Estudiantes del Tec ganan medalla de la UNESCO
El proyecto de los jóvenes que pertenecen al Tec de Monterrey consiste en ofrecer terapias con la utilización de robots humanoides NAO
Foto: Tec.mxVictoria Rodríguez de León y Miguel Ángel Ogando Bautista, estudiantes de ingeniería en el Tec de Monterrey, campus Ciudad de México, hicieron historia al convertirse en los primeros mexicanos en ganar la medalla de oro en un reconocido concurso de la UNESCO, llamado “Future Designer International Innovation Design Awards (IIDA) & Science for SDGs Innovation Contest”.
Con el proyecto titulado “Fusionando a la humanidad y tecnología: terapias virtuales guiadas por robots”, el equipo consiguió el reconocimiento. Su investigación combina la ingeniería y la robótica con un enfoque social y humano.
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“El proyecto comenzó hace 10 años en el Tecnológico de Monterrey; surgió con un proyecto de carrera en el que se buscaba la manera de utilizar los pequeños robots humanoides NAO para ofrecer terapia a personas con discapacidades”, explicó Rodríguez de León a Generación Universitaria.
La joven inscrita en Ingeniería en Robótica y Sistemas Digitales, del Tec, subrayó que la innovación consiste en haber detectado que estos artefactos pueden utilizarse para dar terapia a personas con diferentes tipos de discapacidades física e intelectual, y, en consecuencia, mejorar su calidad de vida mediante esta singular tecnología.
“Descubrimos que los robots humanoides tienen un gran impacto en personas con autismo y traumas (…) Así, comenzamos a utilizarlos con la idea de instruir a los pacientes en su terapia”, acotó la universitaria del Tec.
“Terapeuta” a distancia
Inspirados por los retos de la pandemia, el dúo de jóvenes programó a los NAO con la intención de ofrecer terapias de manera virtual (videoconferencias). Durante la sesión, el dispositivo ofrece las instrucciones a los pacientes, los entusiasma y logra hacer el encuentro más efectivo.
Las instrucciones son proporcionadas, en realidad, por un fisioterapeuta certificado. El modelo de trabajo fue diseñado por el equipo liderado por Rodríguez de León.
Los concursantes explicaron que la iniciativa involucra la unión de ciertos elementos, desde el programador que controla el dispositivo humanoide hasta el acompañante del paciente.
Asimismo, otro estudiante está presente y actúa como intermediario, y uno más registra el desempeño de la sesión para su posterior análisis.
Esta aproximación es especialmente valiosa para pacientes con autismo, ansiedad o traumas, quienes mostraron mayor disposición a interactuar con los robots y mejoraron significativamente su progreso terapéutico.
“Se registraron casos de personas que no querían continuar con sus terapias con enfermeras o acompañantes. Tuvieron mejoras significativas una vez que interactuaron con robots, pues se sentían incentivados. Respecto a los pacientes con autismo, hay estudios que sugieren que ellos tienen una respuesta positiva al interactuar con equipos robóticos, ya que se sienten en un entorno más seguro al realizar su terapia con un sistema predecible”, explicó la estudiante de apenas 21 años.
Rodríguez de León y Ogando Bautista también relataron el caso de una paciente con esquizofrenia y trastorno de personalidad múltiple, quien experimentó una mejora exponencial a partir de este tipo de terapia alternativa.
Conocimiento personal e ingenieril
La investigación cuenta con la alianza de varias instituciones y organismos de salud, como el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), otros centros de educación superior y la FADEM.
Esta última institución está centrada en apoyar a personas con discapacidad intelectual.
La complicidad entre todos los participantes fue relevante porque, con el formato virtual, se pudo llevar tecnología muy costosa a grupos que, de otro modo, no hubieran tenido acceso a ella.
“Nací con parálisis cerebral y he sido parte de instituciones como Teletón, en el CRIT del Estado de México, y de distintos programas de rehabilitación. Ya conocía algunos miembros del equipo antes de entrar a la universidad, y el hecho de que se contara con un protocolo de investigación montado y que yo pudiera aportar mi conocimiento de ingeniería y mis vivencias personales para una iniciativa de este tipo, me quedó como ‘anillo al dedo’”, expresó Ogando Bautista, estudiante de la Ingeniería en Tecnologías Computacionales del Tec.
También con 21 años, el universitario señaló que los robots NAO son versátiles y pueden usarse para otros proyectos de impacto social, como el que ejecutó en un taller de lectura con atletas que padecen algún tipo de déficit mental.
“El hecho de tener un robot capaz de interactuar, ayuda a capturar la atención de los pacientes. Durante mi experiencia, he visto un crecimiento de quienes reciben la terapia, pero también de los estudiantes de ingeniería dedicados a este proyecto: se sensibilizan y se motivan a pensar de forma más empática y consciente con su entorno social”, complementó Ogando Bautista.
Modelo escalable
Aunque el proyecto aún se encuentra en fase de prototipo, es escalable. Los jóvenes esperan que, en el futuro, los médicos aprendan a programar los robots, compartan su conocimiento y establezcan una relación de aprendizaje mutuo y apoyo.
“Hay muchas ideas que no se concretan de una iniciativa porque no existe esta motivación de apoyar a personas emprendedoras que quieren hacer un cambio”, opinó el joven universitario del Tec.
“El futuro no debe estar ‘tan’ en el futuro. No está al terminar la licenciatura o el doctorado. Desde muy jóvenes es posible pensar en soluciones, y siempre habrá grupos que estén dispuestos a escuchar tus ideas y colaborar para hacerlas realidad”, subrayó Rodríguez de León.
El reconocimiento que recibieron, respaldado por la UNESCO, se realiza anualmente y tiene como objetivo premiar propuestas y diseños innovadores y sostenibles creados por jóvenes en el campo de la ciencia, con el objetivo de contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Los ODS se adaptaron por las Naciones Unidas en 2015, con la intención de hacer un llamado para poner fin a la pobreza, proteger el planeta Tierra y garantizar que, para 2030, todas las personas disfruten de paz y prosperidad.
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