Trastornos alimenticios: la idealización de los cuerpos perfectamente irreales
Por Aitana Vázquez Rios, estudiante de Licenciatura en Animación y Arte Digital del Tecnológico de Monterrey, c ampus Morelia
Foto: Pexels“Te ves mejor así flaquita”; “pero si comes bien poquito”; “te veías mejor antes”; “deberías cuidar lo que comes”. Esas, y otras más, son frases que, a menudo, le decimos a los demás por el simple hecho de su apariencia física o su forma de comer. Se ha normalizado opinar sobre nuestro cuerpo, que no nos damos cuenta de las consecuencias físicas y mentales que esto puede provocar.
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son aquellos que provocan anomalías severas en la ingesta de alimentos debido a alteraciones psicológicas sobre la percepción del cuerpo y la forma en la que comemos.
La anorexia y la bulimia nerviosas son algunos de los más comunes y tienen la tendencia de aparecer desde los inicios de la adolescencia, cuando el cuerpo, tanto de las mujeres como de los hombres, comienza a presentar una amplia serie de cambios.
Socialmente, hemos convertido estos trastornos en un tema tabú, las personas que los padecen son mal vistas, como si ellos mismos fueran los únicos causantes de provocarse daño. Muchos terminan escondiéndose y sufriendo en silencio.
Está mal decir que estos trastornos solo surgen porque nos queremos ver delgados y sacrificamos el comer para lograr ese objetivo, más allá de ese estigma y mucha de la responsabilidad la tienen las redes sociales.
Vivimos en una época donde las redes sociales se han vuelto parte indispensable de nuestro día a día, lo cual no está mal, pues la tecnología nos ha abierto paso a nuevas formas de comunicación y acceso a la información.
Lo que no es sano es creer que todo lo que vemos a través de la pantalla es real; cuerpos planos, caras simétricas, pieles sin acné, labios grandes, narices delgadas, entre otras cosas.
Socialmente hemos idealizado, sobre todo, la imagen de la mujer perfecta e inalcanzable que vemos a través de las redes sociales (aunque también les ocurre a los hombres). Así, se ha creado la idea de que solo con esa perfección seremos aceptados y nos sentiremos bien.
Los filtros, las fotos editadas y las famosas tallas cero nos han impedido concientizar a la sociedad sobre normalizar que cada cuerpo es diferente, cada persona tiene sus formas de cuidarse y no necesitamos un ideal de cómo debería ser nuestro cuerpo para poder comer sin culpa.
Por otro lado, cuando una persona padece estos trastornos alimenticios solemos invisibilizarla, no buscamos ayudarla, muchas veces, solo criticamos y creamos el estereotipo de que esa persona no se quiere a sí misma.
Pero ¿por qué es tan difícil amar nuestro cuerpo? La lucha por lograr querernos tal y como somos es un camino con altas y bajas, donde la mayoría de las veces nadie quedará conforme con cómo te ves.
La sociedad no le ha dado el lugar que merece a fomentar el amor propio y normalizar el hecho de que cada persona cuida de su salud a cómo lo necesite y come a como se sienta satisfecho.
Más allá de criticar nuestros cuerpos, enfoquémonos en procurar nuestro bienestar tanto físico como mental, dejemos de estar en la constante búsqueda del estereotipo de figura perfecta y encaminemos a fomentar la cultura de la autoaceptación y el amor propio.
Será difícil quitar el estereotipo colectivo, pero enfoquémonos en estar bien con nosotros mismos, amar y aceptar el cuerpo que nos deja caminar, bailar, hacer ejercicio y, sobre todo, disfrutemos cada comida sin pensar en una culpa, porque no hay culpa, solo el gozo de una buena comida.
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