, explicó que hablar de lenguaje incluyente tiene que ver con las estrategias discursivas y lingüísticas que buscan visibilizar a un grupo de la población que ha sido vulnerado sistemáticamente.
En su participación, la experta destacó que el lenguaje no sexista propone la desigualdad y la jerarquización de unos grupos en relación con otros es “interseccional”. En otras palabras, son estrategias que pretenden poner de relieve a a población de la sociedad que históricamente ha sido vulnerada.
Sin embargo, para la especialista, no existe una estrategia incluyente que baste, ya que hay tanta “diversidad como personas en el mundo”, dijo. En tanto, sobre la incorporación de la letra ‘e’ en el lenguaje, Torres Sánchez precisó que los grupos feministas, incluso, se han opuesto al respecto, pues consideran que no es incluyente. Por el contrario, las invisibiliza.
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¿El lenguaje incluyente es la solución?
A propósito, la experta en el uso del lenguaje con perspectiva de género, advirtió que posiblemente no se llegue a una solución en torno a este tema. La razón tiene que ver con que las características “que nos atraviesan todo el tiempo están condicionadas por particularidades innatas y culturales”, explicó.
Torres Sánchez subrayó que hacer uso de una estrategia de lenguaje incluyente no es una solución única. No obstante, sí representa un camino que va a la par de otras acciones.
Por ejemplo, las operaciones del Sistema de Transporte Colectivo (STC). Entre las que destacan los vagones exclusivos para las chicas, que “aunque esa no sea la solución a la violencia que vivimos las mujeres todos los días, sí es una medida que de la mano con otros caminos que estamos recorriendo”, abundó.
Entonces, el uso del lenguaje incluyente no es obligatorio, pues no es posible imponerlo. Además, en tal caso, no funcionaría forzar su adopción. Por ello, dicha medida se rota con las situaciones comunicativas en las que se utiliza.
Así lo refiere la experta de la UNAM, quien además, destacó la importancia de repensar en la persona con la que conversamos. “Estamos construyendo espacios seguros para sentirnos cómodos en las áreas que habitamos, en algunas de ellas estas herramientas serán suficientes y en otras no”, concluyó.