Francisco de Roux: la única patria que tendremos es la Tierra

“Estamos avanzando hacia un mundo en donde no habrá más patrias; tendremos esta pequeñísima patria que es la Tierra, donde estamos más conectados y donde hemos ido descubriendo la belleza de la diferencia”, fue una de las frases que pronunció el padre Francisco de Roux, previo a recibir el doctorado honoris causa por parte del Sistema Universitario Jesuita, conformado por varios campus de la Universidad Iberoamericana y otros centros educativos.

De Roux es una reconocida figura en la construcción de la paz en Colombia y clave en la reconciliación y dignificación de las víctimas del conflicto armado en el país sudamericano.

“Después de haber vivido el conflicto armado interno en Colombia, yo vengo (a la ceremonia) con el sentimiento profundo de la presencia de las víctimas”, declaró el también economista y filósofo.

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Afirmó que durante 15 años estuvo en uno de los sitios más difíciles: Magdalena Medio, un territorio de aproximadamente 30 mil km cuadrados. También encabezó la Comisión de la Verdad, organismo creado en el marco del Acuerdo de Paz de la nación ahora presidida por Gustavo Petro.

Si bien no le gusta hablar de lo frío de las cifras del conflicto colombiano, sí las tiene muy claras: 51 mil secuestros, 120 mil jóvenes muertos entre el ejército, la guerrilla, los paramilitares y el campo de batalla, y 7.5 millones de desplazados, enumeró.

“Se entiende que el asunto no se reduce a números. Más bien, cada persona es un mundo con ilusiones, con sueños, con familia, con proyectos”, expresó.

Respecto a la violencia por la que atraviesa México, De Roux indicó que la nación debería comprender que la salida nunca son las armas.

“Ni de parte del Estado ni de parte de la sociedad civil (las armas no tendrían que ser la solución). Las armas llevan a la guerra”, acotó.

De Roux terminó su encuentro con la prensa, previo a su investidura, con la idea de que la construcción de la paz va más allá de la presentación de informes o documentos resolutivos.

“Nosotros sentimos en la Comisión de la Verdad que el trabajo no está terminado una vez que hicimos el Informe Final; al contrario, tenemos una base para conversar con el país (colombiano) mucho más sólida y una serie de pedagogías para compartir y seguir aprendiendo”, resaltó.

Construcción de agenda de paz

“La trayectoria, el testimonio y el compromiso de Francisco de Roux para no solo hablar de paz, sino de construir reconciliación y procesos de paz en medio de las balas, en medio de los grupos armados, me parece que son elementos para aprender, especialmente en México”, sostuvo Juan Luis Hernández Avendaño, rector de la Universidad Iberoamericana Torreón, como uno de los motivos para otorgarle el doctorado honoris causa al colombiano.

Hernández Avendaño recordó que la investidura también se da en la conmemoración del primer año del asesinato de los jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora en Chihuahua.

“Nuestro anhelo de revertir la violencia que impera en el país debe ser radical, como lo fue la apuesta de nuestros hermanos de Cerocahui (Chihuahua). Al recordar a Javier y a Joaquín el día de hoy (20 de junio), recordamos a todas las víctimas del país; y al celebrar a Francisco de Roux, reivindicamos que México puede y debe poner en el centro del debate público la reducción de la violencia inhumana. Para ello, es necesario contar con políticas públicas basadas en evidencia, con empatía hacia las víctimas y que construya paz con justicia, derechos, verdad y memoria”, escribió en este diario, en un artículo de opinión, Luis Arriaga Valenzuela, rector de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

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Hernández Avendaño agregó que el doctorado honoris causa se enmarca también en la construcción de agenda de las universidades jesuitas de un proceso de paz en México, la cual considera como uno de sus puntos importantes una “interlocución” con los candidatos que luchan por la presidencia del país.

“Creo que después de tres sexenios, no podemos tener otro más con la misma medicina y con más muertos y más desaparecidos”, sentenció el directivo.

Dignidad de las víctimas

Ya como doctorante por el Sistema Universitario Jesuita, De Roux firmó el libro de honor del organismo, en el que se le reconoció “su testimonio y contribución excepcional” en la construcción de paz con justicia.

“Su legado al presidir la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición ha sido una buena noticia para Colombia y América Latina al poner en el centro la dignidad de las víctimas”, concluyó el libro de honor.