Inglés: la llave que impulsa tu carrera
México es un país atractivo, pero enfrenta el problema de que sus estudiantes no tienen un nivel consolidado del idioma inglés
Foto: especialEl inglés es la lengua franca del mundo moderno. Es hablado por alrededor de 1.75 mil millones de individuos a nivel internacional. Quienes carecen del mismo se ven limitados en su capacidad para acceder a información de calidad y aumentar sus ingresos.
De acuerdo con una investigación de 2023 de la doctora Emilia Meneses Cid de León, del Centro de Investigación Educativa de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, 17 de los 20 mejores programas de posgrado en administración de empresas a nivel mundial se imparten en inglés. Además, alrededor del 85% de los artículos científicos publicados globalmente está redactado en esta lengua y los profesionales con dominio pueden llegar a ganar entre un 30% y 35% más que quienes no lo hablan.
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México ha implementado políticas orientadas a mejorar su enseñanza y aprendizaje. Por ejemplo, según el artículo de la investigadora, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y el ahora Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt) han desarrollado más de 100 mil cursos en Estados Unidos para fortalecer el dominio del inglés entre los mexicanos.
Sin embargo, el reporte de Meneses Cid de León, quizá el más reciente sobre los resultados de diferentes exámenes de inglés en México, coincide con otros al indicar que los esfuerzos realizados parecen insuficientes y que el panorama en cuanto a la enseñanza no es del todo alentador.
El desafío que enfrenta México
El EF English Proficiency Index (EF EPI) es la clasificación más extensa en cuanto al dominio del inglés. Se basa en pruebas realizadas a 2.2 millones de adultos de 113 naciones. Su edición 2023 indica que México bajó un lugar (posición 89 del total).
El descenso, combinado con el bajo nivel de competitividad respecto a otros países latinoamericanos, marca la urgencia de mejorar la enseñanza y el aprendizaje del inglés localmente.
Kate Bell, responsable del EF EPI, explica que la prueba en la que se basa este, evalúa la comprensión oral y escrita. “El EF SET (Standard English Test) es un examen de 50 minutos en dos partes. Es gratuito y se encuentra fácilmente en Google. La mayoría de las personas que contestan el examen busca certificar su inglés. En 2022, México tuvo casi 80 mil participantes, en tanto que la edad promedio fue de 26 años”, añade.
Bell puntualiza que el país se diferencia de otras naciones latinoamericanas en su desempeño en el examen. Mientras que otros han mejorado en los últimos años, México ha mostrado una tendencia a perder puntos desde 2012. Este 2023, por segunda vez consecutiva, se ubicó como penúltimo en la lista regional, solo por encima de Haití.
“Presenta una bajada desde 2012-2013. Después se mantiene en un nivel similar y luego hay otro descenso que corresponde al periodo de COVID-19. Desde entonces, ha seguido bajando” detalla.
Este panorama, sumado al persistente bajo nivel de competitividad en comparación con otros países latinoamericanos, como se adelantó, evidencia la necesidad de abordar el problema de la enseñanza en México de manera profunda.
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El papel de los jóvenes
A nivel global se ha observado una disminución en el dominio del inglés en el grupo de 18 a 20 años; su desempeño ha descendido desde hace más de una década. Tomando como referencia el año 2015, estos jóvenes bajaron 89 puntos. En contraste, los adultos de 26 en adelante han mantenido su puntaje, e incluso lo han mejorado.
Bell dice que no se puede negar el impacto de la pandemia, igualmente reflejado en los resultados en el Programa Internacional para la Evaluación de los Estudiantes (PISA), aplicado a estudiantes de 15 años. “Los universitarios también atravesaron un periodo raro, ya que no había intercambios”.
En PISA, México obtuvo el sitio 51 en las materias de matemáticas, lectura y ciencias entre las 81 naciones participantes, según lo reportado por EL UNIVERSAL en diciembre de 2023.
Con todo, el desempeño de los jóvenes mexicanos es mucho peor que el del promedio en el EF EPI. Junto con India, Indonesia y Japón, México es uno de los “impulsores” del descenso internacional en el dominio del inglés del segmento.
La clasificación también registra una baja entre las personas de 21 a 25 años.
Bell aclara que es justo decir que los resultados en México no son producto de este año o años recientes, sino la consecuencia de diversos factores que suceden desde 2012.
El sistema escolar
Sí, Japón es otro de los países en donde los jóvenes presentan un descenso en su nivel desde 2011, y es que le otorga cada vez menos prioridad a la enseñanza del idioma en su sistema educativo. Pese a ello, Bell indica que tanto en ese país como en México existen escuelas destacadas.
Clark Murray, director del Departamento de Lengua e Idiomas Extranjeros del Tec de Monterrey, piensa que el promedio de los universitarios está en el nivel intermedio (a partir de B1). No deja de sorprenderse por los resultados de México en la evaluación de EF, ya que considera que varios mexicanos aprenden inglés “casi por ósmosis, debido a su cercanía con los Estados Unidos y por el acceso a Netflix y otros medios de comunicación”.
Sin embargo, la mayor parte de las escuelas con estudiantes que poseen B1 o superior pertenece al sector privado. Ello sugiere que otra de las condiciones que incide en un nivel de inglés intermedio, o avanzado, podría ser el ingreso de las familias.
“Si las familias tienen menos recursos, le dan menos prioridad al inglés. Los factores laborales también pueden influir, aunque este no parece ser el caso de México”, anota Bell.
¿El núcleo del problema?
La especialista de la Universidad Autónoma de Tlaxcala dedicó gran parte de su investigación de doctorado al estudio de la enseñanza del inglés. Al inicio, descubrió un elemento alarmante: no es solo que el nivel de los mexicanos sea deficiente, sino que no hay reportes que indiquen qué tan bajo es para cada una de las etapas educativas.
La ausencia de evaluaciones precisas y estructuradas dificulta la creación de planes de acción.
“Habrá un estudio a partir de 2026, porque ya se incluirá el inglés dentro de PISA, de acuerdo con la OCDE”, observa Meneses Cid de León.
Explica que hace cerca de 20 años, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) realizó un reporte sobre el nivel de inglés de los universitarios, en el que evaluó a 11 universidades de la Ciudad de México y el Estado de México. El resultado junto con otros más recientes de la Universidad de Veracruz (2019) y la Universidad del Sureste de México (2020) son de las pocas investigaciones que se han efectuado para saber dónde está el nivel de los universitarios, incluso de aquellos que no estudian activamente ni desean saber en qué etapa se encuentran.
La experta en temas educativos destaca que los resultados coinciden en que las condiciones del nivel de inglés de los mexicanos son peores que las reveladas por EF. Casi el 80% de los estudiantes de nuevo ingreso en los centros superiores no tiene bases en la lengua de Shakespeare.
“La clasificación de EF nos proporciona un buen indicador, pero no es un censo. Además, es voluntario. Es para quien ya tomó estudios previos y quiere saber dónde está su nivel de inglés. Lo mismo con los exámenes de TOEFL. No nos reflejan cómo estamos realmente”, enfatiza.
Deficiencias desde el kínder
Meneses Cid de León menciona otro problema aún más alarmante. Según un estudio de Mexicanos Primero, el 80% de las escuelas de nivel básico (de preescolar a secundaria) no cuenta con maestros de inglés. Además, otra investigación del Centro Nacional de Nivel de Idiomas (CENI), publicada en 2009, mostró que más del 90% de los docentes que imparten clases de la materia en educación básica ni siquiera cuenta con el conocimiento de inglés requerido por el gobierno.
“Ese es el problema: no hay maestros de inglés, y los que están, no tienen el nivel suficiente para enseñarlo. Por eso, al llegar a la universidad, nos enfrentamos a una situación grave: no contamos con estudiantes que lo dominen. Y en lugar de impartir materias o seminarios con contenido anglófono, tenemos que dar clases para que lo aprendan. Es una pérdida de tiempo: seguimos con el verbo ‘to be’ hasta el doctorado”, expresa.
El rezago en la enseñanza agrega, tiene consecuencias hasta en el nivel de investigación de doctorandos, quienes no pueden acceder a resultados científicos globales, por decir lo menos.
“El ahora Conahcyt tiene una oferta impresionante de cursos académicos científicos en el extranjero, pero solamente el 20% de los estudiantes en un programa de posgrado los toma, ya que el resto no tiene dominio del idioma”, asevera.
Bell complementa que “ningún país o nación puede alcanzar un buen nivel sin tener suficientes profesores que hablen bien inglés. No se puede enseñar un idioma que no se conoce. Es necesario un nivel más alto del que buscan enseñar”.
Subraya el papel de los alumnos: “Cuando una población habla bien inglés, ayuda a que los profesores no tengan que empezar desde cero”.
Ricardo González Máximo, jefe del Centro de Lenguas de la Universidad Panamericana, indica que, al menos en el ámbito universitario, muchas veces existe resistencia por parte de los estudiantes para aprender un idioma.
“Hay que cambiarles el ‘chip’; no es solo un requisito para pasar una asignatura. Por eso, en la UP estamos implementando programas más específicos respecto a cada modalidad de licenciatura, con la idea de que vean una aplicación directa e inmediata en su día a día. Estamos implementando en las diversas carreras temas de redacción en inglés con enfoque en las profesiones. Nos está dando resultados porque los alumnos se interesan más genuinamente por el idioma”, resalta.
El directivo agrega que, aunque las certificaciones dan una medida, son limitadas en cuanto al significado real de aprender un idioma.
Consecuencias en el mundo laboral
El problema de no tener un buen dominio del inglés en los niveles educativos básicos conlleva a la pérdida de oportunidades en el ámbito laboral. Bell explica que en Europa, después de los 26 años, hay una tendencia a mejorar en el idioma. En consecuencia, los jóvenes inician su vida laboral con un nivel sólido. En México la situación es diferente.
“Hay demasiadas personas que llegan al mundo laboral con un nivel de inglés tan frágil que no pueden trabajar en ese idioma de ninguna manera. No van a poder usar el mundo laboral para desarrollar una competencia que no existe”, expresa Bell.
Hay otro escenario para Meneses de Cid de León: “Están empezando a invertir en México grandes industrias, grandes consorcios, y nos vamos a quedar cortos porque tenemos ingenieros que no lo hablan, al igual que egresados de licenciatura. Van a traer a gente de otros lados para ser dirigentes de esas empresas y nosotros no vamos a poder competir contra ellos. Sin duda, esa es la realidad que enfrentaremos a corto plazo”.
Michelle Pérez, responsable de Alianzas Académicas en EF en México, destaca lo fundamental que resulta el desarrollo de “habilidades blandas” por parte de las empresas y la necesidad de exponer a la juventud a otros idiomas y culturas, así como fomentar una experiencia multicultural: “Eso pesa mucho, saber que puedes comunicarte con otras culturas. Revisarán ese tipo de habilidades”.
Soluciones ante la problemática
“Para empezar a formar un cambio, necesitamos ver qué nivel tienen los profesores. Así, ponemos sobre la mesa el EF SET, que es una herramienta gratuita. Una vez que se tiene el punto de partida, es posible tomar decisiones”, recomienda Pérez.
Con relación al aula, González Máximo aconseja no pensar que la tecnología es el único medio de aprendizaje: “En la Universidad Panamericana, tendemos a utilizar tecnología de punta para implementarla en las clases de inglés sin olvidar las buenas prácticas tradicionales”.
En su opinión, se debe enseñar sobre la cultura del idioma para por lo menos incentivar al alumno: “Tener esa visión comparativa da muy buenos resultados, ya que los jóvenes aprenden sobre su propia cultura al compararla con las otras”.
El representante del Tec de Monterrey, Murray, sugiere el método de “clase invertida”, que consiste en que la enseñanza, la memorización y el estudio se hagan en casa. “El salón es para escribir, hablar y producir, y para comprobar el nivel de inglés”.
Meneses Cid de León convoca a darle mayor respaldo al PRONI (Programa Nacional de inglés). Este invita a cualquier académico que no tenga trabajo, pero que cuente con certificado B1, a que sean parte de la enseñanza por parte de la SEP.
“Se les capacita para tener una pedagogía para enseñar una lengua extranjera. El PRONI es externo a la matrícula que se encuentra en la SEP, no ofrece todas las prestaciones que tiene un docente formal de la dependencia, sin embargo, se les está pagando bien”, argumenta.
La investigadora concluye que se requiere combatir también la corrupción en la SEP: “Tenemos docentes de inglés que cubren plazas sin dominar la lengua, y es que aún hay traspasos de las mismas a personas que ni siquiera cubren el perfil”.
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